***y
1/2
No
es una buena señal que echemos tanto en falta thrillers inteligentes y con
substancia en el cine de hoy y que tengamos que esperar cierto tiempo (cada vez
más, por cierto, en el caso del director que nos ocupa) para que gente como
David Fincher, Dennis Villenueve o el
responsable de esta más que convincente Multiple,
M. Night Shyalaman, se asomen por la
cartelera ofreciéndonos filmes de intriga más o menos alejados de las más
manidas convenciones hollywoodienses, aunque en el caso de Shyalaman y de otros
directores del ramo siempre se termine cayendo en alguna que otra concesión.
Escaldado de sus últimos fracasos artísticos y comerciales de los 2010 y cuando todo indicaba que había perdido
el rumbo con algún bodrio tipo Airbender
o After Earth parece que el
realizador indio-norteamericano pretende volver a la esencia de su cine que
encandiló en los 2000 con tal vez la película más madura de su filmografía, un
homenaje a Hitchcock (gran influencia suya) con curiosos elementos de cine
slasher con víctimas adolescentes (aunque no hay prácticamente escenas
sangrientas) e insertos varios de género fantástico, algo a lo que ya nos tiene
habituados Shyalaman aunque esta vez su praxis de incluir la irrealidad en un
contexto cien por cien realista alcanza una cota insuperable. A ello le ayudan
un guión excelentemente tramado con una espectacular superposición de historias
enmarcadas en los contextos psicológicos de los personajes aunque todo de
manera poco explícita pero reveladora y sobre todo por la maestría en la que
maneja un tema tan delicado como es el trastorno mental llevado aquí a su
paroxismo con un cierta justificación de ficción científica para mostrarnos a
lo que podría ser capaz de llegar una persona con trastorno de personalidad
múltiple devenida en un sádico y misterioso secuestrador de chicas adolescentes
cuya finalidad es un misterio en casi todo el filme: huelga decir que para
llevar a buen puerto esto se precisaba de una interpretación más que excelente
y en este sentido el cada vez más en alza James McAvoy está de diez en el papel
de un joven con múltiples personalidades (23 en el guión aunque vemos ocho) que
esquivando y cumpliendo al mismo las extrañas teorías de su psiquiatra (Betty
Buckey) sobre la personalidad múltiple, parece llevar a cabo una extraña
venganza ”ayudado” por sus personalidades a las que trata como personas
diferentes.
La
película tanto vista desde la angustiosa situación de las tres adolescentes
secuestradas (Anya Taylor-Jon, Jessica Sula y Haley Lu Richardson) como de el
alucinante panorama mental y comportamental del protagonista que en
determinados momentos es una persona diferente tanto en edad, sexo como en
comportamiento, léxico, costumbres y en muchas más mas cosas funciona a las mil maravillas y se alcanzan momentos de
tensión de manera inteligente sin caer en lo obvio de premisas de este tipo. Es
de reseñar que, como en muchas de las películas de Shyalaman, hay un héroe tapado que en este caso actúa con la
motivación de un horrible trauma anterior que se antoja como la Némesis y la energía vital
ante la amenaza que el secuestrador prende sobre el destino de las jóvenes. Tal
vez unos momentos finales algo apresurados y una interpretación de la historia
pro parte de muchos de una cinta fantástica más (este elemento aparece en el
momento más inesperado) resten empaque a uno de los thrillers psicológicos con
más fundamento de los últimos años. Y cosa curiosa: se abre la posibilidad a
una secuela con posible concomitancia con un filme anterior del director, es
decir una doble e inesperada secuela crossover como nos deja ver su curiosa
momento final auto homenaje: ¿estratagema?, ¿broma?, ¿simplemente un guiño al
espectador? Una cosa esta clara, M. Night Shyalaman pese a su irregular filmografía
sigue siendo un gran cineasta.
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