DEATH PROOF
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El nuevo film de Quentin Tarantino esta enmarcado en el arriesgado (y fracasado en USA) proyecto Grindhouse, en el cual, junto con Robert Rodríguez, pretendía homenajear al cine de serie B de acción y/o fantástico de los 60 y 70 presentando dos películas en sesión doble: esta y Planet Terror de Rodríguez. Como es sabido, la experiencia ha sido un fracaso en USA, lo cual es una pena porque este ultimo trabajo tarantiniano merecía en su país mucha mejor suerte: aunque sin llegar al nivel de Reservoir Dogs, Pulp Fiction o incluso Jackie Brown, este inteligente y divertido pastiche del cine de género es un una película muy lograda e inteligente, una ingeniosa broma que se ríe de las convicciones del cine convencional y que consigue reconstruir magistralmente el cine de bajo presupuesto. A años luz de la fallida Planet Terror, la película que coproducida con Robert Rodríguez completaba el proyecto, aunque ambas mantienen cierto espíritu unitario y complementario.
Por fortuna para Tarantino, el estreno de Death Proof en solitario fuera de los States ayudará a que esta película no sea un fracaso económico, algo que el realizador no se merecía. Si en Planet… Rodríguez la tomaba con el cine de terror, aquí Tarantino lleva a cabo su revisión del género de acción con persecuciones de coches mezclado con thriller de asesino en serie. Pero ojo, es mucho más que eso. Death Proof es una puesta al día del mito del asesino de doncellas en donde el falócrata ladykiller recibe una increíble lección por parte de sus victimas mostrando así un lado humano y vulnerable, que produce un efecto bastante curioso e incluso cómico. El Especialista Mike, interpretado por Kurt Russell, es un antiguo especialista de cine que recorre Texas en un inquietante coche negro con una calavera pintada. Su objetivo es liquidar a mujeres con su coche a prueba de muerte mediante aparatosos golpes, choques y accidentes de los que él, como buen especialista, siempre sale ileso. La presencia de Russell es un guiño de Quentin a las primeras películas de uno de los maestros de la serie B, John Carpenter, del que Russell era actor fetiche. Junto con el veterano actor (cuya carrera comenzó cuando era un crío) se encuentra un puñado de jóvenes y bellas actrices como Rosario Dawson, Sydney Tamiia Poitier, Vanesa Ferlito, Rose McGowan (que repite Grindhouse al haber aparecido también en Planet Terror) o la especialista Zoë Bell, que interpreta a una especialista de cine también llamada Zoë (¿ella misma?), a las que Stuntman Mike intentará liquidar. Es curiosa la división que hace Tararantino entre los grupos de heroínas: en la primera parte de la película aparecen los putones verbeneros, las cuales tiene a priori todas las papeletas para que no les toque un buen final, y en al segunda parte las friki-cineastas, un cuarteto de féminas relacionadas con el mundo del cine y del espectáculo, que Tarantino “trata” mejor que a las primeras y por las que el guión terminará decantándose. Con todo, la visión del universo femenino en el filme es la misma, tanto para un grupo como para otro: la exaltación del sentimiento de amistad y lealtad entre las mujeres frente al individualismo de los hombres, aunque el realizador y guionista se ría sanamente de muchas costumbres y convencionalismo femeninos.
El guión de la película, pese a contar una historia simplísima, es sencillamente genial, y, atención, contiene algunos de los mejores diálogos que Quentin haya escrito nunca, por increíble que parezca. La película parte con la premisa de presentar un remedo de película exploitation cutremente filmada y en copia defectuosa por innumerables pases, y Quentin trata de cumplir esto tal y como hizo Rodríguez con su parte, pero en bastante menor medida que el realizador hispano, ya que pese a haber ingenioso chistes metacinematográficos en forma de desajustes de imagen, saltos y cortes en las escenas y discutible calidad de imagen, eso solo sucede en parte; casi sin darnos cuenta ya no podemos ver en un momento dado del metraje todas esas deliberadas e irónicas imperfecciones, aunque la luz chillona y setentera de la imagen siga dominando la fotografía de la peli. Un curioso trampantojo que Tarantino completa con detalles ambiguos y de interpretación múltiple como un momento en el que la imagen es en blanco y negro (¿esta dentro del homenaje a la imperfección o aquí Quentin se ha querido largar el típico ejercicio de estilo del cine de hoy?).
La película es un claro homenaje al mundo de los especialistas de cine como no podía ser de otra manera las escenas de coches son de lo mejorcito de al película, con secuencias de pura adrenalina e impactantes, como el primer choque frontal del automóvil de Mike: increíble, acojonante; pocas veces en el cine se ha visto una escena así. Y, como era de esperar, el universo Tarantino, aparece en toda su plenitud: referencias a las hamburguesas Big Kahuna, la aparición de los entrañables personajes del Ranger Earl McGraw (Michael Parks) y su hijo Edgar (James Parks) vistos en Kill Bill y Abierto hasta el amanecer, alusiones al fetichismo pinrrelar, y la presencia del propio Tarantino, esta vez como el barman Warren, además de la aparición de personajes de Planet Terror como las gemelas Babysitter. En definitiva, un divertido y cachondo homenaje a diversos géneros (acción, western, thriller, road movie) que desde su jocosidad y gamberrismo inteligentemente muy planteados es una auténtica, auténtica delicia.
LA ÚLTIMA LEGIÓN
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Esta película, basada libremente en una novela de Massimo Manfredi, es un nuevo intento por relanzar el Peplum (cine de historia antigua) tras el éxito hace siete años de Gladiator, aunque en todo este tiempo no ha habido ni una sola película digna en este género, perdido en este década en excesos infográficos y historias basadas en luchas, luchas y mas luchas. Pese a que esto es lo que más o menos lo que ofrece esta ambiciosa superproducción dirigida por Doug Lefler y producida por el mítico Dino de Laurentis, nonagenario productor con más de medio siglo de carrera en el sétimo arte, hay algo de interés en una historia que fantasea en el periodo de decadencia del Imperio Romano con un emperador y un hijo de este- un niño llamado Rómulo- ficticios en plena ocupación germánica del imperio en el siglo V D.C. La Novena Legión, establecida en la isla de Gran Bretaña, es el elemento central de esta película, que nos cuenta su defensa de dicha isla ante las hordas germánicas y los usurpadores anglos al trono de los britanos celtas, desrromanizados ante la marcha de las tropas romanas a las guerras con los bárbaros. La historia fabula con la conexión- históricamente real- de las luchas de los britones en el siglo V contra invasores con el origen auténtico del mito del Rey Arturo de una manera tan sugerente como poco creíble, y por supuesto, históricamente fantaseada ya que no hay apenas información real sobre el mítico monarca, que en realidad fue un caudillo guerrero. Con una estética a veces anacrónica, especialmente en el vestuario, y con indudable vocación épica se desarrolla una película entretenida y muy solvente pero escasamente creíble. No faltan espectaculares batallas y escenas de lucha y la trama esta correctamente construida y se hace muy interesante, pero su tendencia a calcar a la saga ESDLA (incluso en algunas secuencias) y a incluir elementos propios de la fantasía épica no resulta muy apropiada.
En el reparto se encuentran actores conocidos como Ben Kingsley como el druida céltico Ambrosino (demasiado Gandalf), Colin Firth como el Comandante Aurelio y la bellísima actriz hindú Aishawayra Rai como una nada creíble guerrera india con modelitos sacados de la Pasarela Cibeles. Para pasar el rato y entretenerse.
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