*** y 1/2
Aunque se sitúa en una despistante posición intermedia
entre la animación para adultos y la dirigida al público infantil, este largometraje
belga sale victorioso en su intento bastante arriesgado de ofrecer una enésima
nueva plasmación de la historia de Ana Frank, esta vez bajo un prisma más
contemporáneo y engarzado con la situación social europea actual. La fantasía
es el insólito recurso (en este contexto) con el que el director israelí Ari
Folman (Waltz with Basir) se aproxima
a la figura de la célebre joven holandesa de origen judío que narró en su menos
famoso diario las vicisitudes de ella y su familia ante el horror nazi en los
Países Bajos ocupados en la II Guerra Mundial, una apuesta que pese no estar exenta
de tópicos sobre todo para atraer al público más joven sale bien y ayuda a
reactualizar la historia contando además otra paralela (esta vez original). Folman,
ya asentándose en producciones internacionales, se postura como un director
todoterreno, original y siempre dispuesto a sorprender aunque este filme no sea
una obra maestra.
El no saber a ciencia cierta si estamos ante una película
para adultos o para el público familiar- se transita demasiado alegremente en
unos y otros momentos- es tal vez uno de los lastres de un filme que como
trabajo de animación cumple y con creces desde el aspecto técnico ofreciendo una experiencia
visual muy grata: mezcla de animación tradicional y por ordenador con algún
escenario de imagen real, movimientos y puesta en escena realistas, personajes e imágenes
estilizadas y limpias desde un concepto caricaturesco inspirado en el cómic
francobelga y la Línea Clara del noveno arte, escenarios bellos y trabajados y
en definitiva una pequeña y bella delicatessen formal. Se percibe también la
huella del Gerald Scarfe de Pink Floyd
The Wall cuando se muestra a los nazis y a diversos horrores varios y también
es perceptible cierta huella anime en su tono fantasioso y simbolista cortesía
de Hayao Miyazaki. El protagonismo en este filme cae en un personaje inventado
por la propia Frank, el de Kitty, la amiga imaginaria a la que dirigía las
entradas de su diario que toma la forma de una adolescente pelirroja que se materializa
desde las páginas del propio diario expuesto en el museo memorial de Ana Frank.
Kitty, que en flashbacks de la vida de Ana se le aparece a esta también de
forma material, se encuentra en 2022 sin saber que ha pasado con su amiga y
creadora y sin saber de que va este siglo XXI y decide robar el diario del museo
para encontrar pistas ayudada por Peter, un chaval de la calle, mientras es
perseguida por la policía de Ámsterdam como una adolescente ladrona loca. El
encuentro de Kitty con menores refugiados que viven un drama similar al de Ana,
hace comprender a la irreal muchacha que en realidad no muchas cosas han
cambiado en el mundo en ochenta años.
Las reflexiones de Ana Frank sobre la naturaleza humana, los momentos más memorables de la trágica historia los Frank o el legado actual de su testimonio y su significación en la historia universal como un ejemplo de intento de supervivencia frente a la sinrazón y la intolerancia aparecen en este filme que trata de abarcar todo lo que ha significado Ana Frank y su diario de una manera muy loable y emotiva sobre todo en su vertiente más poética pero también demasiado esquemática y por ello carente de la profundidad que requería la empresa siendo por ello meramente una introducción de Ana Frank a no iniciados y al público más joven. Con todo, estamos ante un estupendo filme animado que muestra como este medio es idóneo para expresar sentimientos, sensaciones y símbolos.
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