*** y 1/2
Antes de nada, hay que señalar que el absurdo título español que
se ha asignado a esta película no solo ignora la buena ocurrencia del título
en italiano y su traducción al inglés en lo que esta siendo su título
internacional (The Nest), sino que pone un frontispicio comercial, manido y de
chichinabo que ni hace justicia a lo que se ve y además anglosajoniza sin venir
a cuanto. Y ya en lo que nos ocupa, este brillante filme de terror italiano
tiene no solo elementos de sobra para entusiasmar a los amantes del terror
psicológico bien hecho y sin los golpes efectistas del mediocre género de
horror de la actualidad, sino para gustar y mucho a todo cinéfilo. Otra cosa es
que su propuesta no se captada en su plenitud ya que esta es una película que
tratando de hacer diversos aunque sutiles homenajes al género se pierde a veces
en la vaguedad y francamente llega a despistar, pero su excelente desenvoltura
narrativa y el manejo del suspense impiden que el espectador en ningún momento
abandone la atención y en cambio hacen que siga con tensión el transcurso de esta
curiosa historia.
Aunque el cine de terror italiano dio pequeñas joyas
en los 70 y 80 en realidad el realizador
Roberto De Feo no se postula como continuador estilístico de Mario Bava o Dario
Argento sino que opta por un tono más ecléctico (y anglosajón) recurriendo a diferentes
elementos del género (la mansión gótica,
los personajes siniestros, el niño inocente en peligro, la amenaza latente) que
lejos de conformar ningún pastiche constituyen un deslumbrante e inquietante
puzzle que juega con el espectador y ofrece al final una coda relativamente
inesperada que aunque puede dejar con dudas un visionado atento puede
aclararlas. El relato nos muestra a una extraña comunidad de adultos que reside
en una enorme mansión de la que tienen autoprohibido el salir y que parece
estar muy preocupada en el bienestar del miembro más joven del clan, el pequeño
de once años Samuel (Justin Korvkin), un niño que sufre parálisis en sus piernas
y que ha crecido aislado en la casa tras un accidente de coche en el que murió
su padre al intentar salir de la aislada finca. Elena (Francesca Cavallin), la madre
de Samuel sobreprotege a su retoño al que también le da una exquisita educación
mientras exhibe un gélido comportamiento. La llegada de una nueva criada, la adolescente
Denise (Ginevra Francesconi) supondrá una pequeña revolución para Samuel y las
cosas para él y para el resto de ocupantes de la casa comenzarán a cambiar.
Con una fotografía brillante y pictórica y una atmósfera
muy opresiva y telúrica, Il Nido
apuesta desde el primer momento por el horror elaborado de corte psicológico aunque
eso si con incursiones estilísticas de otras ramas del género que aunque bien
insertadas puede pecar de concesivas a la comercialidad. No obstante la película
evoluciona muy bien en su inquietante
relato con unas interpretaciones de relieve en donde destacan sus los jóvenes Korvkin
y Francesconi como los pilares de un relato lleno de señales inquietantes que muestra
elementos del mundo de los ritos y sectas, referencias a la obra del Edgar
Allan Poe más fantasmagórico y alguna conexión con títulos tan variados como Los Otros, Los Inmortales, Otra vuelta
de Tuerca o El Resplandor. También
hay que destacar dentro del reparto a una soberbia Francesca Cavallin como una abnegada
pero terrorífica madre y Maurizio Lombardi como un siniestro médico con
momentos verdaderamente sublimes. El cine de terror aún puede ofrecer buenas
experiencias.