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El
cine español le está cogiendo gustillo a las adaptaciones de cómics patrios
ahora que las pantallas están invadidas (y desde hace ya varios años) de
superhéroes norteamericanos nacidos de las viñetas echándose en falta en todo
este panorama más adaptaciones de cómics
europeos (francobelgas especialmente), cómic de culto, novelas gráficas o
historietas humorísticas. Las sugerencias serían interminables, y en lo que al
caso concreto del cómic español se refiere el catálogo de tebeos adaptables es
también sumamente rico. Zeta Cinema, división cinematográfica del todopoderoso
holding editorial y de prensa Grupo Zeta,
tras llevar a la pantalla a los clásicos de la mítica editorial Bruguera Mortadelo y Filemón y Zape y Zape (el Grupo Z
es propietario de Ediciones B, heredera de la desparecida Bruguera) acomete
ahora una de las creaciones más significativas del inclasificable Manolo
Vázquez (quien recordemos ya tuvo su propio biopic hace algunos años), la de
Anacleto, un agente secreto que nació en los 60 como una parodia de James Bond
y que inspiró sin duda al cambio producido en las aventuras de los Mortadela y
Filemón de Ibáñez a finales de los 60. Sus historietas autoconclusivas trufadas
de surrealismo y humor absurdo marca de la casa brugueriana difícilmente podían
dar origen a una película minimamente interesante, por lo que el director
Javier Ruiz Caldera (Spanish Movie, Tres bodas de más) ha optado por una
esperable y lógica adaptación libre de aquel filiforme personaje de smoking,
pajarita y tupé. El resultado es una comedia de acción a ratos entretenida, en
otras sumamente previsible y en general bastante poco convincente a causa de un
guión mínimo y una trama inexistente. Si Ruiz Caldera demostró en su anterior Tres bodas de más (2013) ser un director de comedias a tener en
cuenta en el futuro superando el lastre de la influencia-pastiche del humor
anglosajón fácil en sus primeros filmes, en esta nueva cinta da un paso atrás
ofreciendo una serie de dejavus temáticos y homenajes torpes, impostados y a
veces poco claros a diversas fuentes especialmente del cine de acción (cine de
artes marciales, el universo Misión:
Imposible, la referencia tarantiniana de rigor, y por supuesto la
franquicia 007) y de la comedia española (Berlanga, Almodóvar y Trueba cogidos
por los pelos)
Imanol Arias encarna a una revisión del personaje de Vázquez, un Anacleto de casi 60 años que se mete en un complicado embrollo cuando su archienemigo se fuga de la cárcel y amenaza con cargarse a su hijo Adolfo (Quim Gutiérrez) un treintañero que trabaja incompetentemente de segurata y que está superado por los problemas sentimentales con su novia Katia (Alexandra Jiménez). Una sucesión de situaciones y viñetas (nunca mejor dicho) malamente alambicadas y satinadas con los efectos especiales de rigor se suceden sin que aparezca una historia verdaderamente estimulante por ninguna parte. Es cierto que hay momentos francamente divertidos y que la química entre Arias y Gutiérrez funciona a las mil maravillas como cargadores del peso del filme con su interacción a lo buddy movie, pero en si la película no despega en ningún momento. Berto Romero y Rossy de Palma como secundarios hacen unas interpretaciones que no son ni más ni menos lo que exactamente se espera de ellos mismos mientras que el omnipresente Carlos Areces eso si encarna con buen hacer al villano cómico-patético de la función, que no es otro que un trasunto del propio creador de Anacleto, Vázquez (no hay que olvidar que el propio Areces es también dibujante). Veremos si Ruiz Caldera con su próxima adaptación de cómic, Súperlópez, tiene más suerte
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