sábado, diciembre 30, 2023

FALLEN LEAVES

 




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Destrozando las convencionalidades de la comedia romántica. Si, el nuevo filme de Aki Kaurismäki además de situarse insólitamente (dentro de la filmografía del director) en dicho género obviamente no se queda solo allí y entre el esperpento, la sátira y la caricatura traza un filme sorprendente y lleno de momentos geniales que tampoco se aleja de las temáticas (miserias de la vida proletaria) y estéticas (parquedad de diálogos, puesta en escena gélida y minimalista) de Kaurismäki. El responsable de La chica de la fábrica de cerillas o Un hombre sin pasado vuelve a encandilar en su larga carrera con una nueva obra maestra de poco más de 80 minutos de duración, los necesarios para contar con todo lujo de detalle las idas y venidas de esta peculiar historia de amor entre dos perdedores de Helsinki con un tono y final sorprendentemente feliz pese a que toda la historia esta cruzada con un tono de ironía y cierta amargura que en realidad esta dispuesta para dar un tono manierista y en cierto modo burlesco.

Ansa (Alma Pöysti) una mujer de cuarentaitantos soltera pierde su trabajo en un supermercado y mientras prueba suerte con otros trabajos más o menos sacrificados y peor remunerados conoce en un karaoke a Holappa (Jussi Vatanen) un trabajador alcohólico, desaliñado y sin ilusión con el que comenzará una bizarra relación amorosa con intercambio de escasas frases, anodinas cenas, visionado en el cine de pelis de zombies, pérdida de numeros de teléfono...lo que se dice un antirromance. Pero la cosa pese a todo va saliendo, sin que ambos sujetos cambien sustancialmente su comportamiento (salvo que Holappa va dejando el alcohol) y dentro de un absurdo mundo donde todos los personajes parecen comportarse sin sentimiento mediante patrones preestablecidos y muestren cierto tono de amargura. La habilidad de Kaurismäki reside precisamente en que con tales mimbres- los dos protagonistas además están geniales no, lo siguiente- esta resulte una película entrañable, muy agradable de ver y con derroche de buen cine en todo momento. Escenarios urbanos y domésticos casi de decorado por su frialdad iconográfica, una fotografía entre luminosa y grisácea que da un aire más surreal que hiperrealista y en definitiva un realismo que de nuevo trata de retratar las vida de las clases trabajadoras pero esta vez vista desde una forma diferente todo dando cuerpo a una película con momentos muy divertidos, homenajes cinéfilos y toda la genialidad que se le supone a un gran cineasta como Aki Kaurismäki

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