La geografía ibérica
esta repleta de monumentos por doquier algunos muy antiguos y otros
relativamente nuevos. España siempre ha sido además un país que esto de las estatuas
monumentales para glorificar a fulanito o menganito siempre ha gustado más que
a un tonto una tiza. Calles, rotondas, plazas o parques en los últimos años han
sido testigos de la instalación de supuestas esculturas o estatuas que no son
más que abominables engendros denominados por algunos “obras de arte”. El listado
de monumentos-bodrio en España (casi siempre dentro de las coordenadas del arte
moderno) es interminable, pero con solo mostrar una muestra significativa y
genuina como la que aquí presentamos, uno puede hacerse a la idea del horror
que supone para la ciudadanía toparse (aunque solo sea una vez en la vida) con
tales despropósitos “artísticos”. He aquí a juicio de rayosc los monumentos más
horripilantes de España, aún habiéndonos dejado a muchos en lista de espera.
Monumento a Cela.
Padrón (A Coruña)
Comenzamos por riguroso orden geográfico de “lo primeros que
miras en el mapa de la península ibérica” por tierras galegas. En Padrón se
encuentra este monumento a su hijo (adoptivo) más ilustre, el escritor Camilo
José Cela. Inaugurado en 2004 y situado en el Paseo del Espolón de dicha
localidad coruñesa, el conjunto escultórico obra de Manuel Ferreiro Badía
consta de un pedestal en cuya parte más alta se encuentra una estatua sedente de
supuestamente de Don Camilo aunque bien podría tratarse del profesor Charles
Xavier, de un microcéfalo de Todd Browning o de un muñeco de ventrílocuo, tal
es el escaso parecido con Cela de esta efigie y el dudoso realismo de la
representación. Como se puede apreciar
en la foto, las dos esferas de piedra delante del erguido pedestal provocan
visto de frente el monumento un efecto visual que evoca inevitablemente a una
de las más firmes obsesiones del literato Premio Nobel, con lo que se puede
concluir que hasta cierto punto, el monumento le ha hecho justicia. Un claro
ejemplo de lo que ocurre cuando a la representación artística deficiente de un
personaje se le une un conjunto artístico sin nada de fuste: el esperpento
total
Paisaje Germinador.
Gijón
Con claras influencias del cine de terror tipo La Cosa o Alien se erige esta
escultura jodiendo un bello paisaje asturiano, concretamente en el parque del
cabo de San Lorenzo en Gijón. Esta
escultura, obra de Miguel Angel Lombardía, según alguna guía “Se abre a
cualquier lectura. Un ser de magma, un satélite espacial a punto de elevarse,
un dinosaurio destartalado y herido, un cíclope que ve mar a través de su único
ojo…” Humilde aportación: un botijo mal
hecho con tres patas. De todas formas, esta claro que a la gente esto de
interpretar el arte se la suda y que esta escultura le parece una bazofia con
el típico nombre rimbombante tratando de dar el pego de trascendencia. Puede
que parezca que, efectivamente, es algo que germina del suelo, pero al menos podía
ser algo más vistoso y no dar la sensación de que los hombres-excremento del
espacio exterior ya están aquí y han venido para quedarse. Aunque el artista
“permite acercarse” a la escultura de tres metros, cuanto mas de cerca se ve
mas bizarra parece esta presumible sobra de bronce mal fundido.
Monumento Cardenal
Herrera Oria. Santander
En Santander, una ciudad en donde las estatuas abundan como
setas y en donde te las puedes encontrar en los sitios mas insospechados (y
además las hay de todo tipo), se encuentra este curioso adefesio que pasa por
ser el monumento-estatua del Cardenal Ángel Herrera Oria (1886-1968).
Inaugurado en 1999 junto a la iglesia de Santa Lucía, desde el primer momento
suscitó las críticas por su lamentable apariencia estética. Lo cierto es que
ante nosotros no vemos a ningún cardenal, obispo ni sacerdote sino a una
apariencia semimonstruosa: un ser deforme de enorme cabezón, gigantescas
manotas, indumentaria indefinida y total aspecto de ogro devorador que bien
podía servir para cualquier tren fantasma de parque de atracciones. Se
desaconseja visitar la estatua por la noche, ya que el susto puede ser de
impresión. Siempre se piensa en cambiar la estatua por otra un poco menos
horrenda (¡hasta sus propios autores se arrepintieron y se ofrecieron a hacer
otra estatua!), pero el cardenal-ogro de momento sigue ahí, posiblemente
ahuyentando a adeptos y haciendo disminuir la asistencia media a los oficios
religiosos.
Hombre de Musgo. Béjar
(Salamanca)
¿Quién dijo que un monumento no podía ser divertido? Un
primer avistamiento Hombre de Musgo de Béjar provoca la risión sin límites y
durante tiempo indefinido. Ya pasado el
descojono, cuesta trabajo creerse que esto sea un monumento y no el típico
muñeco de cartón piedra para las fiestas del pueblo o un ninot de las Fallas.
Lo cierto que esta estatua de acero policromado que recuerda a una versión
gigante de figurita de juego de rol o estrategia (un orco, un troll, un gigante
con cachiporra en ristre) tiene su origen en una leyenda histórica que devino
en una tradición popular festejada en la localidad salamantina de Béjar. Según
se cuenta, en el siglo XII unos lugareños acabaron con la dominación árabe en
Béjar penetrando en la fortaleza desde el monte disfrazados de musgo. Basándose
en esto se celebra allí anualmente la fiesta de los hombres de musgo, en la que
el personal se disfraza con musgo. Y este monumento, instalado en 1987 obra de
Ricardo Martín Vázquez, es todo un impagable hallazgo con su mezcla de
naïfismo, arte popular, frikismo y esperpento. Seguro que muy apreciado por
roleros o amantes de la fantasía épica y también un favorito entre el público
infantil, este gigantesco muñeco de tres metros podría hacerle la competencia
al mítico Gigante Verde de los guisantes americano que, cágate, también tiene
su escultura colosal en USA. Pero nosotros nos quedamos con esta irrepetible
versión charra del Capitán Cavernícola (al loro con el insecto de la
cachiporra)
Patata. Amorebieta (Bizkaia)
Ya el nombre popular (que no el oficial, ya que esta obra no
lo tiene) no hace presagiar nada bueno. Y es que esta escultura abstracta de
Andrés Nagel que desde hace varios años viene provocando las pesadillas de los
conductores en la localidad vizcaina de Amorebieta- se encuentra en una rotonda
urbana- lleva acumulando polémicas y polémicas además de suscitar el horror
cuando es visionada. Este trípode con incierta forma ovoide, púas de erizo
y la inquietante protuberancia alargada
que se erige hasta el cielo además de ser horrorosa no para dar preocupaciones
y quebraderos de cabeza a las instancias municipales de Amorebieta, al poder
judicial y a su autor, quien se opone firmemente al traslado de ubicación de su
insigne obra, aunque el Tribunal Supremo haya dictaminado que este ente pueda
ser trasladado cuando así lo crea conveniente el ayuntamiento y deje así de
maldecir con su siniestra presencia el tránsito de los conductores. Ya se verá
lo que pasa con al patata caliente.
Escombro. Botorrita (Zaragoza)
Otra mierda (y nunca mejor dicho) muestra de arte-tomadura
de pelo con excusa de reciclaje y blablabla que por desgracia pueden ver muchos
viandantes que pasan por la A
2101 dirección Fuentetodos, pueblo natal de Goya. Hecho como su nombre indica
con escombros y residuos metálicos varios (una campana extractora, un deposito-bidón
puertas metálicas y hierros varios) eso si convenientemente pintarrajeados con
aerógrafo para ver si cuela. Dan ganas de llevar el conjunto escultórico a la
chatarra directamente, pero al loro, ¡que esto es “land art”! (arte integrado
en el paisaje aunque más bien lo desintegra con su extrema fealdad). Su autor,
Miguel Angel Arrudi, y el año en que se osó instalar, 1995.
Caballo. Alcudia (Mallorca)
En tierras mallorquinas se encuentra esta escultura colosal
de estilo inclasificable (podíamos decir naïf pero esto sería una afrenta para
los artistas naïf) con reminiscencias papirofléxicas o de diseño en dos minutos
de lo primero que a uno se le pase por la cabeza, en este caso un referente
zoológico con connotaciones evidentemente fálicas. Esta cosa, situada en una
rotonda- y que no hace demasiada justicia a una localidad bonita y monumental
como Alcudia- representa un caballo con las patas delanteras imposiblemente
levantadas para un bicho de su especie (diríase que se esta desperezando) y de
tal guisa saluda (o se pitorrea) a los incautos conductores que tratan de
acceder al puerto de Alcudia. Su autor, el italiano Aligi Sassu (1912-2000),
fue mejor pintor que escultor y con este equino no se lució mucho desde luego.
Gurruño. Valencia
Valencia y alrededores han sido invadidos en los últimos
años por un horrible ejército de monumentos de supuesto arte moderno. A esta
categoría pertenece estos amasijos de hierro oxidado sitos en una rotonda (lugar
preferente para instalar monumentos-engendros) valenciana. Poco he conseguido
saber de esta chatarra, por lo que agradecería información adicional. Eso si,
verla hace un daño colosal a la vista y al buen gusto.
Hombre del Rio. Córdoba
Otro genuino ejemplo de chorrez arística-conceptual en forma
de “escultura flotante”, haciendo el canelo en las aguas del Guadalquivir a su
paso por Córdoba. Esculpida en su mayor parte en poliéster y fibra de vidrio
(para que flote) por Rafael Cornejo y Francisco Marcos representa a un hombre
(o a un alien) flotando (o sentado) en el agua con sus piernas dobladas. La
figura de más de 2,5
metros de ancho y casi 2 de alto tiene una parte no
visible metálica que se encuentra bajo el agua y se encuentra anclada al fondo
del Guadalquivir. Su cosa es ser una escultura “dinámica” que gire y se mueva
por efecto de las corrientes y el viento. La actual es una segunda versión, ya
que la primera, hecha de corcho blanco e inaugurada en 2006 no daba más que
problemas al desprenderse de su anclaje a los diez días yéndose a tomar vientos
hasta otro punto y después de suscitar una polémica por su supuesto efecto
contaminante para el río. La figura actual de poliéster también ha dado guerra:
a finales de 2007 una crecida del Guadalquivir rompió el anclaje y nuestro
Hombre del Río se fue de nuevo a las chimbambas, quedándose varado y teniendo
que ser sustraído por los bomberos. ¿Por qué cuanto más absurda es una
escultura más problemas da?
Muñeco de nieve. Tenerife
La pregunta que todo el mundo se hace: ¿Qué pinta un muñeco
de nieve en Tenerife? Tal vez sea una representación frustrada de algo que los
canarios jamás podrán ver, pero tal ansia en modo alguno justificaría esta
total atrocidad que se encuentra en Santa Cruz de Tenerife. A saber: un colosal
hombre de nieve en tres partes (como un insecto maligno), sonrisa diabólica de
protuberancias negras, cacerola en al cabeza y una especie de escoba en mano
rige cual versión diabólica del Cristo Redentor de Corcovado, brazos abiertos
incluidos, el tránsito en la rotonda de turno, sin duda alguna inquietando a
conductores y paseantes ante una próxima muerte que esta criatura parece
representar. Esta perturbadora mezcla de escultura inocente e infantil y
presencia maligna fue realizada por el artista checo Jiri Deorg Dokoupil cuyo
legado en España no debería hacerle sentir orgulloso precisamente. Ni las
autoridades se preocupan en limpiar y mantener (en serio) al pretendidamente
blanquísimo y cándido muñeco de nieve tal es la aversión que provoca.
en mi isla si hay nieve.. pero el muñeco de marras es horrible y lo tengo frente a casa
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