****
Un año sin una película de Woody Allen es algo
impensable para cualquier aficionado al cine, y lejos de rutina y
autocomplacencia el veterano y legendario director de 82 años sigue en plena
forma y demuestra que es capaz de hacer
películas de gran calidad. Hacia tiempo que a Allen no le salía una película
tan redonda pese a que Wonder Wheel no sea una obra maestra absoluta, pero sus
virtudes son de nuevo destellos de un director que en su madurez sigue teniendo
mucho que decir. De nuevo nos encontramos con un formato familiar en Woody: comedia-drama
con ambiente retro-nostálgico narrada en primera persona por uno de los
personajes y con una enorme carga simbólica en el título con respecto al
sentido de la historia (la “noria maravillosa” como metáfora de las emociones
humanas cambiantes con sus altibajos). En esta ocasión y pese a estar vista
desde el punto de vista masculino de uno de los personajes, el centro de la
narración se encuentra en los dos personajes femeninos principales: Ginny (Kate
Winslet) una mujer de 40 años infelizmente casada en su segundo matrimonio que
renunció a sus sueños de actriz tras un primer enlace tumultoso que vive ahora
en Conny Island con un Dumpty (James Belushi) un feriante propietario de una tiovivo
del parque de atracciones de la localidad, con el niño de su primer matromonio y con un modesto trabajo de camarera en dicho parque,
y carolina (Juno Temple) la hija de 26 años del primer matrimonio de Dumpty que
acude a la casa paterna amenazada por la su ex marido mafioso y sus secuaces. Ambas
terminan enamorándose del mismo hombre, el socorrista playero con aspiraciones
de escritor Mickey (Justin Timberlake), quein ofrece a Ginny salirse de la
monotonía de su existencia y a Carolina la posibilidad de un nuevo comienzo. Con
una logradísima ambientación en los años 50, una genial recreación del icónico
parque de atracciones de Conny Island y la siempre fascinante fotografía ocre
del mítico Vittorio Storaro, Wonder Wheel
resulta una sencilla pero sugerente película sobre el amor y sobre los sentimientos
de las mujeres y como les condicionan estos en su visión de la vida y en su
relación con otras mujeres.
El personaje de Mickey actúa como catalizador de una
trama en el que Ginny y Carolina, dos personajes que inicialmente se rechazan
mutuamente ya que su encuentro es circunstancial y forzado además de estar marcadas
por pasados pésimos y decisiones desacertadas, terminan convergiendo al estar -
y sin saberlo- una misma persona en el centro de sus vidas como elemento
salvador. Se sabe sacar muy buen partido en esta película de los impulsos
narrativos que proporcionan las situaciones emocionales que viven los personajes
y todo bien combinado con elementos de comedia, subtramas divertidas con fuste (el
hijo pirómano de Ginny) y apuntes metatextuales que tanto gustan a Woody. El
reparto está excelentemente conjuntado sobresaliendo una Kate Winslet que a un
enorme recital en una de als mejores interpretaciones que se le recuerdan a la
actriz británica, aunque también es de mencionar el redescubrimiento de James
Belushi, un veterano actor encasillado en la comedia - y en el recuerdo de su
malogrado hermano John- que hace el mejor papel de su dilatada y errática
trayectoria. Encantará esta película a los fans de siempre de Woody Allen y los
medianamente o no muy aficionados al realizador neoyorquino encontrarán en este
filme no pocos elementos degustables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario