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No
ha defraudado, y lo que es mejor nos ha dejado boquiabiertos. La incursión de
Quentin Tarantino en el western no solo se ha saldado con éxito sino que además
el cineasta de Knoxville tal vez haya filmado su obra maestra. Y es que poco o
nada se puede reprochar a este nuevo homenaje cinéfilo de uno de los directores
más mitómanos que han existido nunca en donde en realidad se traza una historia
blaxplotation (cine “de negros” muy popular en la población afroamericana en la
década de los 70) por medio
principalmente de un engañoso tributo a ciertos códigos spaghetti western (la
ultraviolencia) aunque sin salirse de los cánones del western tradicional de
John Ford, todo ello para demostrarnos como en la historia del cine el género
del western ha influido en toda película con tiros, cazadores de recompensas,
asesinos a sueldo, fueras de la ley y héroes errantes que van de pueblo en
pueblo en cualquier coordenada espacio-temporal. Porque Django Unchained aspira a ser más que un western y un homenaje al
género (la sombra de Sergio Leone es alargada aquí, si, pero no lo es menos la
de Ford o Hathaway), es una revisión como hemos dicho del “cine para negros”
(género también muy querido por Tarantino, como ya demostró en Jackie Brown) con tintes de denuncia
social (se centra en el sórdido mundo esclavista sureño antes de la abolición
de la esclavitud) y más escorado al drama y a la epopeya épica que a la
comedia, si bien persiste la ironía friky tarantiniana aunque aquí en menor
medida de cualquiera de sus películas anteriores. Tarantino está demostrando
que es capar de ampliar sus registros y, al igual que en Malditos Bastardos (2009), viajar en el tiempo de manera
convincente. Su crecimiento como director esta siendo indudable.
Pese a
tomar el título prestado de un western europeo, este Django es una película original cien por cien con un héroe negro,
un esclavo fortuitamente liberto (Jamie Foxx) que une su destino al de un
cazador de recompensas de origen alemán (Cristoph Waltz) y ambos recorren el
sur de EEUU en busca de diferentes forajidos para darles matarile y ganarse “un
puñado de dólares”. Pero el amargo pasado del antiguo esclavo Django,
convertido, en un pistolero de armas tomar, no parece dispuesto a disiparse y
ambos hombres deciden llevar a cabo una arriesgada misión romántica: rescatar a
Broomhilda (Kerry Washington) la mujer
de Django esclava de un rico, caprichoso y sádico magnate sureño, Calvin Candie
(Leonardo DiCaprio). Una road movie a caballo donde además de darse cita los
géneros antes mencionados hay elementos de cine negro, comedia negra e intriga
además de un homenaje a la épica de la mitología germana con momentos sublimes
y un ritmo cambiante y muy adecuado a efectos narrativos y dramáticos. El
climax final, con violencia y sangre a raudales, es lo mas “tradicionalmente
tarantiniano” que hay en una película en donde no hay que buscar al Tarantino
tradicional. Fox y Waltz funcionan a la perfección como antagónica pareja
heroica unida por un extraño vínculo de intereses mutuos, y el resto del
reparto no se queda a la zaga con un DiCaprio muy convincente como un villano
tan de opereta como cruel y sanguinario o un Samuel L. Jackson que interpreta a
las mil maravillas a un viejo esclavo muy acomodado a su condición servilista
del amo blanco. Puede parecer un poco repetitivo que Tarantino vuelva a echar
mano del recurso de la venganza como motor de una historia, pero el director
sabe lo que hace y nada sobra en una película que funciona como un reloj y en
donde Tarantino demuestra también que conoce a la perfección los recursos
escénicos, plásticos y narrativos del western pero siempre tratando de dar su
impronta con una banda sonora variada y algo descontextualizada y un reparto de
secundarios curioso en donde se dan cita algunas viejas glorias casi olvidadas
como Don Johnson, Robert Carradine, Russ Tamblyn, Ted Neeley, Bruce Dern o
Franco Nero. Imprescindible.
Una decepción 'Django', no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!
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