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No hace mucho se estrenaba en España Belfast y Kenneth Branagh tiene nuevo
filme en cartelera, aunque rodado antes. La diferencia de calidad entre aquella
película y esta nueva adaptación de la novela detectivesca de Agatha Christie
señala la poco convincente dualidad del director y actor británico entre la obra
de autor y el cine más comercial con la constancia de que definitivamente
parece escorarse a esto último lo cual no es una buena noticia ya que Branaghcon
Belfast y otros filmes ha demostrado una habilidad como cineasta digna de tener
en cuenta. Aquí de nuevo el realizador en su también muy competente faceta de
actor vuelve a encarnar a Hercule Poirot en un filme que sirve como secuela de Asesinato en el Orient Express (2017) y
como en aquel nos encontramos ante una película de intriga criminal interesante
y bien rodada pero hecha para cumplir el expediente y con el añadido además de
que esta nueva entrega (ojo, que la productora está cavilando convertir lo de
Poiroy y la obra de Agatha Christie en
una franquicia cinematográfica) tiene un tono menor que el Orient Express. Los seguidores del relato detectivesco, eso si,
disfrutaran de lo lindo con una adaptación esforzada y respetuosa con la fuente
original a pesar de importantes cambios en los personajes y con el tono -un poco
tramposo- de cine clásico del filme; por
lo demás nada sitúa a esta nueva versión (en el recuerdo la de 1978 dirigida
por John Gillermin con Peter Ustinov como Poirot) en las coordenadas de una gran
película.
Aunque por un lado el diseño de producción puede calificarse como esforzado y ayudado por la interesante fotografía de Haris Zambarloukos ofrece una imagen del Egipto del Nilo atrayente es precisamente ese afán por lograr imágenes exóticas y también muy de los años 30 el que termina por plasmar sencillamente artificiosas postales de un Egipto recreado en estudios y localizaciones británicas gracias a la informática. Efectivamente, ni el Nilo, ni el templo de Abu Simbel, ni las pirámides son auténticos en este filme y eso- que se hace evidente al espectador- termina por quitar cierta credibilidad a la cinta sumiéndola en un manierismo impostado. Pero en realidad en una historia de estas características lo importante son los actores y sus interpretaciones y en ese sentido el competente reparto coral cumple y con buena nota pese a que muchas veces sus personajes no tengan precisamente la intensidad y prestancia que Christe creó para ellos. Anette Bening, Emma Mackey, Gal Gadot, Jennifer Saunders, Armie Hammer, Laetitia Wright o Tom Bateman, que repite con respecto a Asesinato en el Orient Express, son algunos de los actores del filme además de Branagh. La historia de la tormentosa relación a tres bandas entre el recién estrenado matrimonio formado por la rica heredera Linnet Ridgeway-Doyle (Gadot) y el ambicioso Simon Doyle (Hammer) perseguidos por la antigua novia de este, la aparentemente desequilibrada Jackie de Bellefort (Mackey) y que desembocará en un asesinato sigue apasionante y la película consigue sacar adecuado partido a al inteligente intriga psicológica y las hábiles investigaciones del detective belga. Si bien la primer parte del filme resulta un tanto reiterativa en el siguiente tramo el desarrollo sube en enteros y regalas sus mejores momentos. Esta nueva Muerte en el Nilo cumple su función, pero está por ver si convencerá a todo el mundo
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