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Empeñado
en demostrar que es un director competente, George Clooney, que ya dejó un
excelente sabor de boca con Buenas Noches
y Buena Suerte (2005) y Los Idus de
Marzo (2008),en esta ocasión no ha atinado con esta aventura bélica basada
en hechos reales cuyo mensaje de que el arte tiene que sobrevivir frente al
afán destructor del hombre si bien está muy bien expresado en esta mezcla de
drama, comedia, thriller y cine bélico no consigue ser la rampa de lanzamiento
que convierta a este en una buena película. Si en los dos filmes antes citados
el Clooney director había triunfado con un cine crítico y con bien elaboradas y
creíbles connotaciones sociopolíticas, esta incursión en un cine más del gusto
de los grandes estudios de Hollywood en lo que es su primera producción de gran
presupuesto es fallida: pese al interés de la historia y a un guión eficaz,
carece de garra y de elementos que satisfagan a diferentes tipos de espectador,
desde el que espera una convencional historia real de la II Guerra Mundial
hasta el que espera un intenso drama humano con trasfondo histórico pasando por
el que desea ver un emotivo y eficaz alegato a favor del arte como patrimonio e
la humanidad. Y defraudar a diferentes tipos de público equivale cuanto menos a
un claro fracaso.
Basada en una crónica histórica de Robert M. Edsel
y Bret Witter, se nos narra una olvidada misión que resultó fundamental para al
historia del arte: la protección por parte de un peculiar escuadrón formado por
artistas, profesores universitarios, arquitectos y expertos en arte de las
principales obras artísticas de Europa amenazadas por la apropiación indebida,
el saqueo y el robo por parte de el régimen nazi alemán, en los compases
finales de la II Guerra Mundial. El profesor y comandante Frank Stokes (George
Clooney) encabeza los Monuments Men, dispuestos a sacrificar todo por conservar
y recuperar obras de arte robadas por los nazis. Aunque el filme arranca bien y
mantiene el interés hasta aproximadamente la mitad del metraje con elementos de
espionaje e intriga (servidos principalmente por el personaje de la espía belga
interpretada por Cate Blanchet), la poca pasión de su propuesta no consigue dar
el relieve necesario a una historia que atesora buenos momentos y una correcta
puesta en escena para un filme de estas características. El estelar elenco que
interpreta a los Monuments Men pese a su esforzado trabajo no consigue
transmitir la credibilidad suficiente en su intento de retratar a unos
intelectuales y artistas metidos a militares por las circunstancias y tal vez
sea por la presencia de veteranos comediantes ochenteros como Bill Murray o
John Goodman, parece a veces una versión envejecida de El Pelotón Chiflado o los polis de Loca Academia. Por no hablar de un Matt Damon que pasa desapercibido.
Clooney, pese a todo, muestra buen oficio de director y seguramente en el
futuro nos sorprenda con una excelente película. Se espera con impaciencia su
mejor versión.
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