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Drama danés de muy buenas intenciones que cumple con creces su función. Una película intensa y emotiva que estructurada en base a hechos muy sencillos consigue ofrecer una historia desgarradora y con más matices de lo que al principio pueda parecer. A lo que asistimos es a la no tan difusa frontera entre ayudar a los demás y explotarlos para el beneficio propio, además de la dificultad que entraña superar los errores del pasado encontrando una vía de redención. Una película a veces bastante dura y dramática pero no obstante muy agradable de ver por su calidez humana. Un guión estupendo, unas excelentes interpretaciones y una dirección magistral a cargo de Susanne Bier realzan los valores de esta película, que fue nominada este año al Oscar a la mejor película extranjera.
La historia es sencilla: Jacob (Mads Mikkelsen, el malo de al última de 007), un cooperante danés que desde hace mas de 20 años lleva ayudando a niños huérfanos en la India, recibe la llamada de un rico empresario de su país que, enterado de que Jacob busca desesperadamente financiación para su proyecto ante el riesgo de desaparecer, desea estudiar sus peticiones de ayuda para tratar de colaborar en al medida de lo posible, ofreciéndole una cuantiosa suma solo por el hecho de viajar a Copenhague. Después un primer encuentro poco esperanzador, Jurgen (Rolf Lassgard), decide invitar a Jacob, aparentemente a efectos de imagen, a la pomposa boda de su hija., donde descubre que la mujer del empresario es su antigua novia. Esa no será la única sorpresa, ya que no tardará en saber que Jurgen y su familia cuentan con algo que puede hacer cambiar radicalmente su percepción de la vida y de su lucha, algo que había permanecido oculto y que sale a al luz a costa de herir a la propia familia. Y es que, en realidad, aún se esconden algo más, que una vez descubierto, termina de dar coherencia a lo que hasta ese momento había sido una serie de desconcertantes casualidades. Una historia emotiva y humana, descrita clara y concisamente sin subtramas innecesarias y con una meticulosa puesta en escena, apuntalada por un montaje dinámico y detallista. Los intérpretes están sensacionales, en especial Rolf Lassgard, en el papel del empresario cabroncete cuyo amor a su familia le llevará a redimirse por medio de las acciones benéficas. Este actor tiene alguna que otra escena de cortar el hipo, aunque también es muy convincente el trabajo de Mikkelsen, actor con pie y medio en Hollywood, como lo tiene también la más que competente directora de la película, que acaba de rodar en USA. Una buena película para reflexionar y emocionarse.
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