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No ha salido muy bien este a priori interesante experimento
narrativo planteado por el debutante en largometraje Guillermo Benet que a
partir de un corto suyo de 2018
ha desarrollado una película que jugando desde la
multiplicidad de puntos de vista sobre un mismo hecho y una temporalidad
alineal realiza un insuficiente tratado sobre la culpa y la dualidad cobardía/valentía.
Cierto es que el rodar casi todas las escenas cámara en mano casi de manera
subjetiva y formato de pantalla de móvil ya no son ninguna novedad en el cine
actual, pero además de ser siempre loable el esfuerzo por ofrecer algo
diferente tampoco debe caer en saco roto el montaje verista y cuasi televisivo que
hace que este filme en no poco momentos llegue a cotas interesantes ayudado por
su realismo, inmediatez y la credibilidad en sus diálogos. Con una pequeña
coartada de comentario social que en realidad no va a ninguna parte Los Inocentes
trata de conectar además con ciertos sectores de la juventud española actual -aunque
el arranque de su premisa se sitúa en algo en realidad tan transgeneracional
como es el movimiento Okupa- sin tampoco ofrecer nada digno mención más que la
caracterización y presentación de unos personajes eso si bastante bien
perfilados en la mayoría de los casos cuya variedad de roles en la película (más
sugeridos por sus silencios y omisiones en actos y diálogos que propiamente
explícitos) es uno de los mayores logros del filme, todo ayudado por unas
estupendas interpretaciones del joven y limitado en número reparto.
Una redada en un centro Okupa en mitad de un concierto es el detonante de la historia. En la persecución de la policía a algunos de los asistentes, los agentes se enfrentan con los jóvenes los cuales loes propinan pedradas llegando una de ellas a herir de gravedad a uno de los policías que termina muriendo. El primer personaje que aparece, interpretado por Pablo Gómez Pando, llega a su casa con la duda si ha sido él el autor de la pedrada mortal y en medio de la madrugada decide tranquilizarse y tratar de averiguar la verdad llamando y convocando a su casa a amigos y conocidos que has estado en los lugares de los hechos esa misma noche. Con saltos adelante y atrás en el tiempo y las mismas escenas con protagonistas diferentes la película resulta a ratos interesante y tensa pero en la mayoría del metraje se pierde por un manejo deficiente de los elementos más dramáticos y por cierta confusión en su desarrollo. La segunda mitad de la cinta se instala definitivamente en el tedio y no hace nada más que dar vueltas sobre si misma, una pena porque todo lo que prometía termina por irse al traste.
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