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Cumplir
a rajatabla las leyes de la comedia no es tarea fácil, pero cuando se pone
empeño y ganas en lograr una obra divertida y apta para un amplio espectro de
público el resultado es siempre satisfactorio. Y así lo ha conseguido Javier
Ruiz Caldera con Tres Bodas de Más:
una comedia desenfadada y espontánea pero equilibrada al mismo tiempo basada en
los personajes y en la concreción sin fisuras de la historia, en realidad tres
historietas-situaciones que de por sí podrían funcionar independientemente pero
deslumbran como un todo atravesado por el relato troncal del filme que no es
otro que el de la complicada situación sentimental-existencial de su protagonista
Ruth, brillantemente interpretada por la cada vez más versátil Inma Cuesta.
Aunque se trata de una comedia romántica que nadie espere encontrar almíbar
barato y gags tontosdelculo como en las pelis USA del género ya que se apuesta
por el humor inteligente (escuela inglesa por una parte y por que no, Billy
Wilder por otra) el apunte surrealista en la más genuina tradición del la mejor
comedia española con elementos de Berlanga y la comedia madrileña de los 80
pero todo pasado por un tamiz genuinamente contemporáneo para situar a la
historia en unas perspectiva temporales concretas (la sociedad de las redes
sociales y youtube, los nuevos modelos de relación de pareja, la sempiterna
mediocridad de la sociedad española más caciquil) que resultan muy familiares
para el público- especialmente el que tenga entre 25-45 años- y en ese sentido
este neocostumbrismo ibérico es de lo más logrado del filme más allá de que el
manejo de las diferentes anécdotas y situaciones relacionadas con estos temas
no siempre compongan un collage perfecto y coherente. Y puestos a mirar peros,
también se hecha en falta una mayor coherencia en el tono del conjunto ya que
se pasa del esperpento y el surrealismo a la alta comedia con demasiada
facilidad minando a veces la credibilidad de muchas situaciones, algo que no
gustará a los espectadores mas quisquillosos.
Aunque
no se trata de una película coral el nutrido reparto funciona muy bien cada uno
en sus personajes-estereotipo con una Inma Cuesta encantadora en su papel de
Ruth, una treintañera investigadora bióloga que tras la ruptura con su última
pareja, Pedro (Berto Romero) vive unos
momentos de zozobra personal importantes que se acentúan cuando es invitada en
un corto espacio de tiempo a las bodas de sus tres ex: Pedro, un meticuloso
irascible, Alex (Laura Sánchez) que ahora es una mujer y Mikel (Paco León) un
hedonista e insustancial surfer. Con Dani (Martiño Rivas) el veinteañero
becario de su laboratorio sirviéndole de confidente y de peculiar Pepito Grillo,
Ruth no logra evitar el caos personal y situacional tanto en las bodas como en
su vida personal aunque la irrupción de Jonás (Qim Gutiérrez) dará algo de luz
al apagón. Con momentos verdaderamente desternillantes y otros no tanto, la
película regala al espectador una sonrisa en todo momento. Lástima que el
previsible final y algún cliché de comedia romántica resten consistencia a una
película que se caracteriza precisamente por su afán por no ofrecer deja vus
típicos de la comedia y por mantener un discurso convincente y sin nada de
tontería.
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