LOBEZNO: INMORTAL (THE WOLVERINE)
*
y 1/2
Hugh
Jackman vuelve a encarnar a Wolverine (Lobezno) por sexta vez en esta segunda
entrega del spin off de la saga X Men sobre del famoso superhéroe mutante de
las garras de adamantio creado para el cómic por Stan Lee. Y es Jackman la
principal y única atracción en un filme con poca chicha que trata en vano de adquirir
respetabilidad y seriedad para el género de los superhéroes en su vertiente
cinematográfica con una historia enmarcada en un Japón con todos los tópicos
posibles y que intenta torpemente insertar retazos de historia de yakuzas,
intriga, y espionaje industrial para quedarse definitivamente con lo que el
espectador espera: combates y acción fantoche a tutiplén (y al situarse la
película en el país del Sol Naciente, artes marciales por un tubo)
El
otrora prometedor director James Mangold (Copland,
Inocencia Interrumpida) no logra dar solidez
a una historia que si bien se aleja ligeramente de los cánones de los
superhéroes Marvel al final no resulta más que un cruce entre las historias de
los cómics de dicha editorial y el sugerente mundo de la ficción científica
japonesa con unas pinceladas de cine de mafias (en este caso yakuzas) y algún
homenaje al pasado mítico guerrero japonés en forma de samurais y ninjas. El
peligro inminente de que Logan-Lobezno pierda su inmortalidad y sus
superpoderes ante la engañosa oferta de un anciano magnate japonés al que salvó
la vida en su juventud es el arranque de una película previsible y en escasas
ocasiones estimulante por culpa de un guión con continuos altibajos. Aunque hay
buenas escenas acción (un tanto salidas de madre) y Hugh Jackman se esfuerza
por derrochar carisma para dar cuerpo a un superhéroe peculiar y bastante
querido por los amantes de los héroes Marvel (como ya ha demostrado en los
anteriores filmes), un exceso de personajes secundarios, innecesarios insertos
oníricos para dar supuestamente profundidad dramática al personaje y una puesta
en escena torpe y desmañada consiguen aburrir al espectador en momentos calves
cuando la historia parece que comienza a remontar vuelo. Al final, una
sensación de hastío total envuelve la película y se desea que acabe cuanto
antes para que no ofrezca más despropósitos. Reservada solo para fans
incondicionales de Wolverine y de los X Men
TU Y YO (IO E TE)
***
y 1/2
Diez
años después de su último filme Bernardo Betolucci regresa de nuevo con un
filme de bajo presupuesto (como lo fue su penúltimo Soñadores) y sin ninguna presión ni la necesidad de demostrar nada
para un maestro como él. Una historia mínima donde apenas pasa nada y sin
estructura tradicional de planteamiento-nudo-desenlace es suficiente para hacer
un pequeño pero sugerente estudio psicológico de las relaciones entre dos seres
jóvenes e inadaptados, cada uno por diferentes circunstancias, que pese a vivir
realidades distintas cada uno en su propio mundo encontrarán puntos en común que
les unirán en una relación entrañable. Bonita e interesante película que sin
grandes alardes sabe sacar esencias humanistas poco vistas en las pantallas
últimamente y todo sin tontería no sensiblería con el sello del Bertolucci más
intimista pero insólitamente low cost e incluso algo modernizado.
Io e Te, basada en una novela de Nicolo Ammaniti, cuenta la
historia de Lorenzo (Jacopo Olmo Antinori) un adolescente de 14 años inseguro y
quemado por la mala relación de sus padres que en un acto de inocente rebeldía
decide no asistir a una excursión de varios días a la nieve con su colegio
recluyéndose en el sótano de su casa donde pretende hacer vida esos días a
espaldas de su ausente madre. La llegada por sorpresa de Olivia (Tea Falco) su
hermanastra de 25 años por parte de padre, provoca un pequeño cortocircuito en
su extraña forma de ver la vida en tanto que la joven arrastra problemas más
reales que aquellos que Lorenzo cree tener. Una historia muy bien sostenida con
apenas actores y un espacio físico reducido y omnipresente que fluye
perfectamente gracias al buen trabajo de sus dos jóvenes protagonistas. No
obstante, se hecha en falta que Bertolucci no haya sacado mayor partido a la
imponente y turbadora presencia de la bellísima Tea Falco y no se haya escorado
hacia listones eróticos tipo La Luna o incluso El Último Tango en París, películas del
propio director parmesano de las que este filme parece beber aunque sea de muy
refilón: tal vez que el protagonista sea un menor de edad desaconsejaba tal
vía. Al final, un mensaje positivo que deja buen sabor de boca. Un par de
curiosidades: en la película aparecen varias (excelentes) fotografías reales
tomadas por la propia Tea Falco, una chica realmente polifacética (modelo,
actriz, fotógrafa, artista) y cuyo personaje Olivia no es más que un trasunto
de ella misma; y en la banda sonora suena una poco oída versión en italiano del
Space Oddity de David Bowie que este
grabó también en 1969 con el título de Ragazzo
Solo, Ragazza Sola. Pero más allá de estas anécdotas está un nuevo acierto
de la mano maestra de una leyenda del cine.
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