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Hay muchas maneras de contar dramas y muchos tipos de
drama pero sin duda uno de los más ricos y fructíferos es el drama desde la
perspectiva infantil. Pueden ser historias más trágicas o simplemente relatos
intimistas, pero cuando el resultado es casi siempre extraordinario cuando la
historia dramática en cuestión está bien contada. Estoe s lo que le sucede a The Quiet Girl, un pequeño filme irlandés
que presenta de amanera desnuda y realista la difícil existencia de una niña hija
de una familia desestructurada y criada en un ambiente rural muy modesto. La
pequeña de 9 años, Cáit (Catherine Clinch), no conoce el afecto por parte de
una madre ocupada con las tareas de la granja y en atender a sus numerosos
hijos, ni de sus hermanos y hermanas ni de su padre, un sujeto egoísta que dejó
a su familia tiempo a tras. Afectada por
todo esto, su carácter reservado y encerrado en si mismo. Cuando su madre va a
dar a luz un nuevo hijo es enviada durante la temporada veraniega a vivir con
unos primos de su madre, un matrimonio de mediana edad que vive en otro pueblo
dedicados a la ganadería: con ellos Cáit experimentará por primera vez las atenciones
que se deben de dar a una niña de su edad, ciertas enseñanzas educativas y
cariño, iniciándose para ella una nueva e insólita experiencia.
La película esta dirigida aun público de cualquier edad pese a no ser una película infantil. La combinación de tristeza, intimismo, inocencia y esperanza que desprende la película -y sin ningún tipo de edulcoramiento- es su principal baza dramática, manejada con sensibilidad y contundencia al mismo tiempo. El descubrimiento de un mundo nuevo en donde pese a todo no faltan obstáculos, mezquindades por parte de algunas personas, complicaciones emocionales y secretos guardados es la epopeya que vive la pequeña protagonista. Ambientada en el oeste de Irlanda a principios de los 80 y con interpretaciones realistas y creíbles (la película está rodada en gaélico, aún muy común en esa zona de Eire en aquella época) no se cae en tentaciones turísticas (mostrar paisajes de la isla o un display del folk irlandés, aunque se poye una canción cantada por una de las protagonistas) ni tampoco se exploran lugares muy transitados del drama con niño. The Quiet Girl es un filme delicioso, emocionante y sensible que hace de su sencillez su mejor virtud cinematográfica.
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