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No
han sido necesarios grandes alardes cinematográficos y ni tan siquiera que esta
película sea ninguna maravilla para que a uno le de la sensación de haber visto
una buena historia muy bien contada. Y es que esta esforzada adaptación de la
novela del australiano Markus Zusak The
Book Thief (La ladrona de libros) no solo se deja ver bastante bien sino
que en muchos momentos consigue degustables retales de gran cine lastrados eso
sí por una a veces un tanto improcedente parquedad en la puesta en escena y un irregular
manejo del melodrama. Ambientada en los crueles años del nazismo y la II Guerra
Mundial en Alemania The Book Thief es
un canto al triunfo de la perseverancia frente a la tragedia y al poder las
palabras y las historias frente al caos humano. La protagonista, la
preadolescente Liesel, interpretada con más que soltura por la jovencísima gran
actriz canadiense Sophie Nélisse, trata de sobrevivir a la guerra con sus padres adoptivos (Geoffrey Rush y
Emily Watson) en una pequeña aldea a la que es llevada a regañadientes por las
autoridades tras ser separada de su familia con simpatías comunistas y aunque
al principio lastrada por su analfabetismo, las dificultades de integración en
su nueva familia y el desprecio inicial de algunos chicos de su edad pronto
encontrará una vía de escape en la lectura- una habilidad que aprende gracias
al tesón de su padre adoptivo- y en la relación con personas como el joven e
impetuoso Rudi (Nico Liersch) y Max (Ben Schnezer), un muchacho judío refugiado
en el sótano de al casa de su familia. Los horrores de la guerra y el fanatismo
nazi no harán sino reforzar el carácter de la sensible Liesel, quien ha
encontrado en los libros el placer de vivir.
Con
una ambientación histórica impecable y un buen planteamiento de situaciones en
un escenario más bien reducido (toda la acción se desarrolla en el mismo
pueblo) que nadie espere ver una típica película sobre el nazismo ni un
melodrama bélico lleno de clichés, ya que el filme en todo momento trata de ser
una historia apta para niños entre 11 y 14 años con su mensaje también para los
adultos y por supuesto sin nada de edulcorante pese a algunas licencias. Es muy
posible que a parte del público no le convenza ese tono esquemático y una
historia minimal y sencilla que a ratos puede resultar morosa e incluso
repetitiva, pero no se puede negar que como película y como historia este filme
cumple su función con creces
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