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Es
verdaderamente elogiable el buen hacer en el cine argentino en los últimos 15
años sobre todo teniendo en cuenta las perennes dificultades económicas de este
país, que de modo alguno han lastrado su creatividad cinematográfica. Pariendo
todos los años títulos interesantes y que son degustados por un público fiel en
la península ibérica, la cinematografía argentina no deja de sorprendernos con
estupendos directores, intérpretes e historias que sin ser necesariamente obras
maestras si transmiten una inmediatez y una facilidad narrativa que pronto
conecta con el espectador. En este caso concreto de Relatos Salvajes no nos encontramos con una película de diez ni con
una obra memorable, pero si con una cinta que al igual que con muchas otras
argentinas de los últimos tiempos debería de aprender el cine español, aunque
si que es cierto que en esta ocasión hay dinero español de por medio ya que
Pedro Almodóvar coproduce esta película a través de su productora El Deseo.
Dirigida por Damián Szifrón, director, productor y guionista que ha firmado importantes
éxitos del cine y la televisión argentina en lo que llevamos de siglo (Los Simuladores, Tiempo de Valientes, Hermanos
& Detectives) Relatos Salvajes
es un filme de segmentos independientes, concretamente seis episodios (el
primero bastante mas corto que el resto) cuyo denominador común es el humor
negro y el desenlace grotesco y absurdo. Comedia negra con insertos gore,
violencia, intriga y sobre una total mala uva en su faceta crítica social, ya
que todas las historias son impulsadas por una nada disimulada crítica a las
miserias de una sociedad occidental actual marcada por la crisis –que en el
caso de Argentina es más flagrante- y con un tirón de orejas a sus responsables
(políticos, empresarios, ricos) así como los aspectos más oscuros, irracionales
y absurdos de la condición humana emergen en toda su (salvaje) plenitud en esta
película en donde los protagonistas de cada episodio terminan por perder -en la
mayoría de los casos fortuita y/o fugazmente- toda cortapisa moral para
acometer auténticas barbaridades. Planteada desde el entretenimiento y desde
una inocente provocación Relatos Salvajes
se ve en todo momento con una sonrisa aunque lo que en realidad nos muestra es
una colección de vilezas perfectamente reconocibles llevadas a la caricatura y al extremo.
Un
vuelo comercial en el que todos los pasajeros descubren tener algo en común; un
bar de carretera que recibe la visita de un corrupto candidato a intendente
(alcalde); dos conductores a la greña en una carretera; un ciudadano ejemplar
enojado por una multa por aparcamiento y por la burocracia circundante; un
adolescente de buena familia que mata a una mujer con su coche ante la
desesperación de sus padres; y una boda en la que la novia descubre el secreto
de su futuro esposo. Venganzas, chantajes, explosiones, planes maquiavélicos,
muertes, sangre… pero sin perder el sentido del humor y el apunte costumbrista.
Con bastantes elementos del cine de Tarantino y alguna inspiración en los
dibujos animados (en el episodio de los conductores, principalmente), los Relatos de los inesperado de Roald
Dahl y todos las series televisivas de
episodios independientes de autor que en la historia del entretenimiento han
sido desde Alfred Hitchcock presenta
hasta Cuentos asombrosos de Steven
Spielberg, Relatos Salvajes sin ser
nada del otro jueves es una película entretenida, sólida, divertida y con un
inteligente mensaje. Muy buenos intérpretes con la creme de la escena
argentina, ya bien sea gente sobradamente conocida por estos lares (Ricardo
Darín, Leonardo Sbaraglia, Diego Peretti, Darío Grandinetti) y otros que aún no
lo son tanto (Nancy Duplaá, Julieta Zylberberg, Oscar Martínez, Erica Rivas, Diego
Velázquez, Rita Cortese) Un trabajo inteligente y efectivo.
En su epitafio (el de usted) van a escribir: "Fabulosa, pero nada del otro jueves" o bien, la variante: " Extraordinaria si bien ninguna obra maestra". Saludos, campeón.
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