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Bonita celebración la del 30 aniversario de Amblin Entertainment, la productora fundada en 1981 por Steven Spielberg que a lo largo de este tiempo ha producido multitud de películas, tanto dirigidas por el Rey Midas del cine como por otros directores. Para la ocasión y gracias a una idea del director JJ Abrams (creador de series de TV como Alias o Perdidos y director de la última Star Treck) la productora se ha hecho un auto homenaje tratando de recuperar aquel cine fantástico para niños y adolescentes de los años 70 y 80, del que precisamente el propio Spielberg junto con gente como George Lucas fue su máximo ideólogo; así es inevitable viendo esta peli acordarse de cintas dirigidas o producidas por Steven Spielberg como Regreso al Futuro, Los Goonies, Gremlins, E.T o Encuentros en la Tercera Fase. Así, con varios elementos de aquel cine que hizo reventar taquillas quee hizo que muchos niños y adolescentes se aficionasen al cine y todo un cúmulo de referencias (pertenecientes o no al universo Spielberg) que a parte de las películas citadas incluye Tiburón, La Noche de los Muertos Vivientes, Alien, El Enigma del Otro Mundo, Poltergeist o Cuenta Conmigo, la película es un modesto pero hábil y muy convincente ejercicio cinematográfico mitómano que sin embargo no abusa de la nostalgia ni de los homenajes gratuitos y pretende ser simplemente una peli verano de los 80 para chavales pero rodada en 2011. Spielberg como productor y JJ Abrams como director y guionista sabían que lo que tenían entre manos si se trataba correctamente podía resulta una cosa bastante atractiva y lo han logrado. Con un guión mínimo e intencionadamente algo inocente e infantil, esta historia ambientada en 1979 con sucesos inexplicables, intrigantes maquinaciones del ejercito, un pequeño pueblo asolado por algo misterioso, criaturas extraterrestres y un grupo de adolescentes locos por el cine que deciden investigar por su cuenta los extraños fenómenos ocurridos en su localidad, se mete al público en el bolsillo por su mensaje de amor al cine y a todo su mundo de fabricación de ilusiones.
La historia se centra en un grupo de 6 chavales de entre 13 y 14 años que en 1979 en su pequeña localidad de Ohio pretenden hacer un corto de cine de terror (de zombies, concretamente) para presentarlo a un festival amateur. Mientras ruedan en una noche en una estación tren, son testigos del aparatoso y espectacular descarrilamiento de un tren de mercancías que se sucede prácticamente al lado de ellos, saliendo ilesos de milagro. Pero mientras tanto, la cámara súper 8 ha seguido grabando. Al día siguiente, la llegada del ejército al pueblo (relacionada con el cargamento del tren) comienza a inquietar a los muchachos, mientras que una serie de acontecimientos inexplicables comienzan a sucederse en la localidad. A partir de allí, y sin levantar mucho el tono ni recurrir a tópicos del cine fantástico de los últimos 20 años (esta es como una peli de finales de los 70, no olvidemos) y tratando de ser más cien mil veces más auténtica y humana que cualquier cinta de acción-espectáculo actual, la película termina por enamorar al público, aunque sea solo como un amor de verano. Hay intriga (muy sencilla), sustos (hechos sin tontería), diálogos naturales e ingeniosos entre los chavales (a lo Goonie), buenos efectos especiales (hechos en su mayoría con maquetas y petardos, como en los 70 y 80), catástrofes (al loro con la espectacular escena del descarrilamiento,) drama (un poco tópico y simplón, pero juer, esto es un homenaje), comedia (servida por su jóvenes protagonistas), amor adolescente (aunque sea solo de fondo), criaturas extraterrestres (no hechas por ordenador) y un homenaje a todos aquellos que alguna vez quisieron hacer una película amateur en video o súper 8. Al final al película deja un buen sabor de boca en el público adulto pese a su sencillez, porque, evidentemente, Super 8 no es más que una película para niños y preadolescentes, pero esta claro que es la gente de entre 30 y 45 años y que ha crecido con este tipo de películas, su destinatario-cómplice mediante los guiños de rigor.
El grupito de jovencísimos actores de esta película esta realmente excepcional: Joel Courtney , Riley Griffiths, Ryan Lee, Gabriel Basso, Zach Mills y Elle Fanning, la única chica de la cinéfila pandilla y que pese a ser la más joven en la vida real es la que mas madurez aparenta y transmite en esta película. Buena ambientación de finales de los 70 (con alguna canción de la época) y una constante sensación de parecer encontrarnos en el pueblo donde se desarrollaba E.T el Extraterrrestre. No perderse en los créditos finales el descacharrante corto rodado por los protagonistas. En definitiva, una película que es cine de evasión como una vez se hacía y ya no se hace
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