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Durante
una semana ha permanecido en pantallas (por orden expresa de la distribuidora)
este documental que como multitud de libros, películas, documentales, programas
de televisión o productos varios desde finales del siglo XX se acerca a la
figura de la más grande banda de la historia del rock: The Beatles. A estas
alturas muchos se preguntarán si de verdad queda algo por contar, escrito,
narrado o en imágenes, sobre el legendario cuarteto liverpooliano: pues por
increíble que parezca aún se sigue hallando abundante material gráfico o sonoro
de los Beatles y aunque este filme no es que utilice demasiado nuevo archivo
sobre la banda ni tampoco cuente mucha novedad sobre su conocida biografía, la
verdad es que se agradece por diferentes motivos: por acercarnos a la faceta
más auténtica de los Beatles de la primera etapa (1962-1966) que era la sus
giras por todo el mundo durante esos años- y que cesaron abruptamente en 1966
ya que aquello era una auténtica locura a todos los niveles- , por dejarnos uno
de los mejores testimonios en imagen (tal vez el mejor y más completo hasta el
momento) de la beatlemania y de la histeria de sus fans, y por ofrecernos una
vez más la oportunidad de ver y oír a los Beatles en todo su apogeo en
filmaciones de diferentes conciertos y actuaciones televisivas en el ya
comentado periodo. Y es que es filme documental sobre las giras de los Beatles,
que nadie espera una biografía exhaustiva sobre el grupo ni nada parecido,
aunque también se hable de la grabación de sus primeros discos y de su trabajo
en estudio
Producida
por Apple Corps, la propia empresa de los Beatles y por Imagine Entertainment,
la productora del director de la cinta que no estro que el ínclito Ron Howard
en su primera incursión en el documental para la pantalla grande, Eight Days a Week cumple con creces su
objetivo de captar la esencia de los conciertos de The Beatles- en los cuales a
penas se oía anda por los gritos de la gente y lo rudimentario de los equipos
de amplificación de entonces- y de mostrar las relaciones entre John Lennon,
Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr (siempre se escriben por ese
orden, esto parece que nunca cambiará) con ellos mismos, con la prensa y con el
público. Y, claro está, mostrar paralelamente lo que ocurría en un mundo en
mundo en cambio en aquella primera mitad de los 60, algo de lo que los Beatles
tuvieron su influencia como fenómeno sociológico de la década que fueron. Tal
vez demasiado centrado en la visión norteamericana y en las giras por EEUU (Ron
Howard ha querido jugar en casa), el documental obvia citar actuaciones en
algunos países y no reseña hechos significativos y de interés como el hecho de
que en 1964 el grupo utilizase a un batería sustituto, Jimmy Nicol, como
sustituto de Ringo por enfermedad para sus conciertos en Dinamarca, Países
Bajos y Australia. Con todo, ver muchos conciertos de The Beatles con un
público plagado de quinceañeras con lipotimias y gente corriendo cual galgos
hacia el escenario no tiene precio, así como resultan un primor los propios
testimonios de McCartney y Starr entrevistados para la ocasión junto a
periodistas de la época, colaboradores supervivientes del grupo (incluyendo
testimonio grabado de Brian Epstein y George Martin, manager y productor
respectivamente, ya fallecidos) y fans como Woopie Goldberg o Elvis Costello,
además del director de los míticos filmes de los Beatles, el ya retirado
Richard Lester. Y de propina, después de los créditos media hora del mítico
concierto el Shea Stadium de Nueva Cork de 1965.en Puede que a la hora de leer
estas líneas el filme ya no esté en pantallas, pero siempre quedará el recurso
del DVD
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