****
Ni M.Night Shalyman ni nada. El mejor director de cine fantástico hoy por hoy es este mexicano con pintas del típico friki cuarentón que, cuando le dejan y no hay encargos alimenticios por medio, hace auténticas delicias del género, como es el caso de esta producción española con participación mexicana, el segundo filme que Guillermo del Toro dirige en la piel del ídem. Por el momento, este peculiar cuento de hadas siniestro es la mejor película del director azteca, que combina trabajos mas personales como su debut y única película en su país, Cronos (1993) un original relato vampírico o El espinazo del diablo (2000) también producida en España y con el trasfondo de la Postguerra española, junto con pelis de encargo hollywoodienses pero que poseen indudable encanto como Blade II o Hellboy, su anterior película. Este El laberinto del Fauno es una alucinante historia ambientada a principios de los años 40, en plena postguerra española en un pueblecito de una indeterminada región en el norte de España (¿Galicia?, ¿Asturias?, ¿Cantabria?, ¿Aragón, a juzgar por el acento de alguno de sus personajes?) en donde el maquis, la guerrilla superviviente de las milicias republicanas de la Guerra Civil, vive escondido en pleno monte, con la ayuda que reciben de algunos lugareños. A una lujosa casa campestre llegan Ofelia (Ivana Baquero), una niña de 12 años, y su madre embarazada (Ariadna Gil) para vivir junto con el nuevo marido de esta, un capitán del ejército franquista (Sergi Lopez) que junto con una guarnición militar asentada en el lugar se encarga de peinar el monte para eliminar a los miembros del maquis. A partir de ese momento Ofelia entra en contacto con un mundo en donde el miedo campa por sus anchas y en donde su padrastro es el máximo exponente de ese terror: un ser brutal, salvaje, embrutecido por su fanatismo fascista que convierte el asesinato y la tortura a los antifranquistas en su inhumana razón de ser. Mientras su madre y el resto d lugareños viven atemorizados esos días, Ofelia, guiada por un libro de cuentos de hadas descubre que ese mundo mágico de los cuentos que lee existe en realidad y que es al que ella pertenece, en lugar de la inhumanidad a la que asiste todos los días. Un monstruoso ser de la mitología clásica, el Fauno, mitad hombre mitad cabra, será el revelador de la verdadera naturaleza de la niña desde el momento en que ambos se encuentran en las ruinas de un inquietante laberinto cercano a su casa. Ofelia tendrá que cumplir las tres pruebas que el propondrá el Fauno para salir de ese mundo real salvaje y acceder a su reino imaginario mágico, en al que ella volverá a ser lo que, según la criatura, fue hace mucho tiempo: la princesa Moana.
Del toro ofrece juego entre el mundo real y el fantástico sencillamente espectacular, sublime, vibrante, cargado de enorme, enorme emotividad. La reivindicación del poder de la fantasía frente a las miserias de la realidad tal vez no sea nuevo, pero ese increíble juego de contrastes entre el reverso mas tenebroso del ser humano, que es el crimen movido por la sinrazón y el fanatismo y la bestialización del ser humano, frente a la máxima expresión de la belleza de la fantasía que son los cuentos de hadas, es inconmensurablemente conmovedora y no deja indiferente a nadie. Un ogro fascista, sádico torturador es mas irracionalmente temible que muchas criaturas fantásticas y Ofelia lo sabe, viviendo ella sola una fantasía en la que los mayores no creen pero que, en realidad existe y ella solo la puede ver. Un canto desgarrado a favor del poder de la imaginación y un grito de repulsión ante todo lo que miserabiliza al ser humano: la sinrazón, el fanatismo, el odio, el servilismo, el desprecio a todo lo diferente e incomprensible, la tiranía. Y cuya máxima expresión fue en aquella época el fascismo, una autentica máquina de producir monstruos.
Rodada con un estilo impecable y de gran maestro, del toro muestra su clase tanto en las escenas del “mundo real” con la lucha de los militares contra los guerrilleros de fondo como en las fantásticas. En las primeras preside un tono intencionadamente manierista para recordarnos que las torturas, los interrogatorios, las emboscadas en el monte y las cacerías humanas pueden ser casi un cuento de ogros y brujas, aunque no se prescinde en ningún monto del realismo ni de la ambientación histórico (antológicas colas de racionamiento). En las segundas, la imaginación se desborda para mostrarnos a un Fauno (Doug Jones, actor americano fetiche de del Toro) que se pasea alegremente por la habitación de Ofelia y al pone en contacto con un mundo de insectos que se transforman en hadas, mandrágoras listas para transformarse en homúnculos, monstruosos sapos, para llegar a un alucinante ser, una horripilante y despiadada criatura de crueldad sin límites que no es sino el reflejo del infinito mal que comete su padrastro. Unos efectos especiales y de maquillaje y una dirección artística excepcionales que nada tienen que envidiar a las producciones yankis del género realzan las excelencias de este filme, ala que habría que añadir su cuidada y pictórica fotografía de numerosos tonos de luz. La imagen y el espíritu de esta película beben de Tim Burton, los Hermanos Grimm, Lewis Carroll, Terry Gillian, Steven Spielberg y las leyendas medievales.
La interpretación de la joven Ivana Baquero es magnífica. Sergi Lopez y Ariadna Gil también están sensacionales, sobre todo el primero como un villano con todas las de la ley, capaz de cometer algunas de las más espectaculares atrocidades vistas en una pantalla en mucho tiempo. Maribel Verdú, como la criada aliada de los emboscados del Maquis, y Alex Angulo como un bondadoso médico completan un reparto eficaz. Buenas escenas de suspense y horror, un fauno visualmente muy conseguido y que se revela como un personaje fascinante y una excelente combinación de secuencias de máxima crueldad con otras emotivas (atentos al precioso final con cameo sorpresa incluido) apuntalan una de las mejores películas españolas del año, competirá por ser nominada a los Oscar por… Mexico. Y nosotros, con la peli del Pedro y la Pe. En fin, una muy bonita película que es una autentica catarsis, palabra.
Del toro ofrece juego entre el mundo real y el fantástico sencillamente espectacular, sublime, vibrante, cargado de enorme, enorme emotividad. La reivindicación del poder de la fantasía frente a las miserias de la realidad tal vez no sea nuevo, pero ese increíble juego de contrastes entre el reverso mas tenebroso del ser humano, que es el crimen movido por la sinrazón y el fanatismo y la bestialización del ser humano, frente a la máxima expresión de la belleza de la fantasía que son los cuentos de hadas, es inconmensurablemente conmovedora y no deja indiferente a nadie. Un ogro fascista, sádico torturador es mas irracionalmente temible que muchas criaturas fantásticas y Ofelia lo sabe, viviendo ella sola una fantasía en la que los mayores no creen pero que, en realidad existe y ella solo la puede ver. Un canto desgarrado a favor del poder de la imaginación y un grito de repulsión ante todo lo que miserabiliza al ser humano: la sinrazón, el fanatismo, el odio, el servilismo, el desprecio a todo lo diferente e incomprensible, la tiranía. Y cuya máxima expresión fue en aquella época el fascismo, una autentica máquina de producir monstruos.
Rodada con un estilo impecable y de gran maestro, del toro muestra su clase tanto en las escenas del “mundo real” con la lucha de los militares contra los guerrilleros de fondo como en las fantásticas. En las primeras preside un tono intencionadamente manierista para recordarnos que las torturas, los interrogatorios, las emboscadas en el monte y las cacerías humanas pueden ser casi un cuento de ogros y brujas, aunque no se prescinde en ningún monto del realismo ni de la ambientación histórico (antológicas colas de racionamiento). En las segundas, la imaginación se desborda para mostrarnos a un Fauno (Doug Jones, actor americano fetiche de del Toro) que se pasea alegremente por la habitación de Ofelia y al pone en contacto con un mundo de insectos que se transforman en hadas, mandrágoras listas para transformarse en homúnculos, monstruosos sapos, para llegar a un alucinante ser, una horripilante y despiadada criatura de crueldad sin límites que no es sino el reflejo del infinito mal que comete su padrastro. Unos efectos especiales y de maquillaje y una dirección artística excepcionales que nada tienen que envidiar a las producciones yankis del género realzan las excelencias de este filme, ala que habría que añadir su cuidada y pictórica fotografía de numerosos tonos de luz. La imagen y el espíritu de esta película beben de Tim Burton, los Hermanos Grimm, Lewis Carroll, Terry Gillian, Steven Spielberg y las leyendas medievales.
La interpretación de la joven Ivana Baquero es magnífica. Sergi Lopez y Ariadna Gil también están sensacionales, sobre todo el primero como un villano con todas las de la ley, capaz de cometer algunas de las más espectaculares atrocidades vistas en una pantalla en mucho tiempo. Maribel Verdú, como la criada aliada de los emboscados del Maquis, y Alex Angulo como un bondadoso médico completan un reparto eficaz. Buenas escenas de suspense y horror, un fauno visualmente muy conseguido y que se revela como un personaje fascinante y una excelente combinación de secuencias de máxima crueldad con otras emotivas (atentos al precioso final con cameo sorpresa incluido) apuntalan una de las mejores películas españolas del año, competirá por ser nominada a los Oscar por… Mexico. Y nosotros, con la peli del Pedro y la Pe. En fin, una muy bonita película que es una autentica catarsis, palabra.
Por el acento y apellidos de alguno de los personajes es, sin duda alguna, Galicia.
ResponderEliminar