LA VIDA DE LOS OTROS
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Arrebató el Oscar a la mejor película extranjera esta excelente producción alemana, bien realizada y muy bien narrada en una mezcla de thriller político y drama humano con el telón de fondo del pasado reciente de la historia de Alemania, como fueron los últimos años, en la década de los 80, del régimen comunista en la antigua República Democrática Alemana. No se si habrá sido del todo acertada la decisión de otorgarle el Oscar en detrimento de El laberinto del Fauno, ya que, salvando las distancias temáticas, la calidad es muy similar. Con todo La vida de los otros es por derecho propio una gran película.
Su director es un joven debutante llamado Florian Henckel Von Donnersmack, que con esta ópera prima muestra un muchísimo más que prometedor futuro. El punto de partida argumental esta basado en los muchos de casos de espionaje gubernamental que se sucedieron en la antigua RDA a personalidades de la cultura o intelectuales con el fin de controlar sus devaneos con el pensamiento occidental y la tentación de que emitiesen opiniones contrarias al régimen: un dramaturgo de éxito, Georg Dreyman (Ulrich Mühe), de ideas un tanto atrevidas dentro de su entorno político pero bastante bien considerado por la clase política alemana oriental se convierte en objetivo de espionaje diario por orden del gobierno de la RDA y por parte de la Stasi, los servicios de inteligencia del país, quienes instalan un dispositivo en el domicilio del escritor espiándole desde el sótano de su edificio. El capitán Weisler (Ulrcih Tukur) se pone al frente de la operación y día tras día va siendo partícipe de la vida diaria de Dreyman y de su novia, la actriz Christa Sieland (Martina Gedeck). Una serie de acontecimientos en el entorno teatral berlinés dan un vuelco a la vida profesional y personal de Dreyman, quien se verá en la necesidad de huir del país, sin saber, claro esta, que esta siendo vigilado. La película se centra en los sentimientos encontrados del capitán Weisler durante el cumplimiento de su misión, quien descubre en la relación entre Georg y Christa todo lo que el no tiene pero que desearía tener, al tiempo que vamos asistiendo como su labor de vuelve cada vez mas y mas kafkiana ya que el propio espía descubre que en realidad no hay motivación en su trabajo ni nada que pueda aportarle nada personalmente excepto a nivel profesional, de ahí el “Síndrome de Estocolmo” que siente espiando a Dreyman y Christa, con los que se identificará cada vez más. Ulrico Tukur, el actor que da vida al capitán Weisler ha cosechado varios merecidos premios por su interpretación: un funcionario-marioneta del régimen comunista, frío y sin personalidad que aterrado va descubriendo que su sentido del deber y disciplina le han convertido en un ser inerte que colabora en métodos represores y torturas de su propio gobierno.
Rodada en Berlín con estilo sobrio pero con una excelente fotografía y una buena recreación de al Alemania del Este de los años 80, la película funciona muy bien como thriller y se sigue sin perder el hilo, gracias a un guión perfecto y sin artificios, ni golpes de efecto ni florituras fáciles. La tensión dramática, gracias a momentos muy bien conseguidos, es de recibo, y en definitiva, lA película pese a su relativa crudeza deja muy buen sabor de boca.
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Arrebató el Oscar a la mejor película extranjera esta excelente producción alemana, bien realizada y muy bien narrada en una mezcla de thriller político y drama humano con el telón de fondo del pasado reciente de la historia de Alemania, como fueron los últimos años, en la década de los 80, del régimen comunista en la antigua República Democrática Alemana. No se si habrá sido del todo acertada la decisión de otorgarle el Oscar en detrimento de El laberinto del Fauno, ya que, salvando las distancias temáticas, la calidad es muy similar. Con todo La vida de los otros es por derecho propio una gran película.
Su director es un joven debutante llamado Florian Henckel Von Donnersmack, que con esta ópera prima muestra un muchísimo más que prometedor futuro. El punto de partida argumental esta basado en los muchos de casos de espionaje gubernamental que se sucedieron en la antigua RDA a personalidades de la cultura o intelectuales con el fin de controlar sus devaneos con el pensamiento occidental y la tentación de que emitiesen opiniones contrarias al régimen: un dramaturgo de éxito, Georg Dreyman (Ulrich Mühe), de ideas un tanto atrevidas dentro de su entorno político pero bastante bien considerado por la clase política alemana oriental se convierte en objetivo de espionaje diario por orden del gobierno de la RDA y por parte de la Stasi, los servicios de inteligencia del país, quienes instalan un dispositivo en el domicilio del escritor espiándole desde el sótano de su edificio. El capitán Weisler (Ulrcih Tukur) se pone al frente de la operación y día tras día va siendo partícipe de la vida diaria de Dreyman y de su novia, la actriz Christa Sieland (Martina Gedeck). Una serie de acontecimientos en el entorno teatral berlinés dan un vuelco a la vida profesional y personal de Dreyman, quien se verá en la necesidad de huir del país, sin saber, claro esta, que esta siendo vigilado. La película se centra en los sentimientos encontrados del capitán Weisler durante el cumplimiento de su misión, quien descubre en la relación entre Georg y Christa todo lo que el no tiene pero que desearía tener, al tiempo que vamos asistiendo como su labor de vuelve cada vez mas y mas kafkiana ya que el propio espía descubre que en realidad no hay motivación en su trabajo ni nada que pueda aportarle nada personalmente excepto a nivel profesional, de ahí el “Síndrome de Estocolmo” que siente espiando a Dreyman y Christa, con los que se identificará cada vez más. Ulrico Tukur, el actor que da vida al capitán Weisler ha cosechado varios merecidos premios por su interpretación: un funcionario-marioneta del régimen comunista, frío y sin personalidad que aterrado va descubriendo que su sentido del deber y disciplina le han convertido en un ser inerte que colabora en métodos represores y torturas de su propio gobierno.
Rodada en Berlín con estilo sobrio pero con una excelente fotografía y una buena recreación de al Alemania del Este de los años 80, la película funciona muy bien como thriller y se sigue sin perder el hilo, gracias a un guión perfecto y sin artificios, ni golpes de efecto ni florituras fáciles. La tensión dramática, gracias a momentos muy bien conseguidos, es de recibo, y en definitiva, lA película pese a su relativa crudeza deja muy buen sabor de boca.
300
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Una espectacular y sorprendente película, basada en el cómic homónimo de Frank Miller, autor del que se adaptó Sin City. 300 cuenta la legendaria historia de la batalla de Termópilas, que en la antigua Grecia (siglo V A.C) enfrentó a los espartanos contra los persas, en un combate en el que solo 300 soldados de Esparta con su rey Leónidas al frente trataron de hacer frente a los ejércitos persas, los cuales alcanzaban el medio millón de personas. La fiereza de los espartanos en esta batalla en la que plantaron cara a los persas, pese a su abismal diferencia numérica frente a estos, ha inspirado material legendario, obras de arte, y también una película anterior a esta, El León de Esparta (1962). El cómic de Frank Miller en el que se basa esta alucinante producción fue publicado en 1998, cosechando éxito de crítica e importantes premios y tanto en su narrativa como en su estética trataba de plasmar el espíritu de la historia desde la narración oral que supuestamente se hizo de los acontecimiento poco tiempo después de que tuviesen lugar, por mediación de los recitadores; por lo tanto en las viñetas aparecen muchos elementos bizarramente exagerados e históricamente improbables que la película ha plasmado también, no en vano esta película trata de ser un adaptación muy fiel al cómic original respetando absolutamente todo, no en vano entre sus productores se encuentra (al igual que en Sin City) el propio Frank Miller.
El resultado final, con el cada vez mas interesante Zak Synder como director, ha sido de chapeau , ya que 300 es algo más que una película bélica, de aventuras o peplum, es el exitoso intento de trasladar con total fidelidad un cómic de culto a la gran pantalla (mas que hacer una nueva revisión de la batalla de Termópilas) presentando además una gran película de espectacularidad desbordante, épica abrumadora y vistosidad plástica que roza la perfección. En definitiva, un espectáculo visual en toda regla que deja abrumado al espectador y a pesar de que el guión sea el que es (muy esquemático y previsible, a parte de contar ya una historia muy conocida) la manera de narrarlo, vibrante y humanística (estamos hablando de los antiguos griegos, no olvidar ese dato) le confiere la consistencia suficiente para que pueda considerarse una gran película. Calcando al pie de la letra la mayor parte de las viñetas del cómic en escenas de enorme belleza compositiva, este filme se postula como una de las mejores y más dignas adaptaciones que se han hecho de una historieta al cine: 300 película quiere ser 300 cómic y por ello esa total reproducción estética de la atmósfera del tebeo. La espectacular fotografía digital con un color e iluminación conseguidos mediante la informática y que trata de asemejarse al cromatismo del cómic original (no en vano el color era uno de sus puntos fuertes) es la responsable de la deslumbrante factura visual del film. Mucho trabajo de postproducción, efectos digitales y de pantalla azul para plasmar en imagen una historia con atmósfera de irrealidad y leyenda.
Son mencionables las escenas de combate, las imágenes panorámicas y detalles como la lluvia o la abundante sangre que se derrama, que parecen “dibujadas” por el propio Miller. Es cierto que la peli resulta muy violenta y en ocasiones brutal, pero en absoluto se hace indigesta. Bernard Butler, actor británico que interpretó al Fantasma de la Opera en la última adaptación cinematográfica que dirigió Joel Schumacher, es el rey Leónidas, ambicioso, valiente y justo pero arrogante al mismo tiempo. Convencido del peligro que supone el avance persa, no dudará en utilizar sus limitadísimas fuerzas para defender a su pueblo, la polis de Esparta, ya a Grecia en su totalidad. Buena interpretación de Butler, al frente de un ejército de fornidos espartanos con capa roja y solo un taparrabos como vestimenta. Este es con diferencia el personaje mas desarrollado de la historia, aunque en al adaptación a la pantalla se halla querido potenciar el protagonismo de otros secundarios como Terón (Dominc West), Stelios (Michael Fassbender), Dilios (David Wenham) o Gorgo (Lena Headey), la esposa de Leónidas, que protagoniza los escasos fragmentos de trama añadidos en la película con respecto a su fuente original. También se han insertado algunos monstruosos personajes secundarios- a parte del original Efialtes (Andrew Tiernan, cubierto de prótesis) - que siguen el espíritu de irrealidad del cómic, y se han reforzado detalles esperpénticos como la imagen y altura de Jerjes, el rey de los persas (Rodrigo Santoro). Las evidentes connotaciones gays de este personaje, que parece una auténtica drag queen, y el supuesto doble sentido de sus diálogos (cuando hace alusión a que sus súbditos “temen su látigo”), provocan a veces la hilaridad del público menos centrado en la película.
En definitiva, 300 es una de las mejores películas que se encuentran ahora en cartelera, una opción recomendable en todos los sentidos. Por lo menos hará que mucha gente sepa ahora algo sobre Termópilas, los espartanos y la antigua Grecia. Una película catárquica y deslumbrante, para no perdérsela.
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Una espectacular y sorprendente película, basada en el cómic homónimo de Frank Miller, autor del que se adaptó Sin City. 300 cuenta la legendaria historia de la batalla de Termópilas, que en la antigua Grecia (siglo V A.C) enfrentó a los espartanos contra los persas, en un combate en el que solo 300 soldados de Esparta con su rey Leónidas al frente trataron de hacer frente a los ejércitos persas, los cuales alcanzaban el medio millón de personas. La fiereza de los espartanos en esta batalla en la que plantaron cara a los persas, pese a su abismal diferencia numérica frente a estos, ha inspirado material legendario, obras de arte, y también una película anterior a esta, El León de Esparta (1962). El cómic de Frank Miller en el que se basa esta alucinante producción fue publicado en 1998, cosechando éxito de crítica e importantes premios y tanto en su narrativa como en su estética trataba de plasmar el espíritu de la historia desde la narración oral que supuestamente se hizo de los acontecimiento poco tiempo después de que tuviesen lugar, por mediación de los recitadores; por lo tanto en las viñetas aparecen muchos elementos bizarramente exagerados e históricamente improbables que la película ha plasmado también, no en vano esta película trata de ser un adaptación muy fiel al cómic original respetando absolutamente todo, no en vano entre sus productores se encuentra (al igual que en Sin City) el propio Frank Miller.
El resultado final, con el cada vez mas interesante Zak Synder como director, ha sido de chapeau , ya que 300 es algo más que una película bélica, de aventuras o peplum, es el exitoso intento de trasladar con total fidelidad un cómic de culto a la gran pantalla (mas que hacer una nueva revisión de la batalla de Termópilas) presentando además una gran película de espectacularidad desbordante, épica abrumadora y vistosidad plástica que roza la perfección. En definitiva, un espectáculo visual en toda regla que deja abrumado al espectador y a pesar de que el guión sea el que es (muy esquemático y previsible, a parte de contar ya una historia muy conocida) la manera de narrarlo, vibrante y humanística (estamos hablando de los antiguos griegos, no olvidar ese dato) le confiere la consistencia suficiente para que pueda considerarse una gran película. Calcando al pie de la letra la mayor parte de las viñetas del cómic en escenas de enorme belleza compositiva, este filme se postula como una de las mejores y más dignas adaptaciones que se han hecho de una historieta al cine: 300 película quiere ser 300 cómic y por ello esa total reproducción estética de la atmósfera del tebeo. La espectacular fotografía digital con un color e iluminación conseguidos mediante la informática y que trata de asemejarse al cromatismo del cómic original (no en vano el color era uno de sus puntos fuertes) es la responsable de la deslumbrante factura visual del film. Mucho trabajo de postproducción, efectos digitales y de pantalla azul para plasmar en imagen una historia con atmósfera de irrealidad y leyenda.
Son mencionables las escenas de combate, las imágenes panorámicas y detalles como la lluvia o la abundante sangre que se derrama, que parecen “dibujadas” por el propio Miller. Es cierto que la peli resulta muy violenta y en ocasiones brutal, pero en absoluto se hace indigesta. Bernard Butler, actor británico que interpretó al Fantasma de la Opera en la última adaptación cinematográfica que dirigió Joel Schumacher, es el rey Leónidas, ambicioso, valiente y justo pero arrogante al mismo tiempo. Convencido del peligro que supone el avance persa, no dudará en utilizar sus limitadísimas fuerzas para defender a su pueblo, la polis de Esparta, ya a Grecia en su totalidad. Buena interpretación de Butler, al frente de un ejército de fornidos espartanos con capa roja y solo un taparrabos como vestimenta. Este es con diferencia el personaje mas desarrollado de la historia, aunque en al adaptación a la pantalla se halla querido potenciar el protagonismo de otros secundarios como Terón (Dominc West), Stelios (Michael Fassbender), Dilios (David Wenham) o Gorgo (Lena Headey), la esposa de Leónidas, que protagoniza los escasos fragmentos de trama añadidos en la película con respecto a su fuente original. También se han insertado algunos monstruosos personajes secundarios- a parte del original Efialtes (Andrew Tiernan, cubierto de prótesis) - que siguen el espíritu de irrealidad del cómic, y se han reforzado detalles esperpénticos como la imagen y altura de Jerjes, el rey de los persas (Rodrigo Santoro). Las evidentes connotaciones gays de este personaje, que parece una auténtica drag queen, y el supuesto doble sentido de sus diálogos (cuando hace alusión a que sus súbditos “temen su látigo”), provocan a veces la hilaridad del público menos centrado en la película.
En definitiva, 300 es una de las mejores películas que se encuentran ahora en cartelera, una opción recomendable en todos los sentidos. Por lo menos hará que mucha gente sepa ahora algo sobre Termópilas, los espartanos y la antigua Grecia. Una película catárquica y deslumbrante, para no perdérsela.
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