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Hacía
falta que el últimamente omnipresente género cinematográfico de los superhéroes
tuviese por fin una película que marcase alguna diferencia -algo que las
adaptaciones de los superhéroes Marvel solamente han hecho a medias y en muy contadas
ocasiones (primera saga Spider-Man, primeros X- Men y Los Guardianes de la Galaxia) dentro de la
basta cinematografía de esa casa, mientras que DC, que se ha unido a la fiesta
del cine de gente en leotardos hace menos tiempo lo ha intentado con más
esmero, pero sin demasiado éxito (Batman Vs.
Superman)- y sin que se haya logrado
ninguna maravilla cinematográfica, la primera adaptación en largometraje de Wonder
Woman, la superheroína por excelencia creada en 1941 por el psicólogo y
guionista de cómic William Moulton Marson y que se fue uno de los primeros
personajes de ficción femeninos que contribuyeron activamente en el
empoderamiento de las mujeres en la sociedad occidental, resulta un filme de
fantasía, aventura y acción muy bien planteado gracias a una regurgitación tan
hábil como maquiavélica de diversos esquemas de la ficción de aventuras, y que
aunque con alguna concesión logra avanzar bastantes metros de lo esperable en
un filme de superhéroes. Y es que la editorial DC Comics tiene un legado de
personajes del tebeo que ha trascendido tanto el propio universo de las viñetas
(caso paradigmático, por supuesto, Superman y Batman) y que de hecho ha dado
más que interesantes momentos a la historia del séptimo arte (el Superman de Richard Donner de 1978 o los
Batman de Tim Burton de finales de
los 80 y principios de los 90) y por ello se ha espmerado en hacer una
adaptación de su tercera heroína en importancia como se merecía, aunque sin
llegar a los niveles- de tono bien diferente uno de otro- de las primeras
entregas de Superman y Batman: es precisamente el Superman de Richard
Donner una de las referencias claras de
este filme especialmente en los primeros compases del mismo en donde se ve
cierto paralelismo con los prólogos supermaneros en Krypton y Smallville, en lo
tocante a mostrar un entorno espacio-temporal y conceptual totalmente diferente
al resto del filme pero al mismo tiempo totalmente coherente en su temática con
lo que se ve después. Dirige aportando además su punto de vista femenino Patty
Jenkis, quien realiza un hábil trabajo conjuntado un cóctel tan heterogéneo
como acción, comedia, aventuras exóticas
retro, cine bélico, melodrama, historia de época, fantasía épica de espada y
por supuesto cine de superhéroes al uso elemento este último que a veces
desequilibra el conjunto hacia lo predecible, pero sin que se caiga en los
clichés cada vez más cansinos de películas de este tipo.
Planteada
como precuela de Batman Vs. Superman: el
Amanecer de la Justicia
(2016)- en donde la israelí Gal Gadot debutó en el rol de la Mujer Maravilla- y de la aún no
estrenada La Liga de la Justicia, se nos
cuenta las tribulaciones de Diana, amazona
princesa del reino perdido de Temiscira, una isla de amazonas de la antigua Grecia que durante milenios después
de la caída de los dioses del Olimpo sus habitantes esperan el momento de
vengar la muerte de Zeus en manos de Ares, el dios de la guerra. El destino de
Diana como la más poderosa amazona que debe destruir a Ares y ayudar a los
humanos a acabar con el odio y con las guerras se cumple cuando en 1916 a la paradisiaca
Temiscira llega el espía norteamericano al servicio de Reino Unido Steve Trevor
(Chris Pine) quien en plena Gran Guerra ha robado a los alemanes el libro de
fórmulas de un mortífero gas que puede cambiar el curso de la contienda. Esto
llevará a Diana al mundo de los mortales donde combatirá en el frente francés
de la Gran Guerra
al lado de la Triple
alianza utilizando su fuerza y agilidad sobrehumanas mientras busca a Ares para
aniquilarlo y trata de ayudar a la débil raza humana cuestionándose
continuamente los porqués de las contradicciones de los mortales y el extraño e
insignificante rol de las mujeres en el mundo “real”. Resulta un más que
interesante hallazgo el plantear las segunda parte del filme como una película
bélica y de espionaje (aunque en realidad no sea tal) con una recreación de la I Guerra Mundial que nada
tiene que envidiar a muchas películas bélicas de los últimos años y además con
una sensación de que se toma en serio a si misma como una película de aventuras
inteligente, con su tono camp y de cómic clásico (con alguna influencia también
de la serie Indiana Jones), pese que el guión en si tenga bastantes agujeros y
al final el climax de la lucha final entre Diana Prince-Wonder Woman y Ares sea
un poco más de lo mismo en escenas de este tipo aunque con su intríngulis más
de acción ochentera que actual. Gal Gadot, bellísima, está creíble como heroína
de acción y mujer concienciada de armas tomar y esperemos que no se encasille
en papeles de acción similares porque tiene bastante potencial dramático,
mientras que en el reaprto de secundarios nos encontramos con viejos
conocidos/as del calibre de Robin Wright, David Thewlis, Connie Nielsse, Ewen
Bremmer, Danny Houston o la española Elena Anaya como la Doctora Maru, una de las
villanas de la historia. Lo dicho, que estamos ante la mejor película de
superhéroes desde Batman (1989),
aunque al final tampoco eso equivalga a una obra maestra.
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