***
No se sabe si lo que se necesita para disfrutar de
esta película y captar todo su alcance es entrega (difícilmente con un
argumento tan granítico y una estética más bien gélida), perspicacia (es muy
difícil presumir la historia de la
historia al menos tal y como se nos presenta el final de la misma) o
sencillamente asumir desde el inicio que no conviene tomarse demasiado en serio
lo que se intuye un dramón psicológico con romance por medio, algo imposible
dada precisamente la citada naturaleza de la cinta. Lo cierto es que en esta
ocasión un cineasta tan dotado como François Ozon se ha permitido tomar ligeramente
el pelo al público o siendo más benévolos lo que ha hecho es adentrarse en el
thriller con fuertes connotaciones sexuales jugando a las apariencias con un el
siempre imponente desde el punto de vista narrativo final sorpresa e
inesperado, consiguiendo en todo momento una película más que convincente pero
que suscitará división de opiniones. El
Amante Doble se justifica tratando
de ser ante todo una película que juega con la inestabilidad mental de su
protagonista, la joven Chloe (Marine Vacht), una mujer de 25 años atormentada
por su frigidez sexual y por inquietantes molestias físicas cuyo destino se une
inesperadamente a de su psiquiatra Paul (Jeremie Renier) que termina siendo su
pareja pero sin que la situación de la chica no parezca mejorar demasiado.
Chloe busca equilibrio emocional, amor y sexo satisfactorio y en medio de ello
surge la figura del hermano gemelo extraviado de Louis (Renier de nuevo) un
joven también psiquiatra que es la antitesis de su hermano con quien no tiene
trato: altivo, narcisista. Déspota y salvajemente sexual frente a la prudencia
y el saber estar de su gemelo. Chloe decida iniciar una relación con Louis a
espaldas de su novio y a partir de allí surge un complicado y algo extravagante
juego narrativo -por lo poco que está explicado y por su escasamente lógico
discurrir- que parece desembocar en lo delirante detalles desconcertantes y
aparentemente absurdos y descontextualizados incluidos.
Ozon se ha querido apuntar al thriller dramático
erótico -son bastantes las escenas de sexo y es que ese elemento cumple un
papel central en la historia- con un
regusto claramente anglosajón pero sin renunciar a lo más genuino del cine de
intriga europeo y con ciertos elementos aparentemente patrimonio del cine
fantástico como el gore. Suenan las referencias de Paul Verhoeven, Brian de
Palma y sobre todo del David Cronemberg de obras como Inseparables donde el mundo gemelar estaba ligado a la sexualidad
más inquietante. Y es que aquí hay primeros planos médicos de vaginas,
relaciones sexuales peculiares y alguna escena onírica al respecto de turbadora
carga fantapsicológica. La historia esta vista con los ojos de su protagonista
pero realmente no llegamos a saber si esa visión es del todo la real, dadas las
características del personaje y el mundo en donde se ha metido. No obstante el
elemento psicológico e incluso el thriller no logran tener toda la consistencia
que debería tener por que el guión se empeña en irse por lo efectista y las
imágenes aparentemente impactantes
haciendo que los momentos finales del filme encajen muy mal con el ya de
por si lioso batiburrillo de lo que habíamos visto antes. Personajes como el
que encarna la veterana Jacqueline Bisset se antojan claves pero no dejan de
plantear preguntas que después de ver el filme no parecen hallar respuesta
fácil. No se si esta película precisara de otro visionado para ser comprendida
en su plenitud pero tal y como se percibe en su primer contacto es un filme tan
interesante y logrado como absurdamente sinuoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario