Astral Weeks es un disco que no envejece nunca, básicamente porque es un disco especial y único. El verdadero primer LP en solitario del que entre 1964 y 1966 fue vocalista de Them (Blowin´your Mind, 1967, era en realidad una recopilación de sus primeros singles como solista) es una extraña joya que poco tiene que ver con la producción posterior del león de Belfast en los años sucesivos y con prácticamente nada que se hizo antes o se haya hecho después en el mundo de la música. Grabado en Nueva York en escasos días con un grupo de músicos que apenas habían ensayado previamente con el huraño norirlandés, el propio Morrison apenas sabía como iba a resultar el álbum. Por aquel entonces, recién casado y cantando en clubs de poca monta en Massachusetts (se había trasladado a EEUU poco antes), Morrison atravesaba dificultades económicos que le provocaron una crisis personal que trató de exorcizar con un emocionante catálogo de introspectivos, temperamentales y muy personales temas a caballo entre diversos estilos musicales. Ocho temas con bases inspiradas en el soul, el jazz, o el blues pero con una insólita instrumentación acústica más cercana al folk celta que a la música negra (aunque ejecutada casi como si de jazz se tratase) además de un tratamiento vocal que borraba con un solo gorgorito de la prodigiosa garganta de Van cualquier limite estilístico o convencionalidad establecida. Pese que fue en este disco donde Morrison fue estableciendo su peculiar manera de cantar y su sobrecogedora afectación vocal, jamás a partir de aquí su voz ha sonado tan imponente y fascinante como en Astral Weeks.
Hay mucha leyenda sobre las sesiones de grabación de este disco; de lo poco que parece claro es que los músicos ejecutaron el acompañamiento instrumental casi de amanera improvisada tratando de adecuar la música a las melodías cantadas por Van Morrison. El resultado no fue ni mucho menos una chapuza, sino un festín de sonido sensual, fresco, sobrecogedor y verdaderamente hermoso. Un disco con olor a hierba mojada de rocío y a hojas de árboles, que evoca paisajes crepusculares y brisa fresca otoñal. Un álbum entre campestre e intimista de extrañas letras con cautivadores imágenes a veces carentes de sentido aparente pero que en la voz de Van Morrison suenan a poesía pura. Se vislumbra no obstante un tono nostálgico y melancólico y cierto enfoque conceptual sobre la perdida de la inocencia y la búsqueda de un nuevo nacimiento tras tiempos de zozobra, tal y como le estaba ocurriendo al propio Morrison en aquel moemento. Desde el subidón emocional inicial de la pieza que da título al álbum, siete minutos de soul folk in crescendo interpretado vocalmente con emoción contenida al máximo, los momentos de magna belleza se suceden uno detrás de otro. La delicada pero enérgica al mismo tiempo Cyprus Avenue y sus flautas y violines sonando casi fuera de contexto se contrapone con el estremecedor y desnudo lamento de Beside You y sus alucinantes juegos de voz entre una casi jam instrumentación folkie, mientras que Madam Goorge, un tema de más de 9 minutos de duración (algo insólito entonces para una canción vocal) añade una oportuna dosis de tranquilidad y de dulzura en un tema agridulce sobre el abandono del pasado. The Way Young Lovers Do, es un genial tema R&B con el tempo más rápido de todo el disco. Ballerina, otra maravilla de emocional factura, vuelve a dejar sin aliento, tal y como lo hacen Astral Weeks, Beside You…y Sweet Thing
Sweet Thing merece ser reivindicada como una de las mejores canciones de amor de la historia, todo un clásico en el ya de por sí sensacional cancionero de Van Morrison; es muy fácil humedecerse los ojos con este hermoso y desgarrado grito de amor envuelto en una instrumentación certera y rápida y con una voz que rezuma fuerza y espíritu por los cuatro costados. Impresionante. El disco se cierra con la lánguida Slim Slow Rider, el único tema son instrumentación de cuerda: desnudo, evaneceste, etéreo, sobrecogedor. El LP se “dividió” en dos partes supuestamente conceptuales según las caras en el vinilo original: los cuatro primeros temas eran In The Beggining (Al principio) y los cuatro restantes Afterwards (Después), pero poco importa si este es realmente un disco conceptual o no. El caso es que Astral Weeks, las semanas astrales, es un disco tan singular, inhóspito e irrepetible que tiene que ser grande y hermoso por la fuerza. A muchos seguidores más o menos recientes de Van Morrison les puede parecer extraño y es posible que muchos prefieran el más conocido track listing de Moondance, su disco posterior, que estas canciones tan frías y marcianas. Pero nada, absolutamente nada debe obviar esta autentica joya de la música del siglo XX, un disco sencillamente precioso e inmortal.
FICHA TÉCNICA
Géneros: Soul, Jazz Rock, Folk Rock, Blues
Publicación: noviembre 1968
Sello original: Warner
Producción: Lewis Merenstein
Duración: 46:05
Músicos:
Van Morrison: voz, guitarra rítmica
Jay Berliner: guitarra
Richard Davies: Doble bajo
Connie Kay: batería
John Payne: flauta, saxo soprano
Barry Konfeld: guitarra en The Way Young Lovers Do
Warren Smith Jr.: percussion, vibráfono
Track listing
1- Astral Weeks
2- Beside You
3- Sweet Thing
4- Cyprus Avenue
5- The Way Young Lovers Do
6- Madam George
7- Ballerina
8- Slim Slow Rider
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