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Otra
película que esta pasando injustamente desapercibida por la cartelera aunque
aporta una buena dosis de cine inteligente, intimista y de muy cuidada factura.
A Late Quartet se trata de una pequeña pero muy eficaz producción semi
independiente nortemericana (a cargo de la “renacida” y mítica productora RKO) dirigida
con sensibilidad y acierto por el casi debutante Yaron Ziberman en donde se
cuenta algo tan simple el proceso de desintegración y decadencia de un
colectivo humano con largo tiempo de trayectoria, en este caso un afamado
cuarteto de cuerda. Con el mundo de la música clásica y sus intérpretes como
concreto telón de fondo (y captado meticulosamente con una notable mezcla de
respeto y admiración), esta es una historia que se puede extrapolar en otros
contextos similares en donde en un momento dado una chispita provoca que una
serie de fatalidades que se han ido gestando tiempo a tras estallen, algo
habitual cuando sucede en un colectivo humano que ha estado trabajando,
colaborando y compartiendo vivencias codo con codo.
La
película se basa en el soberbio trabajo de sus intérpretes y en la credibilidad
de todas y cada una de las situaciones planteadas. Con un estilo formal muy
cercano al de Woddy Allen aunque carente casi de elementos de comedia o
críticos y más escorado al drama sin paliativos, la historia, llena de
desencuentros, situaciones embarazosas y elementos del más puro melodrama
familiar (a veces con connotaciones de culebrón televisivo), fluye
perfectamente y se deja ver con más que interés. No hace falta ser un
entusiasta de la música clásica para disfrutar de una película donde el
concepto de cuarteto de cuerda sirve en realidad de metáfora de la dificultad
de realizar algo común por parte de un grupo de gente y que el resultado sea
bello. El “cuarteto” protagonista con Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener,
Mark Ivanir y Cristopher Walken -el elemento catalizador de la historia con su
personaje de veterano maestro del violonchelo ante una grave enfermedad-
funciona a las mil maravillas dentro de un conjunto vigoroso, sencillo y
emotivo realzado por una excelente puesta en escena y una pulcra fotografía. Un
acierto si se decide ver.
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