** y 1/2
Un
esfuerzo técnico muy bien llevado, que añadido al propósito de mostrar una
tremenda historia real de superación con difícil plasmación cinematográfica-
algo de lo que sale airoso este filme- fuerza las pretensiones del cine español,
aunque por desgracia los propósitos al final se quedan algo lejos del resultado
final. Y es que la odisea del surfista canario Álvaro Vizcaíno, que sufrió un
accidente en Fuerteventura que le mantuvo dos noches en un inaccesible acantilado
de la isla con varias fracturas y heridas y nada de alimento y logró sobrevivir
pese a las penurias era un material de primer orden para una interesante película,
pero las limitaciones espacio-temporales de la historia y su difícil sustrato
dramático al final no han ayudado a hacer un gran trabajo pese a todo el
esfuerzo invertido.
El
veterano Hugo Stuven, un viejo zorro de la televisión con una carrera fundamentalmente
en TVE que arranca a finales de los 60 en varios programas de todo tipo y que sólo
había dirigido un largometraje hasta la fech,a Anomalous (2012), consigue momentos sobrecogedores gracias a una
espectacular puesta en escena y un hilo narrativo coherente, todo ello ayudado
por un montaje dinámico aunque a veces demasiado “estilo DJ” y una fotografía
pulcra que capta magistralmente mar y playa sn obviar momentos submarinos. El
pero se encuentra en una cadencia demasiado televisiva y en una insuficiente y
algo confusa conjugación entre lo real y lo que le pasa por la cabeza al
atribulado protagonista con momentos oníricos mediocremente insertados y con
empacho de pretensiones: una pena, por que los momentos más veristas, filmados
al estilo casi documental logran atraer al espectador desbaratando todo por
unos añadidos de dudosa conveniencia. Con todo, el drama psicológico-filosófico
del protagonista ente una situación límite se esfuerza por aparecer poderoso- y
lo consigue- con momentos de cierta poesía aunque tal vez algo rutinaria. Alain
Hernández está más que correcto como Álvaro Vizcaíno y sabe sustentar todo el
filme con una interpretación de chapó convenientemente preparada. Aura Garrido
le secunda como su pareja, Ona, en un papel demasiado simbólico. Una lástima
que tal esfuerzo técnico y humano al final le haya faltado tan poco para ser
una estupenda película.
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