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El
cine español le va cogiendo el gustillo al cine de género con pretensiones y lo
cierto es que cada vez más surgen buenas películas dentro de estos parámetros,
aunque claro está estamos hablando precisamente de cintas de acción, thriller,
fantásticas o históricas, estilos que independientemente de que sean o no del
gusto del público mayoritario la crítica cada vez más los mira con desdén. En
esta ocasión, sin embargo, se ha apostado por una hibridación de géneros que ha
resultado original y sorprendentemente efectiva pese a ciertas irregularidades:
la crónica histórica española contemporánea con óptica de western, género este
último en el que su director, Alfonso Cortés-Cavanillas, adscribe este filme
pese a no estar obviamente ambientado en el far west sino en la postguerra
española. Partiendo de una estupenda novela gráfica de David Muñoz y Rayco
Pulido -la verdad que es una buena noticia que cada vez más el cine español
encuentre inspiración en el cómic patrio- se ha conseguido con Sordo una película que más allá de su
claro homenaje al spaghetti western y al cine de acción clásico funciona
perfectamente como reflexión sobre las angustias y contradicciones del ser
humano en una situación límite y como la lucha por al supervivencia no entiende
de moral ni de respeto a otros cuando la propia vida de uno está en juego.
La
historia de un maquis que en 1944 tras haber fracasado como miembro de la Operación reconquista se
refugia en el pirineo aragonés, sordo a causa de una explosión, armado con rifle
y perseguido por el ejercito franquista es presentada bajo ropajes estilísticos
no ya sólo del western sino también del cine bélico y de acción norteamericano:
además de cierto aliento a lo Sergio Leone se puede atisbar alguna
reminiscencia del cine sobre la guerra del Vietnam, y porque no y salvando las
distancias, de Acorralado, el primer
título de la saga Rambo. Pero que
nadie se asuste porque aquí el elemento ibérico- hasta en su aspecto más
costumbrista- está totalmente presente y sin él no se entendería, por
desgracia, una historia repleta de traición y cainismo, elementos por otra
parte bastante habituales en los western mas violentos y crepusculares y que en
este filme aparecen perfectamente insertados dentro de la idiosincrasia
histórica española. Anselmo (Asier
Etxandía demostrando de nuevo su increíble versatilidad) es un héroe trágico
que lucha por su vida en un entorno
salvaje y embrutecido hasta la naúsea, un aspecto excelentemente mostrado en la
película.
La
naturaleza y el mundo rural en la que se refugian y luchas los protagonistas es
un protagonista más de la historia, pero se hecha en falta que ese elemento no
se haya reforzado demasiado. Aitor Luna, como un capitán del ejército, es un
villano a machacamartillo que no termina de cuajar y la película lo nota como
también resulta insuficiente la indefinición de muchos personajes, destacando
eso si la peculiar mercenaria rusa Seergevich (Olimpia Melinte) un personaje
demasiado manierista y lleno de tópicos (muy de cómic) como para ser tomado en
serio así como el papel de la estupenda Marian Álvarez podía haber dado más de
si. Con todo, Sordo resulta una película entretenida y recomendable, pese a que
sus dosis de violencia a veces sean un tanto excesivas.
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