domingo, marzo 02, 2025

A COMPLETE UNKNOWN

 


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En toda esta vorágime de bipics de leyendas del rock era cuestión de tiempo que Bob Dylan tuviese su película. El mítico bardo de Minnesota no precisa de muchas presentaciones: huelga decir que el legado de su obra es de los más influyentes en la historia de la música popular, su carrera larguísima con momentos memorables y situaciones que influyeron por si solas en todo el devenir de la historia del rock y por ello cualquier película centrada en si figura sería inabarcable si tuviese que contarlo todo. No lo ha hecho (gran acierto) este A Complete Unknown ya que se ha centrado en los tres primeros años de carrera discográfica del músico que nació como Robert Allen Zimmerman, es decir, entre 1962 y 1965: unos años clave para él en donde nació y eclosionó como el cronista de la contracultura estadounidense, el gran renovador del folk norteamericano (que a principios de los 60 estaba renaciendo entre la juventud norteamericana) y en definitiva en un ídolo de masas con canciones con mensaje, contestatarias y que reflejaban los cambios sociales que se estaban dando no solo en EEUU sino en gran parte del mundo occidental. James Mangold, director todoterreno que comenzó como independiente y últimamente parecía centrado en franquicias comerciales (Lobezno, Indiana Jones) y que por cierto ya dirigió una biografía musical, la de Johnny Cash (Walk the Line, 2005)- quien también aparece en este filme- ha realizado un estupendo trabajo, el mejor suyo en mucho tiempo, sustentado en una cuidad y perfecta ambientación de la época, una preponderancia total de las canciones de Dylan durante todo el film, un estupendo guión (firmado junto con Jay Cocks) y la genial interpretación de esa realidad que es ya Timothée Chalamet, quien se emte literalmente dentro de Bob Dylan y a buen seguro ha conseguido un antes y un después en su carrera.

El leiv motiv de la historia de A Complete Unknown es mostrar como se forjó el propio Bob Dylan como músico y personaje trascendiendo lo meramente musical para ser un referente en aquellos primeros 60 en donde muchas cosas ocurrían en Estados Unidos, poco antes de la muerte de Kennedy. La película en ese sentido es más una crónica histórica con el paralelismo de la historia del propio Dylan y un momento clave eb su cerera: su paso en 1965 de cantautor folk acústico a iniciador del folk rock con guitarra eléctrica en ristre y una banda de rock and roll de acompañamiento, cambio que inicialmente no fue aceptado por gran parte de sus seguidores ni por sus allegados, pero que reflejaba la evolución que América experimentaba hacia los tiempos modernos en medio de una lucha por los derechos civiles y las libertades sin precedentes en la historia norteamericana que de alguna manera dejaba atrás el americanismo más tradicional. Chalamet, quien interpreta todas las canciones del músico en el filme y lo hace estupendamente, hace perfectamente creíble ese muchacho afectado, arrogante, un tanto indeciso, de trato no muy fácil tanto para parejas como para amigos y colaboradores y siempre muy, muy enigmático (sus primeros datos biográficos fueron falsos e inventados por él) pero siempre convencido de lo que hacía. La vida sentimental del cantautor parece aquí como clave en el moldeamiento de su personalidad: primero superado por una mujer inteligente y comprensiva, llamada en el filme Sylvie Russo (trasunto de la verdadera primera novia de Dylan Suze Rotolo) (Elle Fanning) que no pudo seguirle el paso, y después fracasando de nuevo con una joven de enorme personalidad y talento como Joan Baez (Monica Barbado) cuya admiración mutua no sirvió para consolidar la relación. La amistad y veneración de Bob a sus maestros musicales, Pete Seeger (un excelente Edward Norton) y el gran Woody Guthrie (Scoof McNairy) por entonces enfermo casi terminal, es tratada aquí también como clave, sobre todo con Seeger, quien vió en Dylan todo lo que él no pudo conseguir con su música.

Una estupenda recreación de los conciertos y actuaciones (incluidas las de las varias ediciones del mítico festival de Newport y el casi mitológico primer y accidentado concierto eléctrico de Dylan), una estupenda plasmación de las calles de la América de principios de los 60, muchos personajes de la escena musical popular americana de entonces, y sobre todo la presencia de temas míticos de Bob Dylan cantados por Timothée Chalamet (están casi todos los de aquella época: A Hard Rain is Gonna Fall, Masters of War, It Ain´t Me Babe, The Times They Are a- Changin, Blowin in the Wind, Maggie´s Farm, Like a Rolling Stone y muchos otros) dan alas a una película honesta y disfrutable que no requiere de la condición de ser fan de Dylan pero que posiblemente haga aumentar el interés por el legendario músico a nuevas generaciones:  

domingo, febrero 23, 2025

EMILIA PEREZ

 


*** y 1/2

Ya se que llega tarde esta crítica de una de las películas más vistas en España en los últimos meses, pero hasta ahora no ha habido tiempo y oportunidades para verla. El insólito fenómeno en forma de una actriz transexual que ha roto barreras- y ha sido justamente premiada además como mejor actriz en varios certámenes (Premios del Cine Europeo, Festival de Cannes)- ha sido el principal reclamo de esta curiosa y estimulante película francesa con cierta vocación internacionalista (rodada en castellano e inglés en su mayor parte en Francia con un reparto con estadounidenses, españoles, mexicanos, venezolanos o israelíes y ambientada en el país azteca en el que prácticamente no han rodado nada salvo algunos exteriores) y que viene a reciclar- una vez más- el género del cine musical bajo una perspectiva un tanto caricaturesca y manierista principalmente para adecuar el tono un tanto exagerado pero sugerente de su original argumento. C (Los Hermanos Sisters (2019),sorprendente western) competente realizador de cierto regusto hollywoodiense, dirige con soltura y mucho acierto un producto esforzado y muy exigente desde el punto de vista técnico (muchos números musicales con sus coreografías, estética videoclipera y publicitaria, barroquismo a veces almodovariano y oras veces a lo John Waters, montaje complejo) pero que pese a contar con guión ingenioso y a veces audaz muchas veces no logra dar el tono de una historia que no se sabe si se toma o no en serio a si misma -si la respuesta fuera no, tendríamos claro que se trata de una obra genial, pero es que no se sabe a que carta quedarse- y por otra parte su banda sonora, firmada por Clément Ducol y Camille Dalmais resulta irregular en sus temas, aunque la mayor parte de los momentos de tonada sean asombrosos y logrados: pero no nos engañemos, a veces resultan algo previsibles dentro del género pero con momentos de innovación dignos de mención, como la sutil conversión de algunos diálogos hablados en basa rítmica de las canciones.

Jacques Audiard, además de fijar su mirada en Almodóvar y Waters- en realidad referencias más estilísticas que otra cosa- recurre como en otras ocasiones en su filmografía a los hermanos Coen o Tarantino en lo que se refiere al trasfondo de la historia: el sórdido mundo del narcotráfico mexicano, tocado aquí con cierta ironía-desdramatización-pseudomitificación (ese tratamiento del mundo del crimen es algo de lo que saben mucho los cineastas antes mencionados). Un influyente y millonario capo de la droga mexicano Juan “Manitas” Del Monte decide retirarse del negocio y fingir su muerte pasando a vivir con una nueva identidad convirtiéndose en mujer mediante una operación de reasignación de género. Como Emilia Pérez (Carla Sofía Gascón se encarga del personaje en ambos momentos con total credibilidad) el antiguo narcotraficante deviene en una rica filántropa que funda una ONG para encontrar a víctimas del mundo del narco – la mayor parte matadas por ella misma en su anterior identidad, logrando ser una mujer influyente y apriciada en su país. En todo ese embrollo Manitas-Emilia ha contado con la colaboración de la joven e idealista abogada Rita Mora Castro (Zoe Saldaña, su mejor papel hasta la fecha) que aunque escéptica y casi nada convencida accede a ser peón clave del plan de blanqueamiento de la protagonista, pero pronto las cosas empezarán a complicarse para ambas ya que un tercer vertice, Jessica (Selena Gómez) la supuesta viuda del narco, tendrá también algo que decir.

Pese a todas sus virtudes, entre las que se encuentra también unos actores-cantantes convincentes en ambos roles sobre todo Zoe Saldaña que nos muestra su formación musical y de bailarina- este musical con historia y tono propio de un narcocorrido, esta lastrado por su cierta irregularidad y todo lo antes mencionado que le impide ser un filme con excelencia. Pero nada quita para que el público se deleite con un vistoso espectáculo visual y una historia atractiva e interesante.

domingo, febrero 16, 2025

VERMIGLIO

 


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Premiada con el Gran Premio del Jurado en la Mostra de Venecia y nominada al Oscar a mejor película internacional, Vermiglio recupera esencias del cine costumbrista rural europeo y del neorrealismo italiano para ofrecer una historia cautivadora tanto en su mensaje de crítica transtemporal como en su forma de excelso filme naturalista y crudo en donde escuchando las palabras de su personajes y viendo sus acciones -la mayoría de las veces silenciosas- tenemos el testimonio de una época (últimos años de la II Guerra Mundial) y de un lugar (una remota aldea de los Alpes italianos) en donde el tradicionalismo y el aislamiento de la sociedad más moderna terminaron afectando totalmente a las gentes que allí vivían sumiéndoles en un estado en donde la evolución y el progreso eran una quimera. Pero siempre habrá pequeñas rebeliones y trangresiones, aunque al fin de cuentas queden anuladas por un entorno opaco ya asfixiante. Esto lo refleja muy bien esta película, segundo largo de ficción de su directora Maura Delpero, quien se ha inspirado en la historia de su familia y ha conseguido un filme bello e intenso a la vez que gélido y dirigido con maestría.

La historia se desarrolla en un año en sus cuatro estaciones comenzando con un crudo invierno en donde la extensa familia del maestro local de la pequeña aldea donde mayor parte de sus jóvenes están en el frente. Precisamente la llegada de dos desertores del ejército, escondidos de las autoridades militares, romperá la rutina local y la vida de la familia del maestro Cesare Graziadei (Tomasso Ragno) cuando su hija Lucia (Martina Scrinzi) inicie una relación al principio a escondidas con el soldado Attillo (Santiago Fontdevila). Cesare, muy preocupado por sus hijos y su futuro (tanto como padre como maestro) pero siempre dentro del riguroso concepto educativo de mediados del siglo XX, advierte de ciertos pequeños cambios en estos (no solo en Lucia) y es que muchos, especialmente las chicas, quieren que las cosas sean diferentes. El adolescente Dino (Patrick Gardener), el mayor de los varones, se rebela ante las imposiciones paternas, Ada (Rachele Potrich) vive atormentada por sus sentimientos religiosos en conflicto con su incipiente sexualidad aún no definida y el temor al pecado y la madre Adele (Roberta Rovelli) ve con resignación seguir aumentando la familia y aceptar los vaivenes del destino. El patriarca, un hombre en realidad sensible y amante de la poesía, la literatura y la música, no parece encontrar el rumbo de la familia en medio de un entorno hermético y esquivo. Muchas de las escenas tiene un enorme componente visual que hace que el frío clima alpino y las imágenes de las montañas nevadas sean un elemento fundamental de una historia precisamente áspera y gélida pero también al mismo tiempo humana, cálida y tierna. Puede tener sus opciones en los Oscar este filme que muestra nuevamente los excelentes productos que últimamente vienen desde el cine italiano.

domingo, febrero 09, 2025

MARIA CALLAS (MARIA)

 


** y 1/2

Se esperaba con entusiasmo el biopic de la gran diva de la ópera por excelencia, la grecoamericana Maria Callas (1923-1977) pero las expectativas solo se han visto cumplidas en parte. Parecía un papel genial par una actriz intensa, eficaz, versátil y con glamour como Angelina Jolie, pero la propia intérprete, que realiza un excelente trabajo, parece querer comerse el personaje desde el minuto uno de la película, casi como tratándonos de recordar que ella es ahora la imagen de María Callas y que el público ha de recordar a partir de ahora la imagen de la intérprete operística con los rasgos de Jolie. Insistiendo una vez más que no es culpa de la actriz lo descafeinada que resulta a veces esta biografía hay que referirse a las pretensiones de este filme, que son las de trazar un retrato psicológico de la Callas a través de las vivencias en sus últimos días de vida -prácticamente solo con la única compañía de su servicio, amargada, con dependencia a los fármacos- con insertos-flashbacks desigualmente resueltos pero que cuando funcionan son de lo mejor del filme. El chileno Pablo Larrain, eficiente director que fuera de su país ya ha dirigido dos biopics de mujeres célebres del siglo XX con similares pretensiones (Jackie, sobre Jackie Kennedy y Spencer, sobre Diana de Gales) hace un muy esforzado trabajo otorgando un cuidado estilo arty y casi documental con fotografía retro chillona setentera (la mayor parte del filme transcurre claro está en 1977) y blanco y negro en varios saltos atrás temporales, pero el guión y el desarrollo de la historia son morosos y con la perenne sensación que no se está explotando del todo a un personaje tan complejo y fascinante como María Callas.

El neófito sobre la figura de la prima donna griega no terminará sabiendo mucho de ella con este filme; lo que no impide que ya desde el punto de vista cinematográfico no puedan degustarse muchos buenos momentos principalmente servidos por la buena interpretación de Angelina Jolie y, por que no, con los muchos fragmentos de piezas interpretadas por la propia soprano que son todo un deleite. Hay que decir que los escasos momentos en que al película se pone en serio con la atormentada personalidad de la Callas son también bastante de recibo (sus fobias, los recuerdos de su juventud desdichada, su incapacidad para mantener relaciones amorosas como mandan los cánones) aunque recursos como las visiones y delirios por el excesivo consumo de medicamentos son desiguales: es sugerente el eprsonaje del periodista imaginario y biógrafo Mandrax (Kodi Smit-McPhee) pero su “reencuentro” con personas de su pasado muertas en realidad lo que es aportar no aportan ni dicen nada. Sus escenas con Onassis (Haluk Bilginer, que está clavado) aunque previsibles, tiene su aquel, cosa que no se puede decir de lo tramposos que resultan sus encuentros con los Kennedy (Caspar Philipson haciendo por enésima vez de JFK), A ratos interesante, otros tediosa, esta María Callas no pasará a la historia como un gran biografía cinematográfica.

lunes, febrero 03, 2025

MEMORIAS DE UN CARACOL (MEMOIR OF A SNAIL)

 


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El cine de animación para adultos ha dado muchas joyas a la historia del cine (muchas de las mejores películas animadas de todos los tiempos estaban pensadas y dirigidas para el público adulto), daría para largo enumerarlas, pero en los últimos años no se había estrenado un filme de estas características tan maravilloso como este. Usando la vieja técnica de la claymation (animación de figuras de plastilina), procedimiento que artísticamente casi siempre da mucho de sí, esta producción australiana consigue narrar una historia tierna, cruel, conmovedora, sarcástica, crítica, divertida y sobre todo muy humana que indaga en los más profundos sentimientos y reflexiones sobre el aislamiento humano y sobre todo aquello que hace que como los caracoles nos encerremos en nuestro propio mundo. La soledad y la tristeza pocas veces habían aparecido de manera tan delicada y sutil, con comprensión, sin ambages pero con mucha, mucha esperanza; bajo una perspectiva infantil- la de su protagonista, Grace- pero conectable con todas las edades: de ahí su inmediata sencillez que hace de esta historia, que no escatima en momentos más o menos terribles, una muy grata experiencia. Memorias de un Caracol es un cuento de hadas para adultos del que se sacan muy ilustrativas lecturas. Dirige y guioniza el especialista en animación stop motion Adam Elliot, quien ha realizado un estupendo trabajo en todos los sentidos: técnicamente es impecable (un esfuerzo de producción muy grande realizando un filme de estas características) y su libreto es sensacional y muy trabajado. La nominación al Oscar a la mejor película animada (se merecía alguna más) es uno de los numeroso reconocimientos que ha ido recogiendo esta película.

La protagonista, Grace Pudel, es al inciico de la películauna mujer de treintaytantos años o puede que ya cuarenta) que va narrando su vida a lo largo de loas décadas de lo 70, 80 y 90 del siglo XX: marcada indudablemente por su infancia (como casi todo el mundo), Grace creció en una bizarra y caricaturesca Australia (y el mundo en general) de cómic o de dibujos animados, sin madre desde su nacimiento, con un padre aspirante a ilusionista que devino en un ser fracasado y pelín grotesco pero de gran corazón y volcado con sus hijos que fallece cuando ella y su hermano mellizo Gilbert eran aún unos niños. Muy unida a su hermano, un niño vital e idealista que apira también a ser cómico callejero, pronto se separará d él cuando ambos sean enviados a diferentes hogares de acogida, ocasionando en Grace- ya de por si un ser retraido y muy emocional siempre víctima de bulling - una total tristeza y aislamiento del mundo. El amor de la muchacha por los caracoles- en una concha como ella- y la irrupción en su vida de Pinky, una vital y caótica anciana que será durante mucho tiempo su única amiga harán cambiar algo su existencia, pero siempre habrá dificultades, traspiés y maldad de otras personas. Sería muy difícil describir los muchos matices de sensibilidad y crítica social y antropológica de esta tragicómica historia, es preciso que sean captados cada uno a su manera por el espectador y que el/ella atrapen y sientan todos los mensajes. Imágenes en colores muchas veces tenues en concordancia con lso aspectos más grises de la historia que dan paso en bastantes ocasiones a tonalidades más alegres, un cuidado diseño de personajes que le debe mucho a Tim Burton y variados homenajes que van desde el mundo de la literatura hasta otros aspectos de la cultura pop estén presentes en un filme que burla burlando se ha convertido en lo mejor de lo producido en 2024.


domingo, febrero 02, 2025

THE BRUTALIST

 


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Regresando a un cine de época de grandes dimensiones y con mensaje, The Brutalist ya se ha convertido en una de las mejores películas de 2025 y en un serio candidato para los Oscar. Una inesperada obra maestra que encumbra a su joven director, Brady Corbet (Vox Lux) proyectándole en lo que puede ser una exitosa carrera llena de hallazgos. Con más de tres horas de duración y presentada con una estructura casi de libro- de libro-catálogo de arte- con obertura, dos partes, un epílogo y en el medio un intermedio de quince minutos de descanso (si, como las pelis largas de antaño) cronometrado en la pantalla (trampantojos manierísticos que hacen de este filme una experiencia casi diferente), la película es en sí un drama de superación y lucha personal muy bien contado que pretende además contextualizar y vincular la historia de su protagonista, un ficticio gran arquitecto húngaro llamado László Tóth (Adrien Brody), con los vaivenes y los cambios históricos de la segunda mitad del siglo XX en el mundo occidental. El mensaje de lucha por la afirmación personal contra las dificultades de todo tipo y la guerra entre la honestidad y la codicia recorre esta más que interesante historia cuya intensidad dramática se mantiene constante durante todo el extenso metraje y en donde se logra empatizar al completo con el personaje de Tóth, cuya historia se describe desde 1947 hasta 1980, gracias a la sensacional interpretación de Brody, posiblemente su mejor trabajo desde The Pianist incluso superándolo: una actuación desgarrada para dar vida a un hombre deseoso de volver a alcanzar grandes cotas tras caer en desgracia y en recuperar la felicidad junto con una esposa (Felicity Jones, también muy bien) que se ha convertido tras las penurias de la guerra un ser muy diferente, todo ello mientras combate las contradicciones y las dificultades de su nuevo país de residencia, Estados Unidos, un entorno descrito como hipócrita y egoísta.

Podría decirse que tal y como se presenta The Brutalist es un falso biopic- ahora que vuelven a estar tan de moda los biopics- con una biografía con momentos épicos que tanto gusta al público: László Tóth, húngaro de origen judío que ha sobrevivido a campos de concentración en la II Guerra Mundial- se encuentra en la postguerra en Philadelphia colocado modestamnte como empleado de una empresa de decoración y mobiliario regentada por un primo suyo emigrado a USA años atrás y dejando atrás su pasado como brillante arquitecto de la escuela Bahaus. El golpe de gracia para salir de la pobreza y de empleos precarios y en definitiva de su condición de inmigrante invisible es un excelente trabajo que hace en la biblioteca de un millonario, Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce) que no tarda en encargarle un megalómano y ambicioso proyecto arquitectónico al enterarse de su pasado. Todo parece sonrreirle ahora a László, incluyendo el reencuentro con su mujer, otro ser destrozado por una época de injusticia, pero no todo podría ser tan sencillo en los EEUU de la segunda mitad del siglo XX. Las críticas al capitalismo más descarnado y la utilización del talento de als personas en beneficio propio están presentes en todo momento en medio de una puesta en escena de bastante regusto europeo y muchas veces arty y en ocasiones casi experimental -como dijimos, el propio estilo narrativo ya lo es- que en ningún momento se muestra pedante y si podemos decir que esta llena de humanismo y cierto aliento poético. No son pocas las escenas que con o sin diálogos (o incluso sin personas) dan que pensar, conmueven o inquietan. La película consigue ser un buen muestrario de emociones y miedos humanos y una ilustración de como la intolerancia, el orgullo, la avaricia y el odio al diferente pueden ser unas armas letales aunque puedan ser empleados sutilmente: el personaje de Van Buren con un Guy Pearce que ha obtenido una merecida nominación al Oscar a mejor actor de reparto, es la encarnación de todos los defectos de la opulencia americana. Una apuesta muy segura para ir a ver una gran película, The Brutalist es un filme inteligente, diferente y recomendable al cien por cien.

lunes, enero 27, 2025

COMO HACERSE MILLONARIO ANTES DE QUE MUERA LA ABUELA (LAHN MA)

 


**** y 1/2

Aunque parece haber entrado por la puerta de atrás en cuanto a estrenos, sería un pecado para cualquier cinéfilo perderse este magnífico drama humanista con algunos toques de comedia de nacionalidad tailandesa, una filmografía casi desconocida en occidente que esta visto que puede dar excelentes películas. Siguiendo el estilo chino o coreano del melodrama este filme apuesta por un elemento aleccionador y moralista en forma de historia de maduración y de canto al entendimiento intergeneracional. M (Putthipong Assaratanakul) un chaval de 20 años se presta a cuidar en su último año de vida a su abuela enferma de cáncer (Usha Seamkhum) con la finalidad principal de poder heredar su supuesta fortuna, pero poco a poco su percepción cambiará al estrecharse los lazos con su abuela y al ver su vida y la de los ancianos en general como algo que cualquier generación posterior debe tener en cuenta. La historia y el mensaje son universales y esto es lo que destaca sobre manera en la película, pero la forma narrativa oriental hacen de esta historia algo más bello si cabe con su tono de fábula.

Una película de personajes, Lahn Ma, presenta diferentes caracteres (los hijos, los hijos políticos, los nietos, hermanos) en medio de conflictos familiares por el bienestar y las circunstancias de la abuela (el tema del dinero, quien se encarga del cuidado) que pueden ser identificables para el público de cualquier país o cultura; y en medio de todo esto, la figura del joven M, que representa la nueva visión en un país tradicionalista, se antoja clave: la evolución de la relación con su abuela será cada vez más cercana y entrañable, descubriendo en esa anciana obstinada y con las ideas muy claras un ser de enorme valor y cuya perdida será irreparable. Ambos intérpretes están francamente bien, sensacionales, haciendo de sus roles algo muy emotivo y entrañable. No faltan momentos bellos y tiernos en este filme con otros más ásperos y dramáticos y agradables insertos comediáticos. Esperemosque esta pequeña maravilla este un buen tiempo en cartelera.

lunes, enero 20, 2025

A REAL PAIN

 


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Pequeña gran película la que ha supuesto el debut como director de Jesse Eisenberg, un drama con ribetes de comedia que de una sutil y curiosa manera llega a conmover, siempre desde una perspectiva introspectiva y a través de la dialéctica entre sus dos protagonistas. Dos primos cuarentones norteamericanos de origen judio-polaco, muy unidos desde niños pero aparentemente bastante diferentes el uno del otro más que nada por sus situaciones personales actuales, llevan a cabo un viaje de iniciación-reencuentro con sus raíces cuando visitan Polonia y sus diferentes guetos y campos de exterminio nazi, con el fin último de visitar la casa natal de su abuela paterna. El calmado y metódico David (el propio Eisenberg) trata de que el viaje guiado -en el que participan varios ciudadanos norteamericanos deseosos de conocer el desdichado pasado del pueblo judío en la II Guerra Munial- sea para los dos primos Kaplan una experiencia enriquecedora par ambos, tanto para estrechar lazos familiares como para encontrar el significado del legado de su familia, pero Benji (Kieran Culkin) es un ser inmaduro, bipolar e irresponsable a veces que pone en vergüenza a su primo y amenaza con desmoronar todo el sentido de un viaje tan especial.

Filmada íntegramente en Polonia y con escaso presupuesto, A Real Pain es un tratado de relaciones personales en situaciones personales desfavorables, visto todo desde el prisma de dos jóvenes que tratan de dominar sus sentimientos en un contexto con mucha significación emotiva con diferentes resultados: mientras uno por su personalidad trata de moderarse y de esconder sus propios sentires, el otro por sus problemas mentales es incapaz de esconder nada y expresa inconvenientemente todos sus pensamientos, consecuencia de grandes sufrimientos internos llevando a cabo un comportamiento muchas veces inadecuado, para horror de su primo. Kieran Culkin está estupendo en su rol de un muchacho mentalmente inestable pero muy lúcido al mismo tiempo y brinda unos momentos interpretativos de antología. Los diálogos y las situaciones son realistas y muy cuidadas y todo funciona perfectamente en una producción de estudio vestida con ropajes de cine indie americano con elementos de cine europeo. No merece pasar desapercibida esta película aunque muy posiblemente tenga una presencia en pantalla más prolongada de lo que se pueda pensar un principio.

domingo, enero 12, 2025

LA LUZ QUE IMAGINAMOS (ALL WE IMAGINE AS LIGHT)

 


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El cine indio no es solo las grandes producciones musicales que caracterizan estereotipadamente a la industria cinematográfica del subcontinente de cara al exterior, existe cine indio de distintos pelajes y entre ellos está también un cine social y costumbrista que tiene cada vez mayor repercusión fuera de dicho país. A esta categoría pertenece la película de la India con más galardones y mejores críticas internacionales en los últimos años, un drama dirigido por una mujer (Payal Kapadia) y con tres mujeres de diferentes generaciones como personajes centrales que viene a ilustrar la difícil situación de la población femenina en el país en un filme esforzado y muy matizado en su guion y sus diálogos que recibió el premio especial del jurado en el último festival de Cannes. Siendo una coproducción de India con diversos países europeos (Francia, Luxemburgo y Holanda) este filme ha contado con más medios de los habituales en su país para ser un drama social y su acabado final es claramente el de una película occidental (en la India no la han seleccionado como precandidata de los Oscar por ser “demasiado europea”) lo que no le impide según palabras de su directora de ser una película que refleja una realidad bastante sangrante en dicho territorio (al margen de eso, en la película- presumiblemente solo en su versión internacional - hay besos, desnudos femeninos y escenas de sexo, algo impensable y prohibido en el cine indio), y es que La Luz que Imaginamos, es cine-testimonio de alta graduación y que utilizando un ritmo pausado y buen trabajo actoral termina por convencer y conmover al espectador pese a que tarda en hacerlo ya que su guion varias veces da pasos en falso para recomponerse después.

Prahbda (Kani Kusruti) una enfermera de cerca de 40 años vive entregada a su trabajo en un pequeño hospital de Mumbai mientras comparte piso con Anu (Divia Prahbda) una veinteañera con un novio musulmán que tiene a espaldas de su familia, que desea casarla con un hombre hindú. Prahbda recibe por correo un anodino regalo de su marido residente en Alemania, fruto de un matrimonio concertado y al que apenas conoce, lo cual le hace plantearse se esa la vida que quiere, si es realmente feliz y cual es el destino de una mujer en la India, reflexiones que también compartirá con Anu, empeñada en conseguir una relación más pasional, sexual e íntima con Shiaz (Hridhu Haroon) algo que debido a los convencionalismos sociales del país y su propia situación familiar (derivada de lo anterior)- no le será nada fácil. Parbaty (Chhaya Kadam) compañera de trabajo que corre peligro de quedarse sin la chabola enla que vive a causa de la construcción de unos rascacielos, completa un terceto de mujeres desorientadas y limitadas por una estructura socio-religiosa que tratará de buscar apoyo y respuestas entre ellas tres. El filme apuesta por la introspección (especialmente en el personaje de Prahbda) y ciertos giros de guion para componer un relato interesante y honesto en donde pese a que todo se ve negro también hay cierto poso de esperanza. Un muy buen ejemplo de los capacidades de la industria cinematográfica india (la más productiva del mundo) y de como cinematografías no occidentales con generalmente limitado acceso a salas de otros países pueden ser universalmente atrayentes.

lunes, enero 06, 2025

PARTHENOPE

 


*** y 1/2


Paolo Sorrentino se convirtió hace unos años en el director italiano más internacional y admirado por crítica y público con filmes como Il Divo (2008) o La Gran Belleza (2013) en donde la esencia histórica del cine italiano, desde el neorrealismo hasta la comedia satírica estaba presente casi en modo homenaje pero con señas propias de identidad autorales que lo entroncaban con el cine del siglo XXI. Así, paralelamente el realizador napolitano se adentró con una voluntad más internacionalista en el cine rodado en inglés con estrellas anglosajonas con películas como This Must Be the Place (2011) o Youth (2015) las cuales no tuvieron tanta repercusión en Europa como su cine rodado en italiano lo cual es enormemente significativo. Y es que Sorrentino, cuando como en este película que nos ocupa se viste con los ropajes de retratista metafísico de las esencias culturales y sociales italianas con su poso felliniano (nos vuelve a la cabeza aquel genial pastiche contemporáneo del director de Rimini que fue La Gran Belleza) y crítico-satírico se encuentra como pez en el agua aunque en esta ocasión ande menos atinado; Parthenope es una bonita fábula desarrollada durante 73 años que halla logros en cuanto a conseguir que su personaje central -una bella mujer que intenta encontrar su lugar en un mundo decadente y a veces grotesco condicionada por su desbordante personalidad y su hermoso aspecto físico- consigue adueñarse de todos los recovecos de una historia alegórica, extraña y ambigua pero con encanto pero sin embargo falla a veces al no lograr una cierta credibilidad en su propuesta más allá de l anécdota simbólica y de oscuro relato romántico. Nápoles, ciudad natal del director, es como la Roma de La Gran Belleza, el escenario decadentemente bello y tratado con amor (pero con amplio elemento crítico cargado de burlón cinismo) del relato, un protagonista más que parece condicionar y poseer a Parthenope (Celleste Dalla Porta), una muchacha nacida en el mar en 1950 cuya trayectoria vital se mueve entre el deseo de amar y ser amada, las ventajas de ser deseada por todos, las ansias de ser algo más que una fachada y todo el cataclismo que, consciente o inconscientemente, provoca su relación con los demás. Una historia plenamente mediterránea en donde la imagen cumple un papel fundamental:la faceta de realizador publicitario de Sorrentino se aprecia en una fotografía artística, pulcra, manierista y cuidada obra de Daria D´Antonio y una puesta en escena pictórica -ayudada por la atmósfera costera y azul napolitana- que resulta una delicia.

Celleste Dalla Porta, una joven actriz con brillante porvenir, consigue una Parthenope que logra encarnar las contradicciones de la Italia sureña, una región lastrada por su pasado de pobreza y por multitud de elementos negativos (la poca ambición de sus gentes, la influencia negativa del conservadurismo religioso y un fervor católico a veces desmedido, un trato desfavorable a la mujer en el periodo de postguerra, el poder de la Camorra) pero que como Parthenope, luchó desde el fin de la II Guerra Mundial por salir de la mediocridad: esta alegoría entre la maduración personal de la protagonista y la evolución de una región es lo mejor conseguido en este filme, pero los vericuetos en los que se mete a veces no ayudan a construir una historia poderosa y verdaderamente atrayente. Paolo Sorrentino tal vez se recrea demasiado en su protagonista, un materialización de la belleza mediterránea, y en su afán esteticista su omnipresencia en ocasiones no transmite demasiado aunque la mayoría de las veces Dalla Porta este espléndida. La imaginería surrealista italiana via Fellini se encuentra en curioso momentos en los que lo bizarro hace acto de presencia, en ese sentido su iconografía además del legendario realizador antes mencionado, remite de alguna manera al imaginario del mundo del cómic, concretamente del dibujante de Milo Manara (que también llegó a colaborar con Fellini) y por que no, Alejandro Jodorowsky: las escenas con el estrambótico cardenal encarnado por Peppe Lanzetta, el monstruosamente obeso muchacho hijo del profesor Marotta (Silvio Orlando) o la inquietante diva enmascarada (Luisa Ranieri) son muestras de una iconografía tremendista y surreal. No obstante, la película no deja de funcionar en ningún moemnto como una historia romántica en donde la búsqueda del amor y la felicidad, en su sentido máximo, es uno de los temas fundamentales. Al final, una madura Parthenope (la gran Stefania Sandrelli) hará balance de su vida en un Napoles sin remedio en donde los tifossi de la ciudad parecen a ver encontrado la felicidad total en otra cosa. No tan lograda como en otras ocasiones pero otra estupenda película de Paolo Sorrentino.