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La historia de maduración de las hermanas March ha
sido contada multitud de veces por lo que una nueva adaptación cinematográfica
debía de ofrecer algo nuevo y así ha sido. Greta Gerwig, actriz que con su
debut como directora con Lady Bird
(2017) consiguió la aclamación de la crítica con su agridulce historia sobre
las relaciones maternofiliales protagonizada por una nominada al Oscar Saoirse
Ronan, en su segundo filme vuelve al relato de empoderamiento juvenil femenino
con una revisión en clave reivindicativo-feminista del clásico inmortal de
Luisa May Alcott que tras su publicación en 1868 no solamente ha atrapado a
jóvenes lectores de todo el mundo sino que ha dado lugar a adaptaciones
cinematográficas- algunas de ellas tan interesantes como la de 1949 de Mervyn
LeRoy- y
televisivas que han mantenido vivo el espíritu de inocente rebeldía
(siempre midiendo según el canon de la situación de la mujer en el s. XIX) de
aquellas muchachas adolescentes. Saoirse Ronan, cada vez más grande actriz,
repite con Gerwig y para ella es el goloso papel de Jo, la segunda de las
hermanas, encarnación de la joven rebelde e inconformista dentro de una familia
educada en las tradiciones burguesas decimonónicas norteamericanas y a la que
ahora se le añade un mensaje feminista que no desentona con el espíritu de la
historia- a la autora jamás se le ocurriría poner muchas de las sentencias
adelantadas a su tiempo de este personaje- y que además conecta el discurso de
la historia con una visón contemporánea
sin que nada chirríe. Ha sido un acierto enfocar el relato de esta
manera y además con una narración insólitamente no lineal basada en flashbacks
y que casi empieza con el final de la novela lo que sin duda aumenta su poder
narrativo. Porque esta nueva Mujercitas, sin ser una obra maestra es una
película de bastantes kilates.
Con una cuidada ambientación y una pictórica
fotografía del francés Yorick Le Saux, la película logra éxito a la hora de
aumentar aún más si cabe la importancia del personaje de Jo al hacerlo más
pivotal de lo que siempre ha sido como ejemplo de la ambición de una mujer
joven por alcanzar sus metas y sueños más allá de los obstáculos y estereotipos
que impone la sociedad de su tiempo. Sigue siendo no obstante una historia coral
donde el resto de hermanas no pierden excesivo protagonismo aunque se añore un
poco más de definición personal y en la trama: Emma Watson como Meg, Florence
Pugh como Amy y Eliza Scanlen como Beth (en esta versión Beth es la hermana
pequeña) cumplen y con creces secundadas por Laura Dern (Marmee March), Chris
Cooper (Sr. Lawrence), James Norton (John Brooke), Meryl Streep (Tía March) y
ese otro joven valor en alza que es Timothée Chalamet como el díscolo Laurie.
Pero sin duda Saoirse Ronan es lo mejor de la función con una interpretación
completa, desgarrada y emotiva que deja una vez más patente lo mucho que vale
esta estupenda actriz. Y sigue valiendo hoy día un clásico que siempre perdurará.
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