lunes, junio 12, 2017

LA PROMESA (THE PROMISE)





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El genocidio del pueblo armenio bien merecía una película honesta y con hondura dramática como esta coproducción entre USA, España y Portugal, un muy bien  narrado filme histórico que si bien se escora demasiado al melodrama más convencional en ningún momento pierde la compostura que se le presupone a una buena película y cumple con creces su misión de ilustrar y denunciar una injusticia histórica. El norirlandés Terry George, director de Hotel Ruanda (2004) y guionista de En el nombre del Padre (1994), escribe y dirige con su habitual aplomo a la hora de contar dramas históricos una película que pese a varias irregularidades se impone en todo momento con un filme más que aceptable.
                                                                                                   
Ambientada en los albores de la I Guerra Mundial, la historia arranca en el sur de un decadente un joven armenio, Mikael (Oscar Isaac) desea viajar a Constantinopla, la capital del Imperio, para estudiar medicina en medio de de un ambiente prebélico con Imperio Otomano (en una zona más o menos equivalente a la actual Armenia) en donde los turcos otomanos dispuestos a apoyar a los alemanes en una más que posible contienda europea y ansiosos de aprovechar la confusión para quitarse de en medio a minorías históricamente molestas como los armenios.  En la capital turca, hospedado en la casa de sus tíos, conocerá a Ana (Charlotte Le Bon), una institutriz armenia residente en Paría y a un avispado periodista norteamericano, Chris Myers (Christian Bale). Con el estallido del la contienda en 1914, Mikael es testigo de los arrestos, las deportaciones y los asesinatos que los turcos acometen contra la minoría armenia y ve con horror como todo su mundo se tambalea y sus seres queridos sufren, al tiempo que trata de huir desesperadamente sin poder consolidar una relación con Ana, de la que está enamorado aún estando prometido en un matrimonio de conveniencia en su aldea natal. Situaciones de auténtica angustia presentadas con realismo y crudeza con más estilismo humanista que bélico se suceden en medio de una espectacular puesta en escena con una perfecta ambientación y vestuario y una suntuosa fotografía de Javier Aguirresarobe remarcando los bellos y áridos parajes naturales montañosos de Armenia y todo el encanto del Estambul-Contantinopla de principios del siglo XX. Los momentos de nudo en la garganta, que son varios, no son en absoluto gratuitos y lo que hacen es recalcar la hondura de una injusticia. La interpretación de Oscar Isaac es excelente y supera a la de un correcto Christian Bale, que aquí representa a la imposible imparcialidad internacional tornada necesariamente en horror ante lo observado. Decir que en el reparto se encuentran varios intérpretes españoles o afincados en España en papeles secundarios o episódicos como Alicia Borrachero (como la tía del protagonista, el papel más extenso para una actriz española), Daniel Jiménez-Cacho o Abel Folk, dentro de un reparto plagado de actores procedentes de oriente medio o de origen armenio, además de otros europeos como Jean Reno, que tiene un papel anecdótico. Para amantes de dramas históricos bien contados.

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