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Se avecina una oleada de biopics de grandes figuras de
la música popular del que esta semblanza de la banda de rock Queen (1970-1991,
pese a que dos de sus miembros están empeñados en seguir con el negocio
malamente) aunque para ser exactos más de su líder, Fredy Mercury (1946-1991),
esta llamada a ser uno de sus reclamos más comerciales a la espera de otras
como la de Elton John, que llegará a principios de 2019.Y el resultado de esta Bohemian Rhapsody, se puede decir que ha
sido satisfactorio obviando su escaso sentido del riesgo como biografía fílmica
convencional (formalmente se limite a ofrecer lo que se esperaba de un filme
sobre un grupo de Pop Rock) y las múltiples licencias que se toma con la
historia real de los acontecimientos. En realidad, como hemos dicho antes, la
película está más centrada en la figura de Fredy Mercury que en la propia
banda, y es que Queen, excelente grupo de hard rock y art rock que en los 70 se
embarcó todo tipo de experimentaciones con la ópera y otros sonidos y que en
los 80 bajó considerablemente la calidad de su obra- cultivando eso si todos
los estilos del rock y el pop habidos y por haber- aunque no su enorme tirón
comercial, no tenía una biografía demasiado excitante que digamos salvo los avatares
y circunstancias de su lider, un personaje contradictorio, esquivo detrás del
escenario por rey del mismo una vez salía a escena y cuya existencia se vio
marcada por su bisexualidad y la tortuosa relación con muchos de sus seres más
cercanos. La vida de Mercury- y su personalidad y la influencia en su obra- era
la baza que debía jugar la película y la aj jugado magistralmente aunque tanto
cambio forzado de fechas y orden de los acontecimientos en el guión lastran la
credibilidad de esta biografía en donde el actor angloegipcio Ramy Malek calca
un Fredy Mercury con continuos cambios de imagen en diferentes épocas y siempre
tratando de emular el magnetismo de showman del personaje en un tour de force
interpetativo en donde Malek actúa, se mueve sobre un escenario, canta en algún
momento (aunque la mayor parte de lo que oímos en las canciones es la verdadera
voz de Mercury) y conmueve dramáticamente. El resto de los miembros de Queen
Brian May, Roger Taylor y John Deacon (interpretados respectivamente por Gwilym
Lee, Ben Hardy y Joseph Mazzello) son meras comparsas en la historia, aunque
nada debe hacer estar méritos al joven y talentoso (aunque experimentado en
algunos casos) elenco de actores.
Los problemas con el primer director del filme Bryan
Singer, que finalmente abandonó el rodaje y fue sustituido por Dexter Fletcher,
quien pese al parecer haber dirigido la mayor parte de al cinta no la ha
firmado, puede que haya influido en el resultado final aunque no sabemos hasta
que punto. El ritmo de la película es ágil y envolvente aunque la velocidad con
al que narra los acontecimientos no parezca la más adecuada para describir una
carrera musical ya que son bastantes los agujeros que el guión tiene. La
inserción de canciones de Queen y sobre todo la magistral reproducción de los
conciertos de la banda (desde sus primeros bolos en los 70 hasta el
multitudinario Live Aid, que es el momento más emotivo y espectacular de la
película) es más que correcta y constituye el fuerte de una película que si
bien se desenvuelve con soltura describiendo las circunstancias vitales de
Mercury y todas sus concomitancias dramáticas, falla algo en la coherencia del
conjunto, lastrada principalmente por la perenne sensación de que muchas cosas
que se nos cuentan no han sido así realmente (el caso más evidente el exagerado
en este filme distanciamiento de Fredy con el resto del grupo a mediados de los
80). Con todo la peli gustará tanto a fans del grupo como a no iniciados y
sobre todo hará las delicias de los amantes de la música, con dos horas por
delante de un muy bien presentado trabajo cinematográfico y musical.
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