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La pobreza en EEUU es algo que suele encender interés:
ver el lado más desconocido y menos visualizado del país más poderoso del mundo
desde luego que da que pensar y plantea muchas preguntas. Y aunque se nos
muestre esa realidad por medio de una historia de ficción- que bien puede ser
real- siempre estaremos ante un valioso documento sobre si se nos trata de
ofrecer algo verista y honesto, como esta valiente e inteligente cinta dirigida
de manera naturalista y casi documental por Sean Baker, un nuevo y sólido valor
del cine independiente norteamericano. Una realidad, la de los habitantes de
los moteles de las afueras de las ciudades, que viven en régimen de alquiler,
que nos presenta no solo el otro lado del sueño americano sino la insuficiencia
del ser humano para lograr la justicia en su sentido amplio. Un motel de
Orlando cercano a Disneyworld- mostrando la paradoja de que a pocos kilómetros
de un mundo idealizado paradigmático del estado de bienestar y de la felicidad-
es el escenario en donde viven la joven madre soltera Halley (Bria Vinaite, una
actriz primeriza no profesional descubierta por el director por sus fotos en
Instagram) y su hija de seis años Moonee (Brooklynn Prince), a través de cuyos
ojos vemos esta historia. Halley no tiene empleo, es inmadura e irresponsable y
deja demasiadas libertades a su retoña, Moonee, que con su inocencia obvia el
desolador panorama económico, familiar y de entorno y disfruta jugando con los
niños de su edad de los apartamentos. El conserje del complejo, Bobby (Willem
Dafoe, el rostro mainstream del filme) se desespera ante los panoramas con los
que convive en el motel y en especial con Halley y Moonee, cuyas vidas terminan
influenciando en la suya y en sus obligaciones hasta el punto de verse obligado
a tomar cartas en el asunto.
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