Una nueva década empezaba para David Bowie en 1980 y también empezaba para él una nueva etapa, de nuevo en el Reino Unido tras tres años en Alemania en los cuales alumbró la llamada trilogía berlinesa tres innovadores e influyentes álbumes de pop rock electrónico y ambient experimental (Low, 1977; Heroes, 1977 y Lodger, 1979) que sentaron las bases del tecno pop y el electro de muchos grupos y artistas en los años siguientes. Sin Brian Eno, coartífice musical y co-compositor de muchos temas de la magistral triada, pero aún con el co productor (y amigo) Tony Visconti y algunos de los músicos que participaron en aquellos álbumes, el ya considerado camaleón del rock y una de las principales estrellas musicales del momento por derecho propio quiso hacer un LP más accesible que los de la etapa de Berlín pero sin renunciar al tono vanguardista y experimental de aquellos. El resultado fue un álbum espectacular, sobrecogedor y verdaderamente fascinante que demostró que David Bowie era sencillamente el músico con mayor capacidad de adaptación de cuantos existían en el mundillo del pop rock, capaz de avanzar y a su manera diseñar y crear sonidos y ritmos (aunque, eso sí, en base a ideas previas que él tomaba generosamente prestadas de otros músicos de distinto pelaje) que en poco tiempo serán asumidos por otros artistas y bandas incluso más jóvenes que él. Esto fue lo que ocurrió con Scary Monsters con un Bowie que seguía con su afán de sorprender musical y estéticamente creando una obra inscrita dentro de los parámetros de la nueva ola musical pero en su vertiente más avanzada e innovadora ahora que empezaba a emerger una rama de la new wave, estilizada, posmoderna, cultureta y gualdrapas que idolatraba a Bowie por encima de todas las cosas y que el Delgado Duque Blanco no tardará en adoptar estilística y conceptualmente: los new romantics. Rock vanguardista de primera calidad pero asequible que aumentó aún más el prestigio del polifacético David Bowie y lo convirtió aún más si cabe en estrella. Número uno en las listas británicas de LPs después de 6 años (Diamond Dogs de 1974 fue el último) y con singles en lo más alto de las radiofórmulas, Scary Monsters además de un éxito comercial fue la última obra maestra de Bowie. Se acabaron a partir de este disco los álbumes con cinco estrellas, pero no eso importa
Bowie estaba convencido de que había que enterrar los cocainómanos años de Berlín (en los cuales se le iba la olla con frecuencia con declaraciones en las que llegaba a elogiar a Hitler, fruto de posiblemente de sus sobredosis con los polvos blancos) al menos desde su vertiente estética y en la carpeta del disco Bowie nos presenta a su nuevo personaje, un inquietante clown blanco postmoderno que explotará en el vídeo del primer single Ashes to Ashes. Precisamente este magnífico tema es el mejor y el más emblemático de Scary Monsters, un siniestro himno de pop electrónico en el cual recuperó al mítico Comandante Tom, el protagonista de su Space Oddity, en donde se dejaba clara la simbología del comandante y de aquella canción: “sabemos que el Comandante Tom es un yonki”. Una curiosa desmitificación de la idolatría pop y del propio universo de Bowie ofrecida en un suntuoso envoltorio de sonidos electrónicos servidos principalmente por el sintetizador de guitarra de Chuck Hammer y su inolvidable y fascinante riff electrónico minimalista que realmente creó escuela en el tecno y el synth pop de los primeros ochenta. Un espectacular y delicioso tema que además de llegar al nº 1 en listas se considera ya como una de las mejores canciones del David Bowie, por no hablar de su fascinante y revolucionario video rodado con imagen solarizada y con la participación de algunos de los primeros “discípulos” de Bowie new romantics, entre ellos Steve Strange, el futuro líder de Visage.
El disco en su totalidad en realidad es variado en cuanto a estilos y propuestas, aunque siempre con ese barniz vanguardista-experimental servido principalmente por los sintetizadores de Chuck Hammer y Andy Clarck y la guitarra afilada e imprevisible del omnipresente Robert Fripp, fundamental en temas como Fashion, Scary Monsters (and Super Creeps) y It´s No Game. Roy Bittan, pianista de la E Street Band de Springsteen y Pete Townshend de The Who, también se asoman con acierto a este álbum. Hay heavy electrónico-experimental como It´s No Game (Nº 1) con un Bowie forzando su garganta al máximo -el Nº2, el último corte del disco contiene la mismamelodía con un tempo más de pop rock nuevaolero y una interpretación vocal más contenida-; piezas aptas para pistas de baile pero con un tono excéntrico y vanguardista como Fashion (otro single de éxito) y sus curiosos juegos guitarreros y de coros; pop rock épico y efectivo como Because You´re Young o arrebatador pop liviano electro-acústico como Up the Hill Backwards con una rica covertura vocal en donde David comparte protagonismo con Tony Visconti y los coristas Lynn Maitland y Chris Porter. Scary Monsters (and Super Creeps) pone una nota hard y afectada con la voz de Bowie cuasi distorsionada en medio de un atrayente y veloz marasmo rítmico. Hasta una versión como Kingdom Come de Tom Verlaine, líder de la banda punk neoyoquina Television suena como un genuino tema Bowie y recordando mucho además a la épica de Heroes.
Como venía siendo habitual, al voz de David Bowie sonaba tan versátil, variada e impresionante como siempre, teniendo en este disco sus puntos álgidos en Ashes to Ashes, las dos It´s no Game, Kingdom Come, Scary Monsters y Teenage Wildlife. David Bowie seguía demostrando que era de los más grandes, pero por desgracia este álbum marcará un antes y un después: jamás volvería ha vuelto a hacer un disco excelente. Pese a que con Let´s Dance (1983) venderá más discos que nunca y ampliará notablemente su público, David Bowie jamás volverá a ser el mismo, aunque hasta el momento actual será capaz de hacer una mayoría de discos aceptables. Tras la gira de Scary Monsters, Bowie vio aumentados sus problemas con las drogas y no publicará un nuevo LP hasta 3 años después. Pero tribulaciones y líos a parte, Scary Monsters merece una consideración de obra maestra que la crítica a menudo le niega. Su influencia en el pop new romantic, el tecno pop y algunas vanguardias musicales posteriores fue decisiva.
FICHA TÉCNICA
Géneros: Art Rock, Pop-Rock de Vanguardia, New Wave, Pop Electrónico, Rock Experimental,
Publicación: septiembre 1980
Sello original: RCA
Producción: David Bowie y Tony Visconti
Duración: 45:08
Músicos:
David Bowie: voz, teclados, saxo
Carlos Alomar: guitarras
Robert Fripp: guitarra
George Murray: bajo
Dennis Davies: percusión
Andy Clarck: sintetizador
Roy Bittan: piano en Teenage Wildlife, Ashes to Ashes y Up the Hill Backwards
Chuck Hammer: sintetizador de guitarra en Ashes to Ashes y Teenage Wildlife
Pete Townshend: guitarra en Because You´re Young
Tony Visconti: guitarra acústica en Up the Hill Backwards y Scary Monsters, coros
Lynn Maitland, Chris Porter: coros
Michi Kirota: recitado en japones en It´s No Game (Nº1)
Track listing
1- It´s No Game (Nº1)
2- Up the Hill Backwards
3- Scary Monsters (and Super Creeps)
4- Ashes to Ashes
5- Fashion
6- Teenage Wildlife
7- Scream Like a Baby
8- Kingdom Come
9- Because You´re Ypung
10- It´s No Game (Nº2)
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