**** y 1/2
Bastantes años después del fin de ETA las obras de ficción sobre la actividad de la banda van floreciendo lo cual es un indicativo de la adquisición de normalidad con respecto a una situación pasada que durante bastantes años fue insostenible y angustiosa. Una historia real es lo que ha dado base al nuevo largometraje- el quinto- de Arantxa Echevarría, la increíble crónica de una joven policía nacional que durante 8 años en la década de los 90 del siglo XX estuvo infiltrada en los ambientes de la llamada izquierda abertzale, concretamente en Donostia, colaborando decisivamente en la desarticulación del comando Donosti: El axioma “más increíble que la ficción” ha movido la narración de esta sólida película que apostando por recursos del thriller y la ficción policial pero sin olvidar de modo alguno el drama (social, por el contexto socio político de la historia, y psicológico, por las vivencias y dificultades internas y externas de su protagonista) y por supuesto el cine político consigue una historia mayúsucla y mucho más que interesante que refuerza la buena posición que esta adquiriendo Echevarría dentro del cine español. La realizadora bilbaina se esta revelando como una directora fuera de serie con muchos argumentos cinematográficos y demostrando ser además una eminente narradora a la que parece que no hay género que se le resista -aunque en la comedia, como la que cultivó en su anterior filme Políticamente Incorrectos estrenada también en 2024, aún le falte tino- y que sabe como hacer películas muy degustables por el público. La Inflitrada es por el momento su mejor película y tal vez también sea hasta día de hoy la mejor película de ficción que se ha hecho sobre ETA.
El papel de la agente de la Policía Nacional conocida en esta película como Mónica Marín que durante 1997-1998 vivió en la capital guipuzcoana como Arantza Berradre, (supuestamente una joven riojana antimilitarista que pretendía colaborar con la causa abertzale) esta bordado por Carolina Yuste, una estupenda actriz que ya aspira con este filme a su nominación al Goya: una joven en una situación compleja y al límite que a sabiendas que su vida corre serio peligro no duda en ser muy convincentemente otra persona adentrándose en una situación a veces kafkiana, delirante, contradictoria que de alguna manera y para el espectador muestra la situación demente y enrevesada de aquellos años. Al otro lado, el comisario Ángel Salcedo (Luis Tosar, grande como siempre) observa y controla a su pupila de la que muy pocos saben su misión dentro del cuerpo de una manera entre cínica, dominante, esperanzada, déspota y paternalista esperando que su actividad de sus frutos pero abroncándola vehementemente de vez en cuando ante cualquier error. El elemento humano de los personajes, por supuesto especialmente en el de Arantza, es el que predomina en el devenir de toda la película por más que la narración esté estructurada como una intriga policial en donde no faltan elementos de suspense y de tensión excelentemente resueltos: miembros de ETA de todo tipo y pelaje presentados en el filme algunos como luchadores convencidos pero cargados de debilidades como Kepa Etxebarria (Iñigo Gastesi) u otros como déspotas como Sergio Polo (Diego Anido, excelente en un registro inquietantemente siniestro), policías dispuestos a cualquier cosa por hacer cumplir su trabajo aunque sea violando principios morales, la situación en vilo de las familias en los dos lados. La película triunfa dondequiera que pone su atención y énfasis, señal de que se trata de una excelente obra, y esto incluye recreaciones de atentados (el de Gregorio Ordóñez), escenas de persecuciones y detenciones, momentos más melodramáticos, alivios de comedia- que los hay y muy bien resueltos- y una buena recreación de la época filmada con convincente realismo. La Infiltrada es una de las mejores películas españolas de 2024 y muestra una vez más la madurez que está adquiriendo el cine español.