Un parque de atracciones en las alturas de Bizkaia
Hubo un Parque de Atracciones en Bilbao. Fue cuando la actual fiebre de los modernos Parques Temáticos era algo totalmente inexistente y la sociedad occidental del bienestar se conformaba con relativamente sencillos complejos recreativos que carentes del boato glam de los parques actuales y sin estar basados en temas o conceptos específicos hacían disfrutar de lo lindo al público de todas las edades, especialmente el infantil. En una capital vizcaina que se encontraba en un álgido punto de desarrollo económico y a punto de despedir la dictadura franquista, se inauguró el Parque de Atracciones de Vizcaya, punto de referencia ineludible para la sociedad vizcaína en los años 70 y 80 y recordado con cariño 20 años después de su cierre por toda una generación de padres y niños que asistieron a él al menos una vez en aquellos 15 años.
Aunque tradicionalmente conocido como “el Parque de Arxanda”, por su proximidad con el monte bilbaíno de dicho nombre, en realidad el parque estaba situado en la cima del monde Avril, cercano al Artxanda y en el término municipal de Galdakao. Se encontraba a menos de
En los últimos años muchas iniciativas han tratado de recuperar la memoria de este estándar de la memoria sentimental vizcaína del siglo XX que fue el Parque de Atracciones de Vizcaya, mientras los mandamases de devanan los sesos para encontrar un futuro al desolado emplazamiento: proyectos de documentales, páginas web, alguna bizarrada surgida de mentes neoiluminadas… pero aún se echa en falta algún estudio o biografía completa y rigurosa sobre el complejo recreativo, algo que según parece está en camino. La intención de este artículo no es llevar a cabo tal análisis y/o historia del PAV, sino trazar las claves del parque en su época y rememorar algunos de los buenos momentos que este que suscribe tuvo en su niñez como visitante del Parque. Espero que estos recuerdos sean compartidos con muchos lectores/as vizcaínos de este blog, intentando que la memoria de este pequeño oasis de la gris sociedad vizcaína de los 70 y 80 siga manteniéndose viva.
Una historia para reír…
Principios de los años 70. La sociedad española vive inmersa en los últimos años del franquismo, con un dictador anciano y agonizante, un régimen al que no le quedaba más remedio que irse abriendo aunque sin renunciar a su autoritarismo, y una sociedad civil que demandaba el urgente cambio político y social. Bizkaia, una de las provincias más prosperas del estado español gracias a la actividad industrial (siderúrgica, principalmente) gozaba ya de un importante nivel de bienestar, por encima del de la media española, y en el periodo 1972-1974 cualquier iniciativa económica supuestamente rentable y no necesariamente relacionada con la industria iba a ser bien recibida como un plus para el desarrollo económico del territorio. Había crisis económica mundial aquellos años, sí, pero desde hacía tiempo la sociedad del bienestar y del ocio estaba plenamente consolidada en la sociedad occidental, y aunque España llegó con retraso a ella, los esfuerzos por ponerse a la altura de otros países en aquellos años previos a la transición a la democracia fueron notorios.
Ya había parques de atracciones en ciudades hispanas tan importantes como Madrid o Barcelona y resultaban muy rentables, ¿por qué no iba a haber en una ciudad del nivel económico y de las dimensiones de Bilbao? En 1972 la empresa gestora del Parque de Atracciones de Madrid en
Durante sus primeros 3 años de existencia (1974-1977), el PAV llegó a convertirse en la principal referencia de ocio de toda Bizkaia, y no era para menos. Había atracciones fundamentalmente para niños (tiovivos, barcas, minimotos, coches Ford T sobre raíles, fuerte y campamento indio…), otras más dirigidas a adultos (Montaña Rusa, Karting, Formula V, Tren Fantasma, Gusano Loco, “entretenimientos electrónicos”, una pista de tiro al blanco…) y el recinto estaba perfectamente equipado con su aparcamiento (para unos 1.000 vehículos), cafetería, puestos de golosinas. Gente de Bizkaia y de otras provincias limítrofes acude en masa al PAV y este vive en la década de los 70 sus mejores años. El principal handicap era que el complejo estaba demasiado alejado del casco urbano bilbaíno y su emplazamiento en el “quinto carajo” de la geografía vizcaina (en pleno monte) no era algo que resultase muy atractivo a priori para el público a la hora de decidirse a acudir, pero se solventó el tema inicialmente ampliando la frecuencia de autobuses, pese a los no pocos caos de tráfico que esto ocasionó en la época en la que las decisiones municipales eran aún más ilógicas y chapuceras que las actuales. Estaba claro que en sus primeros años de vida el PAV, siendo la gran novedad, iba a tener una mas que notable frecuencia de visitas, pero, ¿qué ocurriría cuando el efecto novedad desapareciese? En la década de los 70 el PAV estaba abierto en primavera y verano todos los días y en otoño e invierno fines de semana y festivos. En su inauguración se encontraban trabajando en él 130 personas.
El parque fue completando hasta el final de la década de los 70 lo que le faltó el primer año (zonas verdes, merendero, auditorio para 6.000 personas). Es cierto que hubo quejas por lo abusivo de los precios tanto de la entrada general como de los tickets de las atracciones (en comparación con los de los parques de Atracciones de Madrid o Barcelona, por entonces las únicas ciudades de España con recintos de este tipo), pero esto no fue un obstáculo para el éxito del PAV en sus primeros años, como tampoco la tardanza y los precios de los autobuses. Lo cierto es que el parque era una maravilla para la época (se llegó a decir incluso que unos de los mejores de Europa) y además tenía una original estética, entre Bahaus, el futurismo, Las Vegas y el neofaraonismo setentero (por algo había pirámides, ¿no?), tanto en la arquitectura de sus estructuras (metal y hormigón) obra de Ricardo del Campo como en el diseño de sus novedosas atracciones, la mayor parte de ellas (tanto las que estuvieron en el principio como las que se fueron añadiendo en los años sucesivos) calcadas de las de su hermano mayor, el parque de Atracciones de Madrid. Música a todo volumen de Boney M, Supertramp y Miguel Bosé en la megafonía, el ruido del gentío y de las atracciones colándose por los conductos auditivos de la concurrencia y una atmósfera de escapismo y alegría en la convulsa sociedad vizcaína de la transición.
En 1975 se inaugura el minizoo (lo primero que se solía ver según se entraba al parque) y tres años después la piscina, para la cual había que pagar entrada a parte. Fue durante mucho tiempo la mejor piscina de Bizkaia, aunque su lejano emplazamiento obviamente no era el más idóneo. El Zoo disfrutó de hasta principios de los 80 de una bien merecida popularidad por la variedad de animales que allí se podían encontrar, ya al final resultó ser más variado que lo que inicialmente se había pensado: había allí jaulas con tigres, leopardos (estrellas del zoo), lobos, zorros, osos, aves, monos. En el interior de un edificio se encontraban acuarios con diferentes tipos de animales acuáticos, un aviario, y otras estancias con animales más pequeños (pequeños mamíferos, reptiles)
En los primeros compases de los años 80 las cosas parecían seguir en buen camino, creándose al menos una nueva atracción por año (tónico que continuó más o menos hasta mediados de la década), pero había claros indicios de que la cosa no iba bien del todo, y esto se vio acentuado con al crisis industrial que vivió Bizkaia entre 1982-1984. El parque quiso modernizarse con la nueva década (en donde el baby boom de la década anterior en el territorio hacía presagiar un incremento importante de las visitas) y en 1981 Parque de Atracciones de Vizcaya S.A acomete una ampliación de capital de 300 millones de pesetas y el complejo trata de relanzarse, pero la crisis vizcaína impedirá una potenciación total del parque. Comienza a lo largo de la década el esperable descenso del público, si bien no había vizcaíno o vizcaína que no hubiese visitado el PAV, ahora rara era la vez que se repetía la experiencia, y el parque tuvo que aferrarse al público familiar (padres y madres con niños) movido por los deseos de los retoños que gozaban año tras año con el parque. El problema de la lejanía seguía persistiendo, lógicamente, aunque los problemas de tráfico se habían reducido. No obstante, el PAV durante la primera mitad de los 80 no perdió en ningún momento su tirón popular y su condición de referencia de ocio entre la sociedad vizcaína fue total. El plan de un día entero el parque era muy normal en aquellos años, aunque se prefiriese fundamentalmente acudir en verano y por ello en otoño o en invierno la asistencia bajase alarmantemente hasta el punto de tener que cerrar en muchos fines de semana durante esos meses. Pero el PAV estaba presente por doquier: anuncios en prensa casi todos los días (especialmente en verano), miles de cuñas de radio, publicidad en vallas. El sobrenombre-slogan de su inauguración “la ciudad de la risa” dio paso hacia
Mención a parte constituye el éxito que alcanzó el escenario del parque, en donde tuvieron lugar algunos de los conciertos más importantes de música popular en Bizkaia en los 70 y 80: por allí desfilaron figuras de la escena estatal como
…y también para llorar
A partir de 1985 el descenso de público se hace imparable, y si ya en años anteriores la viabilidad económica del complejo recreativo era puesta en duda (se precisaba de una asistencia anual de al menos 1 millón de personas para que fuese rentable, algo que nunca se consiguió), en la segunda mitad de los 80 se comenzaba a especular con la desaparición del parque. No había dinero para acometer ninguna renovación significativa en el recinto, pese a que cada año se tratase de introducir atracciones y “barracas” nuevas de indudable atractivo y se introdujesen novedades tecnológicas punteras en ellas. El mini zoo fue languideciendo y poco a poco el número de animales fue menguando. En 1988 la situación es límite (ese año se recibe solo a 120.000 asistentes) y
En 1989
El encanto del perdedor
En los últimos años varias iniciativas han tratado de resucitar la memoria del PAV: el proyecto de un documental y un libro sobre el parque (Parque de atracciones de Vizcaya: el diente del diablo) adelantado en una página web (www.parquedeatraccionesdevizcaya.com) e incluso una serie de visitas guiadas a los restos del parque en plan cool snob que te cagas. Sea lo que el futuro depare al recinto, el pasado del parque de Atracciones de Vizcaya, que recordaremos con más detalle en la siguiente parte de este artículo, es algo que sencillamente, resulta imposible de olvidar.
CONTINUARÁ
robles b. hizo
ResponderEliminarMás información:
ResponderEliminar[URL]http://www.parquedeatraccionesdevizcaya.com[/URL]
Trailer sobre el documental que recoge la historia del parque de atracciones ubicado en Artxanda en los años 80.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/_5EoKTbMbr8
Para más información puedes visitar su página web:
https://parquedeatraccionesdevizcaya.wordpress.com
Alguien sabe en qué año actuó Triana en el parque de atracciones? Se que también estaba Miguel Bosé, supongo que organizado por Los 40...
ResponderEliminarentre 1980 y 1982,no recuerdo muy bien, yo estuve en ese concierto
EliminarAlguien sabe en qué año actuó Triana en el parque de atracciones? Se que también estaba Miguel Bosé, supongo que organizado por Los 40...
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