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Es cierto que el tema de este filme no es nada nuevo y
en ese sentido la primera impresión ante de verlo sea pensar que poco es lo que
va aportar, pero nada más lejos de la realidad. El regreso de una persona al
lugar que la vio nacer y crecer después de un tiempo alejada de él y en teoría
ya descontextualizada y con los vínculos con las personas y lugares que conoció
efectivamente rotos es cierto ya ha sido el argumento de muchas historias, pero
cintas como Chavalas - debut de la
prometedora Carol Rodríguez Colás- demuestran que el retorno al origen puede
ser algo con muy variados y sugerentes enfoques especialmente si van ligados al
aspecto emocional. Estamos ante un filme que pese a tener varios altibajos y
errores de planteamiento cumple con primor su función en esta ocasión desde un
punto de vista femenino y generacional (treintañeras) pero que puede ser
degustable por público de toda condición.
La protagonista, Marta (Vicky Luengo) una fotógrafa artística cercana a la treintena con enormes aspiraciones que vive en un mundo de gente guapa en la Barcelona más alternativa es despedida de su trabajo en prestigioso estudio y decide volver a su humilde barrio natal de la localidad de Cornellá. El reencuentro con sus tres antiguas amigas Desi (Carolina Yuste), Bea (Elisabet Casanovas) y Soraya (Ángela Cervantes) parece ser grato y prometedor pero pronto Marta se dará cuenta que ya no quiere pertenecer a ese mundo de gente proletaria, camareras de tasca, chonis y fiestas cutres. Su nuevo empleo como fotógrafa de bodas, comuniones y otros eventos en un modesto establecimiento dentro del barrio es asumido de mala gana pero la muchacha pronto tratará de darle la vuelta, misión que parece más difícil con sus camaradas ya que su complejo conflicto interno con lo que ella pretendía ser y lo que se ha convertido parece reflejado en ellas y en su nueva y difícilmente recuperada relación. Las jóvenes intérpretes echan lo mejor de si mismas como no podía ser de otra manera en una comedia-drama de personajes destacando Luengo y la cada vez más omnipresente y en alza Carolina Yuste, aunque da la sensación de que varios fallos de guión no terminan por hacer explotar más de sus cualidades. También es cierto que el filme falla cuando trata de ser más costumbrista cayendo en el cliché, pero momentos dramáticos intensos como la discusión entre las amigas en una despedida de soltera o el trampantojo de la utilización de muy interesantes fotografías de exposición (de la protagonista) en un momento culminante redimen con creces a una cinta que a fuerza de voluntad y buen hacer logra ofrecer algo más que lugares comunes.
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