miércoles, noviembre 11, 2009

El aparatito de Lumiere - THE BOX


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Aunque en un primer momento este filme pueda parecer un intento de recuperar la últimamente deteriorada carrera de la actriz Cameron Diaz, nada más lejos de la realidad, ya que estamos ante una aceptable y sugerente película mezcal de thriller, fantasía y ciencia ficción. Basada en un episodio de la mítica serie de los 60 The Twihglight Zone, The Box cuenta una historia tan alucinante como excesivamente ambiciosa y en ocasiones malamente pretenciosa, pero que no deja de verse en ningún momento. A la Cameron le secundan James Mardsen y el veterano Frank Langella (Nixon), quien borda un inquietante papel, algo en lo que este actor se ha especializado en su larga carrera. Ambientada en 1976 la premisa presenta a un aparentemente feliz matrimonio de clase media, él un brillante científico de la NASA aspirante a astronauta y ella profesora de secundaria, ambos con un hijo de 13 años, a los que un buen día se les presenta un tal Arlington Steward, hombre maduro al que literalmente le falta medio rostro. Steward les ofrece una especia de caja con un botón en su parte superior: si lo aprietan, recibirán una cuantiosa suma de dinero, pero al mismo tiempo una persona en alguna parte del mundo morirá. A partir de allí, toda una amplia gama de situaciones delirantes que incluyen secuestros, exploraciones en Marte, rayos cósmicos, misteriosas muertes y personas que están siendo controladas por alguna fuerza extraña.


Como thriller, The Box sabe manejar los elementos que hacen que una película enganche, pero sin tener ningún momento verdaderamente sublime. Hay ciertas escenas muy bien conseguidas, pero se echa en falta por lo menos una historia más regular. Las connotaciones filosóficas e incluso teológicas tal vez sean bastante poco creíbles y un poco ya “muy vistas”. Pero es de agradecer que una historia fantástica inteligente y con muy pocos efectos especiales esté en las pantallas en medio de tanta ci-fi espectacular de medio pelo, aunque esta peli no sea al fin y al cabo nada del otro jueves.

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