**
De la comedia italiana, tradicionalmente casi un
género en si misma, siempre se espera lo mismo: optimismo, costumbrismo muy
bien tratado, cierto histrionismo y algún rasgo típico de la idiosincrasia
transalpina: sería muy simplista quedarse sólo en eso, de hecho en los últimos
(pongamos treinta) años hemos asistido a un rango temático y estilístico en la
comedia italiana que desmonta cualquier prejuicio fácil sobre lo falsamente
repetitivo de este estilo en dicho país. No obstante películas como Lasciati andare demuestran que incluso
descartando los clichés más manidos de la comedia italiana a lo Comencini o a
lo Risi (o incluso a lo Fellini) y abrazando algunos estándares de la comedia
norteamericana o incluso europea de otros países es imposible librarse al cien
por cien - para bien, claro está- de esos encantadores rasgos que un día
pusieron a Italia a la cabeza de la evasión cinematográfica de Europa. Y
además, este inteligente aunque bastante irregular filme de Francesco Amato,
logra aunque raspandamente su cometido de entretener al público con una
historia tal vez no demasiado original pero si bien presentada y con su mensaje
de entendimiento intergeneracional y de aceptación de las limitaciones
personales bastante sugerente.
La presencia como protagonista del cada vez más grande
Toni Servillo (La Gran Belleza) es sin duda
lo que da interés y salto de calidad a un filme que sin él podía haber sido
otra cosa, el solito se come la película y hace entrañable el papel de Elia
Venezia, un psicoanalista de Roma de cerca de 60 años, judío y cada vez más
desencantado de su trabajo y de su vida que encuentra una nueva motivación con
su entrenadora personal para mejorar su (descuidada) condición física, la
treintañera española Claudia (Verónica Echegui), una mujer impetuosa, vitalista
y algo inconsciente que siempre parece esconder algo más. La desastrosa vida
personal de Elia, marcada por la convivencia forzosa con su ex mujer, parece ir
por otro rumbo pero pronto se dará cuenta que Claudia también tiene un
background bastante caótico que termina por afectarle de manera más bien
disparatada. Momentos hilarantes y diálogos ingeniosos se suceden en una
comedia sin grandes pretensiones y con escasos momentos memorables pero que se
deja ver, siempre con cierto engañoso tonillo a lo Woody Allen que el buen
hacer interpretativo de Servillo sabe llevar siempre a su terreno no cayendo en
el mero pastiche. Verónica Echegui, bastante internacional últimamente, sabe
llevar a su terreno su personaje con encanto pero sin grandes alardes. Una
lástima que el final del filme, bastante caótico y malamente caricaturesco
termina finalmente empañando muchos momentos de humor inteligente a lo largo
del extraje. Por lo demás, una película para amantes de la comedia optimista y
sobre todo de las genialidades interpretativas de Toni Servillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario