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Voluntarioso
pero limitado se ha encontrado esta vez Almodóvar ante un nuevo drama que se
presentaba con ambición y que cuya premisa hacía presagiar que el realizador
manchego iba a estar tras la estela de Hable
con Ella. No ha sido así y Julieta es solo un filme correcto que
funciona muy bien como drama intimista pero que adolece de las limitaciones
habituales de Almodóvar la mayor parte de las veces que se enfrenta a un filme alejado de la
comedia: falta de explicación convincente en el elemento dramático del filme,
personajes secundarios que no terminan de ser creíbles, momentos forzados hasta
el absurdo. Nada se le puede reprochar en cambio a la hora de forjar un
poderoso elemento humano y psicológico que como resulta habitual de nuevo
brilla con luz propia, arropado por una historia sólida y envolvente que pone
en evidencia la gran habilidad de Almodóvar como narrador, que en esta ocasión
ha tomado como referencia los relatos de le escritora canadiense Alice Munro. Julieta en palabras de su director
pretende ser una historia sobre el silencio y lo jamás dicho, algo que preside
y condiciona la vida de una persona, en este caso la protagonista del filme
interpretada en dos etapas de su vida por Adriana Ugarte y Emma Suárez. Pero el
tratamiento de dicho tema y toda la complejidad psicológica y vital que
conlleva dista de ser el idóneo para conseguir una gran película y el manchego
parece conformarse solo con unos cuantos retales dramáticos no demasiado
originales y unos recursos y ritmo narrativo aunque sólidos demasiado
previsibles.
Julieta,
la protagonista del filme, ve su vida condicionada por un extraño e
improcedente sentimiento de culpa por la muerte por suicidio de un desconocido
de la que fue testigo justo el mismo día en el que conoció al amor de su vida,
Xoan (Daniel Grao) un pescador gallego que la hizo llegar al norte abandonando
su prometedora carrera de profesora de secundaria. Así, en periodo de tiempo
que abarca de 1985 a
2015, la vida de Julieta con una hija, Antía (Priscilla Delgado / Blanca Parés)
de por medio va experimentando cambios bruscos condicionados por sucesos
trágicos de los que prefiere olvidar o no mencionarlos. Diferentes personas
pasan por su vida dejando poderosas improntas que de un modo u otro irán afectando
a su vida: Ava, la mejor amiga de su marido (Inma Cuesta), Marian, la
intrigante ama de llaves en Galicia (Rossy de Palma), su madre enferma (Susi
Sánchez) y su padre despreocupado (Joaquín Notario), Bea, la mejor amiga de
Antía (Sara Jiménez / Michelle Jenner) o su amor de madurez, Lorenzo (Darío
Grandinetti). Una vez más, los personajes y sus
interpretaciones son el plato fuerte en un filme de Almodóvar en donde
todo da la sensación de estar hecho con el piloto automático pese a los no
pocos buenos momentos del filme. Gustará a los seguidores del director pero es
muy posible que no encuentre mucho público entre a los que la filmografía de
Pedro Almodóvar les sea más o menos indiferente.
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