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Esta es una de esas películas que pocos se esperan que sea un filme de calidad, y al final sorprende y muy gratamente. Este explosivo cóctel de comedia gamberra, drama, parodia y cine de acción es algo más que un simple divertimento para espectadores palomiteros, es una sátira inteligente y efectiva que juega (mejor dicho, juguetea) con diferentes registros del cine comercial actual para ofrecer una historia tan peculiar como encantadora y que desde luego engancha y se mete al espectador en el bolsillo por derecho propio. Matthew Vaughn dirige con clase una más que divertida película apta, pese a su apariencia, para un público de lo más diverso (amantes de la comedia inteligente, seguidores del cine de acción, fanáticos de los superhéroes, degustadores de humor engro) aunque en ningún caso y pese a las apariencias sea una película que vaya dirigida a niños y ya si me apuras incluso a adolescentes menores de 16 años, dada su un tanto salida de madre (y surrealista) violencia.
Kick-Ass parte de una premisa que de primeras resulta no excesivamente original: el típico adolescente friki e impopular amante de los cómics de superhéroes que para superar su complejo de inferioridad decide convertirse en un enmascarado justiciero (el Kick-Ass del título) enfundado en un ridículo mono de neopreno verde y amarillo adquirido en internet. En los compases iniciales, la película parece la típica comedia de adolescentes, con cierto componente paródico (del mundo del cómic y del cine de acción) mas degustable por el público adulto, pero pronto la cosa va cambiando de tono y en poco tiempo nos encontramos ante una comedia negra y ácida a más no poder que la toma con ciertos males endémicos de nuestro tiempo: el sensacionalismo de los medios, el poder de internet para fabricar celebridades de quita y pon o el ansia por el poder y la gloria, además de presentar varias miserias humanas: el deseo de venganza, la codicia como origen del mal, lo injustificable de la violencia o las lagunas de la educación en valores. Y todo sin abandonar un tono, jocoso, exagerado y gamberro a veces que en momentos puntuales se torna en un drama bastante serio sin que tal cambio chirríe por lo repentino del cambio de registro.
Puede que no sea una peli plato de todos los gustos, pero tanto el director como los guionistas y como el verdaderamente eficaz reparto se afanan por ofrecer un espectáculo original y sorprendente. La aparición en escena de otros dos superhéroes caseros como son Hit-Girl (Chloe Moretz), una niña de 11 años de armas tomar (tal vez el personaje infantil más violento y sanguinario de la historia del cine) y su padre Big Papi (Nicholas Cage, que se últimamente se apunta a un bombardeo), los cuales se unen a Dave-Kick Ass (Aaron Johnson) suponen el momento del antes y el después en el filme. El malo de la función, en forma de un siniestro capo de la mafia lo interpreta el últimamente omnipresente Mark Strong, cada vez más encasillado en papeles malignos. Historieta divertida y entre ácida y amarga, casi una revisión moderna del mito del Quijote en donde uno no sabe si partirse a risotadas o compadecerse de la inmerecida mala fortuna de los protagonistas, un cuentillo tragicómico y perverso envuelto en engolado papel de regalo que al final no resulta ser tal. En definitiva, una inteligente deconstrucción- parodia del cine de acción que buen sabor de boca y de al que se anuncia una secuela para dentro de dos años.
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