**
y 1/2
Con
muy buenas intenciones se presenta este nuevo filme del argentino Pablo Trapero
(Carancho): retrato de la deplorable situación
de las villas (barrios marginales) de Buenos Aires, denuncia de la secular
ineficacia política en Argentina, posición favorable hacia esa parte de la
iglesia católica comprometida con los más desfavorecidos hasta las últimas
consecuencias, denuncia de la pasividad de otra parte de la iglesia en muchos
aspectos, muestrario de cómo se las gastan las sórdidas bandas de narcos en
Buenos Aires, denuncia de la brutalidad policial…el problema es que la manera
de contarlo no está a la altura dramática exigida para hacer una gran película.
Mimbres había de sobra, pero un guión que difumina incomprensible muchos
aspectos que podían dar bastante de sí y en cambio opta por explotar otros más
tópicos y vagos, da al traste con todo. Y eso que hay no pocos elementos de
buen cine en Elefante Blanco, pero
todos desperdigados, rotos, fragmentados…un poco rompecabezas, la verdad. El
realizador Pablo Trapero no obstante hace un notable esfuerzo en otorgar
verismo y credibilidad a una historia realista e inmediata (algo que el cine
argentino hace excelentemente) y en ese sentido
poco se le puede reprochar a una película cuyo fuerte es retratar
magistralmente toda la miseria (física y moral) de un humildísimo y degradado
barrio chabolista bonaerense que sueña con dar el primer paso que ayude a ver
la luz al final del túnel, pero la cosa es muy complicada por variadísimas
razones. Julián (Ricardo Darín, siempre omnipresente cuando hablamos de cine
argentino), un cura completamente implicado en la labor social desde tiempo
atrás, no cejará en su empeño pese a que las cosas se están poniendo cada vez
más difíciles, con la ayuda de Luciana, una asistente social (Martina Gusmán) y
un nuevo sacerdote, Nicolás (Jéremie Renier) un joven ex misionero belga
traumatizado por experiencias pasadas.
Uno
de los peros de este filme es que sus personajes- muy bien interpretados, eso
sí- parecen muchas veces moverse sin rumbo por la historia, dando pasos atrás,
desdiciendo lo visto anteriormente. No son sólidas muchas subtramas y todo al
final parece esta un poco a la remanguillé. Pero que duda cabe que Elefante
Blanco, en varios momentos impresionante e incuso emocionante con ese
totalmente desolador retrato del barrio cuya pobreza aparece retratada con una
crudeza total y sin remilgos en escenas
de una veracidad asombrosa. No recomendable para espectadores muy sensibles,
resulta especialmente crudo y sobrecogedor todo lo relacionado con las luchas
de bandas de narcotraficantes (auténticas autoridades y alma de la barriada) y
su terrorífico mundo. El mensaje final, ambiguo aunque con ciertas dosis de
esperanza, tampoco parece estar a la altura de las circunstancias con respecto
al transcurso de la historia. Filme bienintencionado en definitiva pero sin ese
plus de lucidez y concreción de que se le exige al cine más social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario