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Que pena que este filme esté pasando prácticamente desapercibido por las pantallas porque no se lo merece en absoluto. Pocas veces se logra una mixtura tan perfecta y creíble de drama y comedia y además con un oportuno poso reflexivo. Una película de actores, donde Ewan MvGregor y Cristopher Plummer, padre e hijo en la ficción, bordan sus papeles de las dos caras de un conflicto intergeneracional, inusual en su origen y que pese a originarse bastante tiempo atrás estalla en un momento delicadamente significativo como es el enviudamiento del padre a los 75 años, momento en el cual anuncia a su hijo de 39 que es gay y siempre lo ha sido. Así, mientras el anciano Hal vive comienza a vivir una feliz segunda juventud en su nuevo mundo, el joven Oliver, un publicista inteligente y profesionalmente hábil, sigue arrastrando sus problemas amorosos y emocionales consecuencias del haber crecido en un matrimonio bien posicionado pero en donde todo era una farsa. Oliver nos cuenta la historia años después de haber fallecido su padre de cáncer y tratando de buscar una explicación a todos los hechos que ocurrieron entre la salida del armario de su progenitor y la muerte de este, periodo en el cual Oliver trata de convertir una recién iniciada relación con Anna, una fascinante joven francesa (Melanie Laurent, vista en Malditos Bastardos) en la aventura amorosa de su vida, aunque no será nada fácil.
La película fluctúa entre el intimismo, la introspección psicológica (no es casual el “homenaje” que el personaje de McGregor hace de Freud), el melodrama amargo y bastantes momentos de comedia o más bien de e ironía, que vienen a salpicar con recursos metacinematográficos varios (escuela tarantiniana) y narrativos (hay varios homenajes y referencias a la historia del movimiento gay en EEUU) un relato de tinte más bien taciturno pero con confortable mensaje final. Y es que Beginners es una película que no da tregua emocional y ello es debido a su magistral planteamiento narrativo y a su efectivo aire de cine a la europea pese a tratarse de una cinta americana. Al parecer, esta basada en al propia experiencia de su director, Mike Mills, cuyo padre también salió del armario a los 75 tras la muerte de su mujer, lo cual refuerza la honestidad de lo que se nos cuenta. Honesta, sin trampa ni cartón, Begginers es principalmente un canto a la obligación de entendimiento entre padres e hijos, recordando siempre que el amor debe de estar presente en la relación paterno-filial; además de ser una crítica a los desmanes ocasionados cuando algo falla en esta empresa. Puede que haya momentos desdibujados (especialmente en el personaje de Anna) y otos poco creíbles (chirría un poco la relación amorosa entre un septagenario y un treintañero, interpretado por Goran Visnjic), pero resulta una película que merece más que la pena verse ya que es de lo mejorcito que a día de hoy hay en cartelera.
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