domingo, noviembre 04, 2012

El Aparatito Lumiere ARGO



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Se echaba en falta películas como Argo, todo un ejercicio de buen cine: fluctuante entre varios géneros, un guión inteligente y sólido, y una intencionalidad divulgativa y documental completa y sin fisuras entre la denuncia y la crónica histórica épica. Y es que el tercer filme del actor Ben Affleck como director es un peliculón que sin ser una total obra maestra sabe ofrecer un relato apasionante, muy matizado y con multitud de registros. Basado en un suceso real acaecido en 1979-1980 perteneciente a los archivos de la CIA  y desclasificado en 1997, Argo cuenta un rocambolesco capítulo en la historia de la política exterior de EEUU con la famosa crisis de la embajada de Irán de 1980 como telón de fondo, cuando seis de los rehenes hechos por iraníes partidarios de los ayahtolas que irrumpieron en la embajada reteniendo a 52 funcionarios estadounidenses, lograron huir refugiándose en la residencia del embajador de Canadá. Tony Mendez (el propio Ben Affleck), un agente de la CIA, se puso al mando de la complicada misión del Gobierno norteamericano para devolverlos a EEUU sin que la vida de estos seis refugiados - cuatro hombres y dos mujeres- corriese peligro en un entorno totalmente hostil a USA. La tapadera- el auténtico McGuffin de la película- fue cuanto menos pintoresca: hacer pasar a los seis refugiados como el equipo de rodaje de una película inexistente (una producción de ciencia ficción, concretamente) que debía regresar a EEUU tras haber estado buscando localizaciones en Teherán. Obviamente, esto era un material de órdago para hacer una buena película y así lo entendió Affleck, con un resultado que no ha defraudado en absoluto las expectativas.        

Argo apuesta por una crónica lineal y un guión claro y conciso para mostrar con precisión y detalle la crónica de unos acontecimientos reales mostrándonos además con maestría todas las claves y hechos fundamentales del mismo sin ningún adorno dramático accesorio. Una puesta en escena espectacular y un ritmo absolutamente perfecto que sabe conjugar a la perfección la tensión, el dramatismo y los apuntes realistas consiguen elevar a la excelencia a una película que pese a su tono predominante de thriller-drama no rehúye de elementos de comedia, sátira, denuncia, y por supuesto de crónica histórica, esto último con marcado tono documentalista incluyendo reconstrucciones exactas de imágenes reales de archivo cuando no se emplean en algunos momentos imágenes documentales de los acontecimientos de 1979-1980. La película además se ramifica genialmente en varias direcciones narrativas: la planificación de la trama desde los cuarteles de la CIA y el gobierno norteamericano, la situación de los seis estadounidenses en la embajada de Canadá en Teherán, el fresco sociológico del nuevo Irán islámico de Jomeini con odio visceral al depuesto Sha y a EEUU, y como nota comediática el retrato entre crítico, cínico y cariñoso que se hace del mundillo de Hollywood, representado por los personajes reales del aclamado maquillador de efectos especiales John Chambers (interpretado por John Goodman) y el productor Lester Siegel (Alan Arkin), ambos claves en la trama de rescate poniendo su espíritu de embaucadores y fabricantes de ilusiones a favor de una buena causa: en ese sentido, el homenaje a Hollywood y al mundo del cine en general es claro y con un mensaje de lo más estimulante como es el poder de la fabulación.

Ben Affleck se está postulando como un gran director y es muy posible que en el futuro nos regale otras películas valiosas aunque sea a costa de sacrificar su carrera como intérprete. Y mientras tanto, Argo es una de las películas que más merece la pena ser vista de las que actualmente se encuentran en cartelera.

1 comentario:

  1. Entretenida, con ritmo, a la vieja usanza, también previsible y superficial, 'Argo' sin embargo es una prueba más del talento narrativo de Affleck. Un buen rato de cine, que es mucho, pero tampoco nada más. Saludos!!!!

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