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El
que en los últimos años pululan nuevos directores españoles dispuestos a hacer
un más que interesante cine de género con vocación internacional es un hecho
incontestable, y no solo eso, sino que además la mayor parte de las veces les
salen películas bastante sugerentes. Tal es el caso de Hijo de Caín, debut del
catalán forjado en el campo del corto Jesús Monllaó basado en la novela Querido Caín de Ignacio García-Valiño.
Es esta una película que cumple con creces los mandatos para hacer un buen
thriller y que además sabe resultar muy inquietante dentro de una sobriedad
formal y narrativa bastante acusada. El guión es sencillo solo en su
apariencia, ya que la película tiene bastante intríngulis gracias a diferentes
niveles de lectura y un mensaje final bastante desasosegante. Es un aplicado
ejercicio de estudio del mal en la adolescencia inadaptada a través de la
historia de Nico (soberbio debutante David Solans) un chaval de 15 años hijo
mayor de un matrimonio barcelonés de posición acomodada que además de mostrarse
incomunicativo y aislado manifiesta un comportamiento agresivo que deriva poco
a poco en lo psicopático. Solo el ajedrez parece ser su principal interés, y
así lo entiende Julio (Julio Manrique) el psicólogo que le trata y también
aficionado a este juego, que indagará con ahínco en al raíz del extraño
comportamiento del chaval pero eso no resultará nada fácil por variadas
circunstancias.
Con
un buen manejo de la intriga desde su vertiente más inquietante y psicológica,
la película pronto enseña sus cartas de estudio psicológico de una personalidad
desviada pero no se queda en eso y pronto deslizará el peso de la trama por el
drama familiar, aquel que enfrenta a Nico con un padre obsesivo, manejador y de
dual comportamiento (José Coronado, una vez más genial) y con una madre
atemorizada pero con bastante que esconder (María Molins), además de con el
tercer vértice que es el personaje de Julio. La historia se ha planteado según
el director como una partida de ajedrez y tal vez esa sea la clave para
entender algunos recovecos del guión que pueden resultar áridos o carentes de
sentido en un primer visionado: es esta una película que posiblemente haya de
ser vista más de una vez para entender su alcance, pero el primer contacto en absoluto
deja indiferente e insatisfecho al espectador. La trama se reserva interesantes
giros de guión y momentos muy bien presentados pero muchas veces presenta
altibajos fruto de una no muy completa composición de los personajes y un guión
a veces hermético que sin embargo triunfa en mostrar los lados más turbios
gracias a las omisiones y las preguntas sin respuesta que se quedan en el aire
al finalizar el filme. Aunque hay momentos duros, en absoluto resulta un filme
de visión incómoda y los amantes del thriller psicológico disfrutarán con los
momentos finales. Como uno de los peros más notables, decir que la película,
rodada originalmente en catalán y castellano, se ofrece en versión doblada y no
oímos por ejemplo la voz original del prometedor David Solans, aunque la voz de
Coronado se oiga todo el tiempo en sonido directo ya que rodó su personaje en
castellano. Un pequeño gran acierto del cine español que seguro tendrá su
recompensa en cuanto a su distribución internacional
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