viernes, junio 07, 2024

SEGUNDO PREMIO

 


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La tendencia de los bopics musicales (de figuras de la música, se entiende) llega al cine español y con este más que interesante filme de Isaki Lacuesta se apunta además a hacerlo de una manera más o menos no convencional. El artista retratado desde luego bien merecía una biografía fuera de usos: Los Planetas, la banda granadina que en los 90 fue el grupo quintaesencial del Indie Rock español y que suscitó amores y odios con una extensa y prolífica carrera que llega hasta hoy: cacofonías guitarrísticas y guitarras pesadas pero estilizadas, a veces con melodías cercanas al pop otras veces con experimentos más noise dando cobertura a la peculiar voz de su líder Jota Rodríguez, el un tanto difícil y algo petulante rostro del rock alternativo español por excelencia. La premisa desde donde se parte ha sido un experimento un tanto arriesgado por parte de Lacuesta ya que ha contado con un reparto de músicos (en su mayoría de la escena granadina) en lugar de actores profesionales para dar vida a los miembros de la banda, ha dotado al filme de cierta poesía visual a base de imágenes y momentos fantasiosos, ha puesta algunas narraciones “en boca” de los alter egos ficticios de sus protagonistas (dando su versión de los ehchos) y ha ocultado casi todos los miembros reales de los miembros de los planetas, sólo pronunciándose en todo el filme el nombre de la primera bajista, May. Por lo demás, para cubrir cuatro años de la existencia de los Planetas (1996-1998) se apuesta como esqueleto del filme un estilo realista y cuasi documental que intencionadamente contrasta con las licencias estilísticas antes comentadas produciendo un efecto atractivo y estimulante. Una película muy interesante, en definitiva, apta para no fans o incluso desconocedores de los Planetas pero que se queda en lo muy correcto sin pasar a cotas mayores

Daniel Ibañez y Stéphanie Magnin, son los únicos actores con trayectoria que interviene como miembros de la banda y en cierto sentido son el corazón del filme: el primero, como un no nombrado Jota, borda el rol de un autoconsciente líder que busca mantener el grupo a toda costa pese a las fugas, los desvaríos toxicológicos del guitarrista (interpretado por Cristalino), los problemas y trabas planteados por la discográfica multinacional, y la propia percepción de dificultad existencial del guitarrista y cantante del grupo por su estilo de vida desordenados, sus también flirteos con las drogas y el shock que supuso su ruptura sentimental y profesional con la bajista, interpretada de manera muy convincente por Magnin. Este intento de traslación del sopuesto universo mental de Jota (y de la música de su banda) parece presentarse como objetivo principal del filme, pero tal ambiciosa intento se queda unas veces en lo intrascendente y otras en lo pedante. Con todo, la omnipresencia de la música del grupo y sus mejores temas - interpetados por el reparto- resulta un aliciente aunque sea solo por el elemento nostalgia noventero que a buen seguro entusiasmará a muchos, así como las curiosas recreaciones de algunas de las portadas de sus discos y en definitiva todo lo relacionado con el indie musical de los noventa que esta película trata de homenajear. Una buena película aunque Isaki lacuesta ha estado más inspirado otras veces.

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