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Una grata sorpresa la de este filme semi independiente
norteamericano con el que debuta Michael Sarnoski, un nombre que habrá que
tener en cuenta en los próximos años y que ha firmado un trabajo sobrecogedor y
sólido, en sus propósitos de facturar un drama crudo, creíble y con mensaje sustentado
en alegorías y simbologías variadas. El contar con un cada vez más
desconcertantemente omnipresente Nicholas Cage- que parece por fin despojarse
del malditismo de estos últimos años- podía
llevar a cualquier resultado vistos antecedentes, pero un trabajo desgarrador y
profesional del intérprete (que podría ser objeto de nominación al Oscar) lo
que consigue es elevar aún más una película que deslumbra con su excelente guión,
obra del realizador.
Pig es la historia de un perdedor, de un desposeído que en una situación radicalmente diferente a la de su pasado de gloria lucha por recuperar lo poco que le queda ahora, lo único que el puede amar ahora. El mundo de la alta cocina y de los restaurantes de lujo es el contexto en el que se nos presenta este relato de lucha contra el destino y de la eterna confrontación entre perdedores y ganadores, entre el éxito y el fracaso. Robin Feld, un antiguo y prestigioso chef y restaurador que vive ahora retirado de la civilización y con escasos recursos como hombre de las montañas dedicado a la búsqueda de trufas para vender a restaurantes. El extraño robo de su cerda, con la que llevaba a cabo la búsqueda del hongo y que por lo tanto suponía su principal medio de subsistencia, lleva al protagonista a buscarla en la ciudad de Portland con la ayuda del joven Amir (Alex Wolff), su contacto actual con el exterior e hijo de un rico empresario antiguo cliente del restaurante de Rob. El pasado del protagonista y hechos trágicos de su vida comienzan a reaparecer al tiempo que todo se vuelve cada vez más pesadillesco y desesperado para él. Para contar esto se ha recurrido a un tono narrativo simbólico y con trampantojos pero al tiempo claro y rotundo que supone una auténtica maravilla con un manejo de la crudeza y de los momentos más oscuros sencillamente magistral gracias a un naturalismo totalmente ajeno a los golpes de efecto y a las convenciones de un drama convencional y comercial. Una pequeña joya que no debería pasar desapercibida.
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