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El último filme del veterano cineasta cántabro Manuel Gutiérrez Aragón se esperaba con impaciencia debido a su temática: el mundo de los amenazados por ETA, lo cual supone cierto cambio cualitativo lo concerniente al tema del terrorismo etarra en el cine, ya que por primera vez se recurre a un relato ficticio sobre aquellos cuya vida esta lastrada por la amenaza de la banda. En varias ocasiones, con mayor o menor fortuna, se ha tocado el tema de la violencia en Euskadi, la mayor parte de las veces condicionadas por el momento social o político en el que fueron rodadas:
El guión se basa en dos historias, la de Josu Jon (Oscar Jaenada) un joven etarra donostiarra residente en Donost, que tras un accidente al intentar un atentado sufre una lesión cerebral que le hace perder completamente la memoria, lo que ocasiona comportarse prácticamente como un crío. Internado en un sanatorio recibe los cuidados de una bella doctora italiana (Vanessa Incontrada), que es la novia de Xabier Legazpi (José Coronado) un profesor de universidad amenazado por ETA. La vida de ambos hombres cambia, uno ya ha olvidado quien es pese a que sus antiguos compañeros y correligionarios hacen todo lo posible por hacerle recordar su pasado, mientras que el otro se encuentra en una triste y agobiante situación a la que encontrará consuelo en su novia, la mujer que esta entre ambos. Una historia dialéctica bien plateada pero bastante irregular y con demasiados agujeros. La ambientación donostiarra esta conseguida y es creíble, lo mismo que la del mundo abertzale, pero no se puede decir lo mismo de la descripción de ciertas relaciones personales, como las de Xabier y su cuadrilla de la sociedad gastronómica, en donde una vez más se cae en el error de el recurso a tópicos fácilmente manipulables como el mito de las cuadrillas vascas o la importancia de al buena mesa en la sociedad vasca: estos elementos están puestos al servicio del aspecto mas discutible de la peli, que es el de denunciar un supuesto pasotismo en la ciudadanía de Euskadi que sinceramente no es como lo pintan en este filme, en donde se viene a decir que los vascos son tan hedonistas que les importa un carajo el sufrimiento ajeno. No es tampoco afortunada al escena que trata de sugerir una indeferencia total de al ciudadanía vasca ante las pistolas en plena calle. Pero, por otra parte, resulta acertada la inclusión de algunos momentos en donde se pone en evidencia ingeniosamente la absurda incongruencia del mundo abertzale.
Por lo demás, la película cumple su objetivo de denuncia y consigue ser un trabajo eficiente y con momentos muy bien resueltos. Opta por la alegoría más que por el realismo, y esto en ocasiones puede despistar al espectador, sobre todo en algunas secuencias en donde la imaginación del personaje y la realidad se mezclan. No siempre se logra un buen acabado y hay escenas bastante cogidas por los pelos por su pretenciosidad y, por que no, cierta arrogancia, aunque en ningún momento se cae en la demagogia. Las interpretaciones de Jaenada y Coronado son excelentes y tampoco es nada manco el trabajo de la guapísima Vanessa Incontrada. Peli dura, como era de esperar.
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