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El danés Bille August, una vez un director con prometedora
carrera internacional con premios en
Cannes con Pelle el conquistador
(1987) y Las mejores intenciones
(1992) y que muchos comparaban con Ingmar Bergman (autor del guión de la
segunda película citada), parecía haber apagado su estrella con el nuevo siglo sin
ningún filme memorable, y en realidad en esas sigue pero, eso si, demostrando
ser un director con oficio y - cuando firma los guiones de sus filmes, algo que
no ocurre con mucha frecuencia en los últimos años- con una característica sensibilidad nórdica.
Esta adaptación de la novela de Stefan Zweig cumple el propósito de ser una
traslación digna y de transmitir toda la hondura psicológica de la historia,
envuelta en suntuosas imágenes, una estupenda ambientación de 1914 y unas
interpretaciones a la altura de las circunstancias para poner en imágenes como es
debido a un autor como Zweig. Pero falta tal vez más convicción en un filme
cuyo acabado final en algunos aspectos es casi más de miniserie de televisión. Pero
no estamos ante una película deficiente ni mucho menos
La complejidad de una historia en donde los sentimientos del amor y de la compasión aparecen fatalmente entremezclados en su confuso protagonista masculino el joven oficial de caballería Anton Hofmiller (Esbem Smed Jensen) brilla con luz propia gracias al buen hacer de la pareja de actores principales con una Clara Rosager sobrecogedoramente convincentemente como Edith, la joven hija de un barón que postrada en una silla de ruedas como consecuencia de un accidente lucha por el amor de Anton, quien no sabe si su verdadero sentimiento es el de compasión hacia la muchacha o es amor realmente, al tiempo que recibe el desprecio de sus colegas militares y de la sociedad en general por cortejar a un “lisiada”. Rodada con énfasis en los diálogos y también los silencios, La impaciencia del corazón resulta una película interesante y con buenas hechuras que puede que no arriesgue demasiado pero muestra con creces la solvencia el oficio de un veterano como Bille August.
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