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Un
curioso Biopic que no será excesivamente recordado ni hará una gran taquilla
pero que no debería caer en saco roto ya que merece y con creces la atención
del público. La no muy conocida figura de la pintora canadiense Maud Lewis (1903-1970),
una mujer cuya obra pictórica naif, colorista y de inspiración popular obtuvo
cierta fama en los 50 y 60 en El norte de EEUU y en Nueva Escocia (Canadá),
contenía bastante valor cinematográfico por tratarse de una típica historia de
superación personal tanto en el aspecto físico (Lewis pasó su vida gravemente
enferma de una severa artritis reumatoide que la convirtió en prácticamente una
discapacitada), como en el social (un entorno pobre y rural el de Nueva Escocia
en donde la pesca era el principal modo de subsistencia) como en el personal
(un matrimonio casi de conveniencia con un hombre simple y rudo que pese al
rechazo inicial terminó sucumbiendo ante el encanto de Maud). Rodada en los
bellos parajes costeros del sur de Canadá que se adueñan literalmente la
película con un tempo narrativo muy sutil y matizado puesto al servicio de un
realismo que consigue hacer creíble cada minuto del relato (independientemente
a la fidelidad o no de la historia original), el filme no sería el mismo sin la
participación de esa versátil actriz que es la británica Sally Hawkins, quien
realiza un estupendo trabajo dando vida y emotividad a una mujer que nació para
ser desgraciada pero que encontró la felicidad inesperadamente haciendo lo que más
le gustaba y que además le permitió vivir de ello.
Con
una puesta en escena austera pero reforzada por la excelente fotografía de Guy
Godfree, Maudie es un canto a la vida
que no cae ni en la pompa, ni el efectismo ni en la sensiblería y se limita con
tino a ofrecer una obra realista que no se anda con remilgos en mostrar
aspectos desagradables como las penurias de una grave enfermedad, el desprecio
a las personas o incluso la violencia de género. Pese a todo, su ritmo un tanto
mortecino y la excesiva supeditación de la historia prácticamente solo a dos
personajes hacen que al película se pierda demasiadas veces en si misma cayendo
en una reiteración que termina lastrando el conseguir mayores logros
cinematográficos. No obstante, la química de Hawkins con Ethan Hawke, que
interpreta excelentemente a Everett el tosco marido de Maud, esta muy bien
conseguida y cumple muy bien su objetivo, que es el de mostrar como va
evolucionando positivamente una relación que al principio se veía imposible. Puede
que no esté mucho tiempo en cartelera, por lo que conviene verla cuanto antes a
todos aquellos que deseen ver una historia bonita y diferente sin tampoco
excesivas pretensiones.